F.02, un robot doméstico, incorporó la tarea de cargar un lavavajillas sin necesidad de crear un nuevo modelo de IA

La importancia de esta innovación radica en la capacidad del robot para adaptarse a las demandas del hogar real

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El modelo F.02 marca un
El modelo F.02 marca un hito al no depender de la intervención humana para ejecutar nuevas tareas. (Composición Infobae: Figure AI)

La idea de convivir con robots asistentes en el hogar ha dejado de ser simple fantasía para convertirse en una posibilidad tangible, impulsada por los desarrollos recientes en robótica humanoide. Figure AI destaca en este campo gracias al avance de su modelo F.02, un autómata capaz de asumir tareas domésticas cada vez más complejas.

Recientemente, este robot ha sido noticia por aprender a cargar un lavavajillas, ampliando sus funciones sin la necesidad de desarrollar un nuevo modelo de inteligencia artificial o modificar su hardware.

F.02, un robot doméstico, incorpora la tarea de cargar un lavavajillas

El modelo F.02 marca un hito al no depender de la intervención humana para ejecutar nuevas tareas, lo que lo diferencia de otros robots como Optimus de Tesla, que aún requiere asistencia en algunas funciones.

La actualización de sus funciones
La actualización de sus funciones se realiza simplemente integrando más información al sistema. (xataka.com)

F.02 acumula habilidades como doblar ropa, mover paquetes y, ahora, cargar correctamente un lavavajillas, todo gracias a la arquitectura de su sistema de inteligencia Vision Language Action (VLA). Este sistema interpreta instrucciones, toma decisiones y coordina movimientos autónomamente, basado en datos de entrenamiento adicionales, sin rediseñar el software ni el hardware.

La importancia de esta innovación radica en la capacidad del robot para adaptarse a las demandas del hogar real. Manipular platos, identificar objetos frágiles y organizar distintas vajillas plantea retos considerables para la robótica, pero F.02 resuelve estos problemas al aprender de nuevas experiencias y datos.

La actualización de sus funciones se realiza simplemente integrando más información al sistema, lo que abre la puerta a un futuro donde los robots domésticos se mantendrán útiles y versátiles mediante simples actualizaciones digitales.

El robot no requiere modificaciones
El robot no requiere modificaciones en su estructura para incorporar nuevas funciones. (Figure AI)

Qué características convierten al F.02 en un potencial aliado doméstico

El robot F.02 cuenta con dimensiones próximas a las de un adulto promedio, con una altura de 1,68 metros y un peso de 70 kilos. Es completamente eléctrico, ofrece una autonomía de hasta cinco horas por carga y puede cargar objetos de hasta 20 kilos, operaciones que ejecuta a una velocidad sostenida de 1,2 metros por segundo.

Estas especificaciones técnicas le permiten desenvolverse eficientemente en entornos domésticos y asumir tareas variadas.

A diferencia de otros modelos, la clave reside en su autonomía y su capacidad de aprendizaje mediante datos. No requiere modificaciones en su estructura para incorporar nuevas funciones, y se adapta a variables inesperadas, como diferentes tipos de lavavajillas, cargas irregulares o pequeños errores operativos.

Esta flexibilidad representa un salto en la robótica aplicada al hogar, allanando el camino para que futuros modelos también evolucionen sin necesidad de ser reemplazados.

(Imagen: Shutterstock)
(Imagen: Shutterstock)

El avance de Figure AI refuerza la tendencia a la actualización de capacidades mediante software, acercando la promesa de robots domésticos personalizables y realmente autónomos. El desarrollo de F.02 sugiere que la convivencia cotidiana con asistentes robóticos está más próxima de lo que se imaginaba, y que estos dispositivos pronto podrán adaptarse en tiempo real a las necesidades de los hogares modernos.

Cómo funcionan los robots

Los robots funcionan gracias a la combinación de componentes mecánicos, sensores, procesadores y software especializado. En primer lugar, los motores y articulaciones permiten el movimiento físico, mientras que los sensores recogen información sobre el entorno, como distancia, temperatura o presencia de objetos. Estos datos llegan al procesador central, que actúa como el “cerebro” del robot, interpretando la información y tomando decisiones en tiempo real.

El software, que puede incluir algoritmos de inteligencia artificial, guía la ejecución de tareas a partir de instrucciones programadas o mediante aprendizaje automático. Así, el robot puede adaptarse, planificar rutas, evitar obstáculos y cumplir diferentes tareas, desde acciones repetitivas en fábricas hasta tareas más complejas en el hogar. La integración de estos elementos permite a los robots interactuar y operar cada vez de forma más autónoma y eficiente.