
Los temores de que la inteligencia artificial esté destruyendo empleos no se confirman, al menos por ahora. Un nuevo análisis de Vanguard (mayor gestor de inversores en el mundo) concluye que los trabajos más expuestos a la automatización por IA no solo no están desapareciendo, sino que crecen más rápido que antes de la pandemia.
Según Vanguard, las ocupaciones con alta exposición a la inteligencia artificial —es decir, aquellas donde una mayor proporción de tareas podría ser automatizada— registraron un crecimiento del empleo del 1,7 % entre mediados de 2023 y mediados de 2025. Este ritmo supera al crecimiento observado en esas mismas ocupaciones antes de la pandemia, cuando el aumento fue del 1 % entre 2015 y 2019. En contraste, el resto de las ocupaciones mostró una desaceleración en la creación de empleo.
La investigación contradice advertencias recientes de líderes tecnológicos y algunos informes empresariales que alertan sobre la eliminación de puestos, especialmente de nivel inicial. Si bien existen señales puntuales de ajuste, los datos agregados muestran que la IA aún no está causando un daño generalizado en el mercado laboral.

“A grandes rasgos, no hemos visto pruebas de que los roles expuestos a la IA estén registrando menores niveles de empleo”, explicó Adam Schickling, economista sénior de Vanguard, en declaraciones a CNN. El especialista aclaró que el análisis evita comparar con los años 2020 a 2022, un período considerado atípico por las distorsiones que provocó la crisis sanitaria.
El estudio se centró en unas 140 ocupaciones consideradas especialmente vulnerables a la automatización. Entre ellas figuran empleados administrativos, mecanógrafos, asistentes de recursos humanos, auxiliares legales y científicos de datos. Se trata de trabajos con una alta proporción de horas dedicadas a tareas que los sistemas de IA podrían realizar con autonomía. En teoría, deberían ser los primeros en verse afectados por la expansión de esta tecnología.
Sin embargo, la reducción masiva de estos puestos no se ha materializado. Para Vanguard, esto no significa que la IA no represente un riesgo a largo plazo, sino que la tecnología todavía no está lo suficientemente madura como para reemplazar de forma amplia el trabajo humano.

El análisis también muestra un comportamiento similar en los salarios. Antes del covid-19, las ocupaciones altamente expuestas a la IA registraban un crecimiento real de los salarios —ajustado por inflación— de apenas 0,1 %. En el período posterior a la pandemia, ese ritmo se aceleró hasta el 3,8 %. En comparación, los empleos con menor exposición a la IA pasaron de un aumento salarial real del 0,5 % a solo 0,7 %.
Este dato resulta especialmente relevante porque, si la IA estuviera presionando negativamente al mercado laboral, esa dinámica debería reflejarse en los sueldos. “Si bien la IA puede haber comenzado a cambiar nuestros flujos de trabajo, su papel para explicar la reciente desaceleración del crecimiento del empleo está sobredimensionado”, señaló Vanguard en su informe.
Las conclusiones contrastan con advertencias recientes de algunos referentes del sector tecnológico. En mayo, el director ejecutivo de Anthropic, Dario Amodei, alertó que la IA podría eliminar hasta la mitad de los empleos de nivel inicial en trabajos de oficina, elevando el desempleo al 20 % en el corto plazo. “No podemos simplemente caminar dormidos hacia esto”, dijo entonces.

Incluso la Reserva Federal ha recogido señales de impacto en el empleo. El Beige Book de noviembre incluyó testimonios de empresas que indicaron haber reducido contrataciones o eliminado puestos iniciales gracias al uso de IA. Un fabricante, por ejemplo, logró reducir en 15 % su personal administrativo mediante herramientas de automatización.
Algunos líderes empresariales también relativizan el discurso más alarmista. Jeetu Patel, presidente de Cisco, sostuvo que dejar de contratar talento joven por culpa de la IA sería un error estratégico. “Rechazo la idea de que los humanos se volverán obsoletos en cinco años”, afirmó.
Para Schickling, una de las razones por las que la IA aún no desplaza masivamente empleos es que sigue teniendo limitaciones, como errores o “alucinaciones” en sus respuestas. No obstante, reconoce que habrá disrupciones y que algunas profesiones, incluidas las relacionadas con atención al cliente, análisis de datos o el ámbito legal, podrían enfrentar una menor demanda en el futuro.

Incluso los economistas no están exentos del riesgo. “Si los modelos continúan mejorando de forma exponencial, eso podría convertirse en una amenaza mayor para mí”, admitió Schickling. Por ahora, los datos sugieren que el impacto de la inteligencia artificial en el empleo es más gradual y complejo de lo que muchos temían.
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