Brendan Foody, el milmillonario de la IA que lleva tres años sin tener un día libre y sigue la cultura ‘996’

La rutina profesional del joven empresario constituye un contraste frente a los estereotipos que rodean a la Generación Z en el ámbito laboral

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Foody asegura que su relación
Foody asegura que su relación con el trabajo sufrió una transformación radical cuando dejó la universidad. (Composición Infobae: Cody Pickens para Forbes / Instagram/cfongphoto)

Brendan Foody, el joven de 22 años detrás de la plataforma de inteligencia artificial Mercor, se ha consolidado como el nuevo milmillonario más joven del mundo en el sector tecnológico. Su ascenso coincide con la irrupción de la Generación Z en Silicon Valley, donde las historias de éxito ahora tienen como protagonistas a fundadores de startups de IA.

Pero el camino de Foody hacia la cima no ha estado marcado por jornadas ligeras, sino que ha adoptado una disciplina de trabajo inspirada en la cultura ‘996’, comprometiéndose a largas horas y sacrificando cualquier día libre desde hace tres años, según ha detallado a Fortune.

El estilo de trabajo extremo de Brendan Foody en la industria de la IA

La rutina profesional de Brendan Foody constituye un contraste frente a los estereotipos que rodean a la Generación Z en el ámbito laboral. Junto a sus amigos Adarsh Hiremath y Surya Midha, cofundadores de Mercor y compañeros desde el equipo de debate del instituto, ha transformado una idea emergente en una de las startups de más rápido crecimiento en la revolución de la inteligencia artificial.

El camino de Foody hacia
El camino de Foody hacia la cima no ha estado marcado por jornadas ligeras. (thetwentyminutevc.com)

En menos de nueve meses, su empresa pasó a generar un millón de dólares en ingresos, trepando a una valoración de 10.000 millones tras una ronda de financiación millonaria liderada por Felicis Ventures. Forbes calcula que la participación de cada socio ronda el 22%, lo que sitúa su patrimonio en unos 2.200 millones de dólares con tan solo 22 años.

El caso de Foody desafía la idea común de que los jóvenes fundadores actuales buscan balance y flexibilidad por sobre el sacrificio. Según publicó Fortune, el modelo de jornada que sigue el integrante de la Generación Z recuerda a la política ‘996’ que impera en el ecosistema laboral chino: de 9 a 21 horas y seis días a la semana.

Esta consigna se ha instalado en algunas startups de Silicon Valley, desmintiendo que la generación más joven solo busca teletrabajo y horarios reducidos. El joven empresario ha afirmado que no ha tomado ni un solo día de vacaciones en los últimos años, y revela que la clave de su constancia extrema radica en el sentido de propósito que le brinda su proyecto. “Trabajamos mucho, he trabajado todos los días durante los últimos tres años”, afirmó al medio citado.

Así es el perfil de
Así es el perfil de Brendan Foody en LinkedIn. (Captura LinkedIn de Brendan Foody)

La pasión como motor y el efecto del trabajo constante en la motivación

Foody asegura que su relación con el trabajo sufrió una transformación radical cuando dejó la universidad para enfocar toda su energía en Mercor. El observa la diferencia entre el simple esfuerzo disciplinario y el compromiso que surge al sentirse parte de un proyecto inspirador. “La gente generalmente se agota, no solo por trabajar duro, sino por trabajar duro en algo que no les resulta tan satisfactorio ni enriquecedor”, sostuvo.

Según sus palabras, el trabajo dejó de convertirse en una obligación y pasó a ser pasión desde el momento en que visualizó los efectos concretos de su esfuerzo.

La experiencia de Foody recuerda a la de otros gigantes tecnológicos, como Bill Gates, quien en sus inicios vivió el trabajo de manera obsesiva. El joven de 22 años identifica una motivación particular cuando el resultado de las horas dedicadas es visible: “Creo que lo más importante es asegurarme siempre de ver el impacto de lo que hago, el retorno de la inversión (ROI) de la gran cantidad de tiempo que le dedico”, indicó.

Se cree que muchos jóvenes
Se cree que muchos jóvenes de la Generación Z en el sector tecnológico rehúyen la dedicación laboral, pero Foody ha demostrado lo contrario. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Para el hombre de negocios, el trabajo se transforma en una “obsesión” y su pensamiento continúa centrado en el proyecto aun cuando desconecta del entorno laboral.

Este fenómeno tiene respaldo en la ciencia, que identifica el “efecto gradiente de objetivo” como el responsable del impulso motivacional a partir de logros medibles a corto plazo. Cuando esa recompensa inmediata se acompaña de una riqueza multimillonaria, el efecto puede intensificarse.

El relato de Foody y sus cofundadores pone en cuestión los prejuicios extendidos sobre la Generación Z en el sector tecnológico. A pesar de la creencia popular de que los jóvenes rehúyen a la entrega laboral, algunos encuentran en su propósito personal y en la posibilidad de cambio global razones suficientes para sumarse a esquemas de exigencia extrema.