Qué es la ‘teoría de la internet muerta’ y por qué Sam Altman está hablando de ella

La teoría surgió por primera vez alrededor de 2017, cuando usuarios de foros especializados detectaron que la web había cambiado su carácter

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Sam Altman, CEO de OpenAI,
Sam Altman, CEO de OpenAI, se pronunció en X sobre esta teoría. (YouTube Theo Von)

La ‘teoría de la internet muerta’ ha salido del debate marginal para instalarse en el centro de las discusiones sobre el futuro digital, especialmente después de que Sam Altman, director ejecutivo de OpenAI, manifestó públicamente cierto acuerdo con algunos de sus postulados.

¿De qué se trata?

El origen de la ‘Internet muerta’

La teoría surgió por primera vez alrededor de 2017, cuando usuarios de foros especializados detectaron que la web había cambiado su carácter: conversaciones auténticas y el intercambio espontáneo parecían dar paso a un flujo constante y homogéneo de contenidos repetitivos. Según los defensores de la hipótesis, la red “murió” en algún momento entre 2016 y 2017, coincidiendo con el auge de algoritmos avanzados y el despliegue masivo de inteligencia artificial en los principales servidores y plataformas sociales.

El temor sembrado por esta
El temor sembrado por esta teoría radica en al deshumanización de internet. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Los argumentos principales de la teoría plantean un escenario donde la mayoría de la interacción visible —publicaciones, comentarios, reseñas, debates— es generada automáticamente. El dominio de bots se traduce, en la práctica, en millones de mensajes creados por software para simular la actividad humana.

Esto se agrava con la irrupción de la inteligencia artificial generativa, capaz de producir artículos, videos e imágenes a gran escala, orientados muchas veces a optimizar el posicionamiento web o aumentar las ganancias publicitarias con mínimo esfuerzo. Así, el “ruido de fondo” digital terminaría por saturar las redes, desplazando la creatividad y la interacción humana genuina a los márgenes.

Un efecto colateral de este fenómeno es la pérdida de autenticidad: espacios antes repletos de participación real ahora parecen poblados por simulaciones algorítmicas que solo reproducen fórmulas y estereotipos. La web, de ser un ágora viva, se aproxima a una gigantesca máquina de contenido automático en la que resulta cada vez más difícil distinguir lo humano de lo sintético.

¿Qué dice Sam Altman sobre esta teoría?

Publicación de Sam Altman en
Publicación de Sam Altman en X (antes Twitter). (X)

El debate dio un giro inesperado cuando Sam Altman, creador del influyente chatbot ChatGPT y figura clave en OpenAI, publicó en la red social X un comentario que reavivó la discusión: “Nunca me tomé tan en serio la teoría de la Internet muerta, pero parece que ahora sí que hay muchas cuentas de Twitter gestionadas por LLM”.

La frase de Altman —referida a los Large Language Models (LLM) que imitan el lenguaje humano— es especialmente significativa, ya que el propio OpenAI es uno de los motores que impulsaron la expansión de estos sistemas capaces de generar textos y respuestas casi indistinguibles de los usuarios reales.

Las repercusiones no se hicieron esperar: tanto seguidores como críticos señalaron el papel de las grandes tecnológicas en la situación actual de la web. Así, la discusión dejó de ser dominio exclusivo de foros conspirativos para encontrar eco en expertos y usuarios preocupados por la deshumanización de las plataformas digitales.

Sam Altman. (Sky News)
Sam Altman. (Sky News)

Resultados de consultoras en ciberseguridad han detectado que cerca de la mitad del tráfico global de internet podría ser generado por bots, aunque no todos obedecen a intenciones maliciosas. A pesar de que no existe evidencia definitiva de que la mayoría de la web esté “muerta”, la proliferación de cuentas falsas, automatismos y contenido generado por IA pone en entredicho la autenticidad de muchas interacciones digitales.

Frente a esta situación, cada vez es más difícil para los usuarios identificar si están hablando con una persona o con un algoritmo —especialmente en plataformas donde no se transparenta el origen de los mensajes—. Esto plantea desafíos no solo técnicos, sino éticos y filosóficos: ¿cómo proteger la creatividad y la comunicación genuina en un entorno donde la simulación nunca deja de crecer?

En definitiva, la creciente atención sobre la ‘teoría de la internet muerta’, impulsada por las declaraciones de Altman y la masificación de la IA, marca un punto de inflexión en la discusión sobre el futuro de la autenticidad en la web. Lo que antes se relegaba al terreno de la conspiración, hoy funciona como alerta y llamada a la reflexión: mantener la vitalidad y humanidad en Internet quizás se ha vuelto uno de los mayores retos de la era digital.