Pizarras inteligentes: cómo utilizar estas herramientas como tecnología de asistencia en el aula

En aulas de todo el mundo, una transformación tecnológica avanza con paso firme: las pizarras inteligentes se consolidan como aliadas clave para la inclusión y el aprendizaje efectivo de estudiantes con capacidades diversas. Cada vez más colegios apuestan por la tecnología de asistencia, como las pantallas interactivas, para crear entornos educativos más cómodos, adaptativos y participativos.

Esta tendencia responde a la necesidad de ofrecer soluciones que permitan a todos los estudiantes —incluidos aquellos con discapacidades de aprendizaje, motricidad, trastornos de atención o en proceso de aprendizaje del inglés— acceder a una educación de calidad y sin barreras.

La decisión de incorporar tecnología de asistencia en el aula implica considerar múltiples factores, siendo el presupuesto uno de los más determinantes. Los recursos económicos de los centros educativos suelen ser limitados, lo que obliga a priorizar herramientas que ofrezcan el mayor número de funciones posibles y que puedan beneficiar a grupos amplios de estudiantes.

En este sentido, las pizarras inteligentes destacan por su carácter multipropósito. Permiten a los docentes diseñar actividades grupales, adaptar contenidos y facilitar la colaboración sin requerir una inversión desproporcionada. Además, la integración de estas herramientas en la dinámica diaria del aula resulta sencilla, ya que no exigen una reestructuración completa de los planes de clase existentes.

Las pizarras inteligentes, también conocidas como pizarras blancas interactivas, mantienen la apariencia de las tradicionales pizarras de borrado en seco, pero incorporan funcionalidades avanzadas que las diferencian radicalmente. Estos dispositivos pueden conectarse a tabletas, teléfonos inteligentes, ordenadores portátiles y de escritorio, lo que amplía las posibilidades de interacción y acceso a recursos digitales.

La superficie de la pizarra funciona como una pantalla táctil de gran tamaño, permitiendo escribir o dibujar tanto con un lápiz óptico como con el dedo. Algunos modelos admiten hasta 40 puntos de contacto simultáneos. Esta característica facilita la colaboración entre varios estudiantes al mismo tiempo, promoviendo el trabajo en equipo y la participación activa.

Entre las funciones técnicas más destacadas se encuentran la ampliación de texto, la posibilidad de resaltar o poner en negrita palabras clave, la integración de audio complementario y la opción de pantalla dividida. Esta última permite mostrar de manera simultánea diferentes tipos de contenido, como imágenes, videos y texto, adaptándose a los distintos estilos de aprendizaje presentes en el aula. Además, la función de anotación, siempre visible en la pantalla, permite a los usuarios tomar notas en cualquier momento, lo que incrementa la productividad y evita interrupciones innecesarias.

Uno de los principales aportes de las pizarras inteligentes es su capacidad para responder a las necesidades de estudiantes con discapacidades de aprendizaje, visuales, auditivas, motricidad fina o trastornos de atención como el TDAH.

Para los estudiantes con dificultades visuales, la posibilidad de agrandar, resaltar o modificar el formato del texto facilita la lectura y la comprensión. Los docentes pueden complementar las explicaciones con audio, permitiendo que los alumnos escuchen las lecciones en lugar de depender exclusivamente de la visión. Esta función resulta especialmente útil para quienes presentan dislexia u otras dificultades lectoras.

La opción de pantalla dividida y la integración de contenido visual y auditivo benefician a quienes aprenden mejor mediante la combinación de estímulos. La función de anotación, accesible en cualquier momento, permite a los estudiantes tomar notas sobre videos o imágenes sin interrumpir la actividad, lo que favorece la retención y el procesamiento de la información.

En el caso de estudiantes con dificultades de motricidad fina, la pizarra inteligente ofrece alternativas para la escritura: pueden utilizar el dedo, un lápiz óptico o incluso una pelota de tenis, adaptando la herramienta a sus capacidades. Además, la función de conversión de escritura a texto facilita la elaboración de tareas extensas para quienes no dominan el teclado, eliminando barreras y promoviendo la autonomía.

Para los alumnos con TDAH, la concentración en una sola pantalla ayuda a minimizar distracciones. La posibilidad de incorporar videos, gráficos y clips de sonido en las lecciones, de manera sencilla y rápida, contribuye a mantener el interés y la atención durante más tiempo.

Las pizarras inteligentes también se han convertido en un recurso valioso para la enseñanza de estudiantes de inglés (ELL, por sus siglas en inglés). Cuando un alumno no comprende el significado de una palabra, el docente puede utilizar la pizarra para mostrar imágenes y descripciones en tiempo real, facilitando la comprensión inmediata.

Entre las herramientas más innovadoras se encuentra 'Circle to Search con Google’, que permite buscar imágenes y palabras de manera instantánea. Al rodear un elemento en la pantalla, se despliegan recursos adicionales, como traducciones o definiciones, en una ventana emergente. Esta funcionalidad agiliza la resolución de dudas y enriquece el vocabulario de los estudiantes.

Además, los alumnos pueden acceder a lecciones de idiomas directamente en la pantalla y seguirlas en su idioma preferido, lo que favorece la inclusión y el progreso académico de quienes se encuentran en proceso de aprendizaje del inglés.