El colosal hallazgo de un robot en las profundidades del océano: su peso equivale a 250 millones de elefantes

La masa encontrada es parte de la cadena alimenticia marina y es vital para el equilibrio ecológico global

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Los sensores de los robots
Los sensores de los robots miden oxígeno, pH, clorofila y luz solar, revelando datos clave sobre la productividad del océano. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Un equipo canadiense de investigación logró identificar una masa biológica en el océano cuyo peso resulta tan colosal que es equivalente a 250 millones de elefantes. El descubrimiento, conseguido gracias a una sofisticada red de robots flotantes y sumergibles, será clave para entender el funcionamiento de la vida marina profunda, a la que es difícil de acceder.

Gracias a una flota de 903 flotadores autónomos, impulsados por inteligencia artificial y equipados con avanzados sensores, fue posible acceder a estos datos, que permiten dimensionar el rol de los organismos más diminutos e invisibles del planeta: el fitoplancton.

Qué hicieron los robots para realizar este hallazgo

La red internacional BGC-Argo (Biogeochemical-Argo) es el centro de esta exploración marina. Estos flotadores robóticos descienden a cientos de metros para trazar perfiles completos de la columna de agua y transmiten señales químicas y ópticas fundamentales para entender la composición y los ciclos vitales del océano.

Cada uno de estos robots está dotado de sensores dedicados a medir variables clave como la concentración de oxígeno, los niveles de pH, la cantidad de partículas en suspensión, la presencia de clorofila y la penetración de la luz solar bajo la superficie.

La red internacional BGC-Argo utiliza
La red internacional BGC-Argo utiliza 903 flotadores autónomos para mapear el fitoplancton y su impacto en la vida marina profunda. (UCSD)

Gracias a estas herramientas, es posible obtener una radiografía precisa del balance de oxígeno, la captación de carbono y las fluctuaciones en nutrientes que condicionan la productividad del océano.

Según el equipo de científicos canadienses, “esta medición convierte lo invisible en evidencia cuantificable, y nos obliga a recalibrar el papel del océano en el presupuesto global de carbono”. Así resume una de las investigadoras la trascendencia del hallazgo: contar con métricas sólidas transforma la intuición en estrategia efectiva para la gestión ambiental y climática.

Qué se encontró en las profundidades el océano

Los resultados arrojados por los flotadores robóticos fueron cerca de 346 millones de toneladas de fitoplancton, una cantidad similar al peso de 250 millones de elefantes. Estos organismos microscópicos, imperceptibles a simple vista, representan una de las mayores fuentes de biomasa del planeta, conformando la base de toda la cadena alimentaria marina.

A pesar de su tamaño diminuto, el fitoplancton aporta, según los datos recogidos, casi el 50% del oxígeno que se respira en la atmósfera. De este modo, los científicos los han denominado “los pulmones del mar”, pues además cumplen la función crítica de absorber calor y capturar grandes volúmenes de dióxido de carbono con su actividad fotosintética.

El fitoplancton genera casi el
El fitoplancton genera casi el 50% del oxígeno atmosférico y captura grandes volúmenes de dióxido de carbono, actuando como los pulmones del mar. (Imagen Ilustrativa Infobae)

La investigación revela que los satélites tradicionales apenas logran captar la mitad de estas actividades, puesto que no pueden penetrar a profundidades mayores ni detectar los cambios internos en tiempo real.

En cambio, la red BGC-Argo ha permitido cubrir lagunas históricas y ofrecer una imagen más veraz del papel que juegan los microorganismos en la regulación climática global.

Innovación tecnológica canadiense: más allá de la superficie

El salto tecnológico alcanzado por los robots marinos canadienses abre la puerta a una nueva era. Aurora-3, un sumergible autónomo desarrollado por el Canadian Marine Research Institute en colaboración con empresas tecnológicas privadas, se ha destacado por su capacidad para integrarse en misiones científicas multidisciplinares.

El sumergible Aurora-3 detecta una
El sumergible Aurora-3 detecta una placa oceánica ancestral de 2,5 quintillones de kilogramos a 300 kilómetros bajo el lecho marino. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Equipado con sonar avanzado y radar de penetración de suelo, Aurora-3 fue desplegado en un sector remoto del Pacífico, donde detectó anomalías sísmicas y gravitacionales indicando la presencia de una masa enterrada a casi 300 kilómetros debajo del lecho marino.

Las investigaciones subsiguientes confirmaron que no se trataba ni de un bloque de metal ni de montañas sumergidas, sino de una gigantesca placa de corteza oceánica ancestral sumida en el manto terrestre, probablemente originada de la antigua placa Farallón. El peso estimado de esta colosal masa cercana a 2,5 quintillones de kilogramos representa un nuevo hito para la geología y amplía las fronteras del conocimiento sobre los procesos tectónicos y la dinámica interna del planeta.