El teletrabajo ha provocado el auge de los ‘WFH Husband’ mientras más mujeres vuelven a la oficina

Las ocupaciones donde el trabajo remoto es factible suelen estar dominadas por hombres

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Tras la pandemia, la modalidad
Tras la pandemia, la modalidad del teletrabajo ha permanecido en varias empresas. (Gen Beta)

En los últimos años, la persistencia del trabajo dio lugar al fenómeno llamado WFH Husband (esposos que trabajan desde casa), una tendencia que ocurre de manera paralela al regreso obligado de muchas mujeres a las oficinas.

Tal como se observa en datos recientes, el teletrabajo no se distribuye de manera uniforme entre géneros: las ocupaciones donde el trabajo remoto es factible suelen estar dominadas por hombres, mientras que los empleos con mayor presencia femenina, como la sanidad, la educación primaria y secundaria, o el comercio minorista, generalmente requieren presencialidad.

Heejung Chung, socióloga de la Universidad de Kent, apunta que los sectores donde es posible el teletrabajo favorecen tradicionalmente los roles masculinos, lo que genera esta brecha. Además, incluso en aquellos sectores donde es viable el trabajo a distancia, las políticas empresariales están empujando en mayor medida a las mujeres a regresar a la oficina. Estas dinámicas replican patrones de desigualdad de género y plantean interrogantes sobre la división de responsabilidades en el hogar.

Mujer en oficina. (Imagen Ilustrativa
Mujer en oficina. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Sobrecarga de tareas domésticas

La cuestión de si estos esposos que trabajan desde casa asumen una mayor parte de las tareas domésticas recibe una respuesta poco alentadora. Según la Encuesta Británica de Actitudes Sociales de 2023, el 63% de las mujeres afirmó asumir más trabajo doméstico del que les corresponde, frente al 22% de los hombres que declaró lo mismo, y un 32% de los hombres admitió contribuir menos de lo que debería. Otra investigación de la Universidad Estatal de Ohio demostró que, aunque ambos cónyuges tienden a hacer más tareas domésticas cuando teletrabajan, las mujeres siguen llevando la mayor carga.

Chung, ahora profesora de trabajo y empleo en el King’s College de Londres, comenta que este patrón no surgió únicamente durante el confinamiento por COVID-19, período de normalización forzada del teletrabajo, sino que ha continuado tras la pandemia, cuando muchas mujeres han retomado la presencialidad laboral.

Antes de la pandemia, los hombres que teletrabajaban no solían asumir más tareas domésticas ni de cuidado infantil, mientras que aquellos a quienes se permitía salir a trabajar sí participaban algo más en el cuidado de los hijos en comparación con quienes permanecían en casa.

Un problema con origen en la crianza

La aparente falta de implicación de los esposos en las tareas del hogar no puede explicarse únicamente por la voluntad individual. Tom McClelland, profesor de filosofía en la Universidad de Cambridge, ha revisado más de 60 estudios que exploran la distribución de tareas en parejas heterosexuales y concluye que la raíz de esta asimetría se encuentra en la llamada “teoría de la asequibilidad”. Según esta aproximación, ciertos objetos y entornos envían señales o “invitaciones” diferentes según quien los observe, y el género incide directamente en la forma en que la persona percibe esas invitaciones.

Pareja discutiendo. (Imagen Ilustrativa Infobae)
Pareja discutiendo. (Imagen Ilustrativa Infobae)

McClelland explica que la crianza y el contexto social moldean las posibilidades que el entorno ofrece a cada individuo: las mujeres ven una pila de ropa como “algo que debe lavarse” o un lavavajillas como “algo para vaciar”, asociaciones que no siempre resultan igual de evidentes para los hombres.

Esto no se debe principalmente a instrucciones explícitas, sino a los modelos observados durante la infancia, que configuran el tipo de tareas que parecen “disponibles” o necesarias de ejecutar para cada uno. Incluso hombres criados en contextos menos tradicionales reportan que esta idea puede no encajar con su experiencia, lo que sugiere que las diferencias se construyen de maneras diversas aunque persistentes.

El fenómeno del WFH Husband pone de manifiesto cómo las estructuras laborales y familiares mantienen y reproducen desigualdades de género, incluso en contextos donde aparentemente se han flexibilizado los modelos y roles tradicionales. Aunque el teletrabajo podría facilitar una mayor corresponsabilidad doméstica, los datos muestran que el mero hecho de pasar más tiempo en casa no garantiza una participación equitativa en las tareas del hogar.