
Neuralink, la compañía de interfaces cerebro-computadora creada por Elon Musk, ha alcanzado un nuevo hito al anunciar que ya son 12 las personas implantadas con sus dispositivos cerebrales en diferentes países, acumulando colectivamente más de 15.000 horas de actividad con la tecnología.
El avance refleja un progreso constante en las pruebas clínicas, incrementando notablemente el número de usuarios activos respecto a meses anteriores, y posiciona a la empresa en el centro del debate sobre la integración entre el cerebro humano y la inteligencia artificial.
Cómo ha evolucionado la implantación de interfaces cerebrales de Neuralink
En julio de 2025, Neuralink comunicó que siete personas con parálisis severa ya utilizaban su tecnología de implante cerebral. Ahora, la cifra sube a 12 pacientes procedentes de distintos países, quienes suman más de 2.000 días de uso de forma conjunta, lo que equivale a cerca de 15.000 horas de funcionamiento real de los dispositivos.

Esta ampliación en la base de usuarios subraya la rápida progresión de los ensayos clínicos y el creciente potencial de aplicación de esta tecnología para pacientes que necesitan soluciones avanzadas de accesibilidad neurológica.
El desarrollo de Neuralink ha estado marcado por significativos retos regulatorios y técnicos. En 2022, la empresa solicitó la aprobación de la FDA para iniciar las pruebas en humanos, pero enfrentó inicialmente un rechazo por preocupaciones sobre la seguridad de la batería de litio, la posibilidad de desplazamiento de los cables del implante dentro del cerebro y la incertidumbre en la extracción segura del dispositivo.
No fue sino hasta mayo de 2023 que la FDA otorgó luz verde al primer ensayo clínico en humanos. El primer implante cerebral en una persona se realizó en enero del año pasado, según confirmó Elon Musk.

El paciente se recuperó satisfactoriamente y pudo controlar el cursor de un ordenador tan solo con sus pensamientos. Posteriormente, Neuralink recibió permiso para efectuar un segundo implante, cuyo usuario logró utilizar el chip cerebral junto a un dispositivo externo para interactuar con aplicaciones de entretenimiento, incluso jugando a Counter-Strike.
Cuáles son los desafíos éticos y científicos que enfrenta Neuralink
El camino hacia la consolidación de los implantes cerebrales de Neuralink no ha estado exento de controversia. La empresa ha recibido severas críticas por la elevada mortalidad registrada en las pruebas con animales, acompañada de acusaciones sobre experimentos apresurados con el objetivo de cumplir los cronogramas internos de desarrollo.
Estos antecedentes han provocado cuestionamientos a la empresa y han abierto el debate sobre los límites en la experimentación biomédica para acelerar la innovación tecnológica.
A su vez, la comunidad de expertos en ética ha planteado preocupaciones relacionadas con el uso y la expansión de estas interfaces cerebro-computadora. Entre las advertencias más señaladas figuran los riesgos en materia de privacidad, la seguridad de los datos neuronales dictados por el implante y el peligro potencial de usos indebidos de la tecnología.

Las voces críticas instan a establecer controles y regulaciones estrictas antes de que la implantación se amplíe considerablemente.
El caso de Neuralink representa el avance más visible en el universo de las neurotecnologías de interfaz directa con el cerebro, pero también plantea preguntas sobre hasta dónde debe llegar la convergencia entre la ingeniería y la mente humana.
Por el momento, la compañía continúa expandiendo el alcance de sus dispositivos y sumando experiencia en la vida real, mientras se mantienen abiertos los debates científicos y éticos sobre el futuro de este tipo de innovación.

Cómo funciona el implante cerebral que conecta el cerebro con dispositivos electrónicos
Neuralink es una empresa estadounidense dedicada al desarrollo de interfaces cerebro-computadora. El sistema consiste en un dispositivo implantable que utiliza microelectrodos flexibles para registrar y estimular la actividad neuronal. La instalación del implante se realiza mediante una cirugía robótica, lo que permite una colocación precisa de los hilos flexibles en regiones específicas del cerebro.
Una vez colocado, el implante de Neuralink puede leer las señales eléctricas generadas por las neuronas y transmitirlas de manera inalámbrica a un dispositivo externo, como una computadora o un teléfono inteligente. Esto permite que el usuario controle dispositivos electrónicos mediante el pensamiento.
Además, el sistema tiene la capacidad de enviar estímulos eléctricos al cerebro, lo que abre la puerta a tratamientos para afecciones neurológicas como la parálisis y enfermedades neurodegenerativas.
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