
En muchos hogares, es común que la señal de WiFi no llegue con la misma intensidad a todas las habitaciones. Algunas zonas tienen buena conexión, mientras que en otras, navegar por internet se vuelve una experiencia lenta, inestable o con cortes frecuentes.
Aunque se suele culpar al proveedor de internet o a una supuesta “falla” en el módem, el problema muchas veces se resuelve con un simple cambio en la configuración del equipo, sin necesidad de adquirir dispositivos adicionales ni cambiar de plan.
Una de las principales causas de una mala conexión inalámbrica está relacionada con cómo está configurado el módem. Más allá de su ubicación física —que también es importante, ya que debe estar en un lugar alto, central y lejos de electrodomésticos como microondas o televisores—, hay un factor técnico que pasa desapercibido: los protocolos WiFi antiguos. Si están activados, pueden ralentizar toda la red.

¿Qué son los protocolos WiFi y por qué afectan la conexión?
Los protocolos WiFi son los estándares que determinan cómo se conectan los dispositivos a la red inalámbrica. Con el paso del tiempo, estos protocolos han evolucionado para ofrecer mayor velocidad, eficiencia y estabilidad. Entre los más conocidos están los antiguos 802.11a, 802.11b y 802.11g, y los más recientes: WiFi 4 (802.11n), WiFi 5 (802.11ac) y WiFi 6 (802.11ax).
El problema aparece cuando el módem mantiene activos los protocolos más antiguos. Esto suele hacerse por defecto, para garantizar la compatibilidad con equipos viejos que aún puedan estar en uso. Sin embargo, si algún dispositivo se conecta utilizando un protocolo obsoleto, toda la red se adapta a su velocidad más baja, afectando a los demás dispositivos conectados.
Este tipo de interferencia puede hacer que incluso los celulares, laptops o televisores inteligentes más modernos sufran ralentizaciones, cortes de conexión o problemas al reproducir contenido en streaming.

Cómo desactivar los protocolos antiguos desde el módem
Para resolver esta situación, basta con acceder al panel de configuración del módem desde cualquier navegador web. El proceso es sencillo y no requiere conocimientos técnicos avanzados.
- Ingresar al módem: En la barra del navegador, escribir una de las siguientes direcciones IP comunes:
192.168.0.1o192.168.1.1. Si no funciona, la IP exacta suele estar impresa en una etiqueta ubicada en el propio módem. - Usuario y contraseña: Introducir las credenciales de acceso, también disponibles en la etiqueta. Si fueron cambiadas anteriormente, se deben usar las actuales.
- Buscar la sección de red inalámbrica: En el panel, hay que buscar la configuración WiFi, que puede aparecer como “Wireless”, “Red inalámbrica” o similar. Dentro de este apartado se pueden gestionar tanto la banda de 2.4 GHz como la de 5 GHz.
- Desactivar protocolos antiguos: En la configuración de 2.4 GHz, se verá una lista de estándares habilitados. Se recomienda desmarcar 802.11b y 802.11g, dejando solo activas opciones como 802.11n o superiores.
- Guardar los cambios y reiniciar: Una vez realizada la modificación, se deben guardar los ajustes y reiniciar el módem para aplicar la nueva configuración.

Una mejora que no requiere inversión
Este ajuste técnico permite optimizar el funcionamiento de la red WiFi sin necesidad de gastar dinero ni contratar servicios adicionales. Al desactivar protocolos obsoletos, se mejora la eficiencia general de la red, se reducen las interferencias y se optimiza el uso del ancho de banda disponible.
Los beneficios son visibles especialmente al realizar tareas que requieren estabilidad, como videollamadas, clases virtuales, juegos en línea o la reproducción de contenido en alta definición.
Con solo unos minutos y un pequeño cambio, es posible mejorar la conectividad de toda la casa y aprovechar mejor el servicio contratado. En muchos casos, no se trata de tener más internet, sino de usar mejor el que ya se tiene.
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