Seis situaciones y hábitos que dañarán el router WiFi en casa

El entorno ideal para un dispositivo como estos es un espacio seco, ventilado y alejado de fuentes de calor y humedad

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Las variaciones eléctricas y los
Las variaciones eléctricas y los picos de corriente pueden dañar irreversiblemente los routers WiFi. (Imagen Ilustrativa Infobae)

El buen funcionamiento de un router WiFi no solo se debe pensar para que emita una mejor señal de internet, sino también porque su vida útil puede acortarse y directamente dañarse, dejando de funcionar o haciéndolo de mala manera.

Por eso es clave identificar los factores más comunes que afectan negativamente a estos aparatos, para evitar gastos inesperados e interrupciones en la red del hogar.

Qué puede dañar un router WiFi

  • El peligro del sobrecalentamiento y la mala ventilación

Uno de los principales enemigos que enfrenta cualquier router WiFi es el sobrecalentamiento. Al igual que una computadora, el router contiene procesador, memoria RAM y otros componentes que generan calor durante su uso. Muchos modelos, especialmente los más sencillos, dependen totalmente de la ventilación pasiva, con ranuras que permiten la circulación del aire para disipar el calor acumulado.

Cuando estas ranuras se bloquean por polvo o el entorno carece de suficiente flujo de aire, la temperatura interna del aparato asciende peligrosamente. Los routers ubicados cerca de muebles, paredes o dentro de armarios sin ventilación sufren más estos efectos.

El uso intensivo y la
El uso intensivo y la saturación constante deterioran los componentes de los routers domésticos. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Además, si el dispositivo se encuentra en una zona donde la temperatura ambiente es elevada, los riesgos aumentan. El sobrecalentamiento puede provocar desde fallas intermitentes hasta un daño irreversible del hardware.

  • Impacto de las variaciones eléctricas y los picos de corriente

Otra causa recurrente de fallos en routers WiFi es la inestabilidad eléctrica. Las subidas bruscas de tensión, conocidas como picos de corriente, pueden descomponer los delicados circuitos internos del router en cuestión de segundos. Los cortes de energía frecuentes también afectan a largo plazo, desgastando los componentes electrónicos, y pueden causar que el dispositivo no arranque posteriormente.

El uso de regletas con protección contra sobretensiones ofrece una primera defensa básica, pero en zonas con frecuentes fallas eléctricas, la utilización de baterías de respaldo específicas, lo que añade una capa adicional de resguardo y permite que el router se mantenga operativo incluso durante apagones prolongados.

Así, se evitan fallas repentinas y se prolonga la vida útil del equipo frente a entornos eléctricos hostiles.

La ubicación inadecuada del router,
La ubicación inadecuada del router, como la exposición al sol o la humedad, afecta su funcionamiento y vida útil. (Imagen ilustrativa Infobae)
  • Exceso de uso y saturación

El ritmo de consumo de datos en los hogares modernos puede poner a prueba incluso a los routers más robustos. Tráfico constante durante muchas horas al día, como transferencias de archivos masivas, uso intensivo de videojuegos en línea o transmisión simultánea de contenido en alta definición, somete al equipo a un esfuerzo sostenido.

Este uso intensivo lleva al aumento de la temperatura y a la fatiga de los componentes, sobre todo en modelos pensados para un uso doméstico básico.

La saturación permanente genera un deterioro paulatino, ya que los routers convencionales no están diseñados para operar bajo una carga alta las 24 horas. Equipos de gama alta con sistemas de refrigeración avanzados toleran mejor este ritmo, pero los más económicos pueden experimentar caídas en la velocidad, reinicios inesperados o pérdidas constantes de la señal WiFi.

  • Ubicación inadecuada

Seleccionar un buen lugar para el router es una decisión que va mucho más allá de la simple comodidad o estética. La exposición directa al sol puede ser fatal para estos dispositivos, ya que suma calor adicional al que se genera durante el funcionamiento.

Invertir en routers de calidad
Invertir en routers de calidad prolonga la vida útil y mejora el rendimiento de la red doméstica. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Además, la humedad es otro factor que atenta contra la integridad del router; ambientes húmedos aceleran la corrosión interna y la aparición de fallas.

Por otro lado, ubicar el router en lugares cerrados, junto a otros aparatos electrónicos o cerca de fuentes de calor, favorece el aumento de la temperatura y la acumulación de polvo en las salidas de ventilación. El entorno ideal para un router es un espacio seco, ventilado, alejado de ventanas, radiadores y electrodomésticos que puedan influir negativamente en su funcionamiento.

  • Consecuencias de optar por hardware de bajo costo

En ocasiones, el precio resulta determinante a la hora de comprar un router. Los modelos económicos pueden cubrir las necesidades básicas, pero suelen utilizar componentes menos robustos y cuentan con una vida útil limitada.

Los routers que suelen entregar los proveedores de servicios de internet como parte de su paquete inicial entran normalmente en esta categoría. El desgaste prematuro es habitual y la aparición de fallas recurrentes, reinicios y desconexiones indica que, en poco tiempo, será necesario reemplazarlos.

El entorno ideal para un
El entorno ideal para un router WiFi es un espacio seco, ventilado y alejado de fuentes de calor y humedad. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Por el contrario, invertir en equipos de mejor calidad y con componentes más duraderos no solo mejora el rendimiento en el día a día, sino que disminuye la probabilidad de averías y garantiza un soporte adecuado para múltiples dispositivos conectados.

  • Riesgos asociados a las modificaciones y experimentación

Los usuarios avanzados, con conocimientos técnicos, suelen experimentar con sus routers instalando firmware alternativos o realizando modificaciones para sacarles mayor provecho.

Si bien estas prácticas pueden desbloquear funciones adicionales y prolongar temporalmente la vida útil de equipos antiguos, alteran el diseño original del hardware.

Sin la modificación adecuada de los sistemas de enfriamiento o alimentación, el estrés adicional reduce drásticamente la durabilidad, multiplicando la probabilidad de fallos críticos. La experimentación puede estar justificada en equipos obsoletos, pero siempre implica el riesgo de una vida útil aún más corta.