
En la historia de Apple hay un símbolo poco conocido, que fue parte importante del equipo de trabajo durante un tiempo, considerado como una mascota no oficial de la compañía y muy extravagante: Clarus, el perro-vaca.
Este personaje híbrido, mitad perro y mitad vaca, se convirtió en un símbolo oculto entre los empleados de la empresa. Sin embargo, la vuelta de Steve Jobs al mando supuso el final de su reinado como icono interno.
Cuál es el origen del perro-vaca de Apple
El origen de Clarus se remonta a los primeros años del Macintosh original. En 1982, Susan Kare, la diseñadora gráfica a cargo de muchos de los elementos visuales de la interfaz, fue convocada para idear las fuentes tipográficas del novedoso sistema.
Entre las fuentes que diseñó destaca Cairo, una tipografía “dingbats”, es decir, una fuente que combinaba caracteres alfanuméricos con símbolos gráficos. Fue allí, entre símbolos abstractos y geométricos, donde Kare incluyó un glifo especial: un animal de manchas negras cuya apariencia indefinida hizo que lo apodaran “dogcow”, o perro-vaca.

Inicialmente, Kare no tenía la intención de crear una mascota, pero aquel pequeño icono pixelado pronto atrajo la atención dentro de Apple. La presencia de Clarus en la fuente Cairo perduró hasta el lanzamiento de System 7.1 en 1992. Lejos de limitarse al ámbito tipográfico, el perro-vaca extendió su influencia a nuevas áreas del entorno Apple.
A mediados de los años ochenta, Apple buscaba expandirse en el emergente mercado de impresión digital con la llegada de la LaserWriter, una impresora que revolucionó la industria por su capacidad de conectar múltiples equipos en red.
Annette Wagner, diseñadora de la interfaz para estos dispositivos, recurrió a Clarus para ayudar a los usuarios a distinguir visualmente entre las diferentes opciones de impresión, mostrando al animal en diversas posiciones y orientaciones para indicar ajustes como el color y la alineación de la página.
Este uso lúdico convertía una tarea informática en una experiencia visualmente accesible y hasta divertida, lo que sirvió para consolidar a Clarus como emblema de la cultura interna de Apple. El “perro-vaca” trascendió la pantalla, inspirando esculturas en los jardines de la sede de Infinite Loop y protagonizando productos promocionales.

A finales de la década se podían encontrar bolsas, pegatinas, camisetas, acreditaciones e incluso instrucciones de diseño con la imagen de Clarus, especialmente entre los empleados y desarrolladores.
El misterio del nombre y su leyenda
La denominación oficial de Clarus y el término “dogcow” surgieron en 1987, cuando en una conversación informal entre los empleados Mark “The Red” Harlan y Scott “ZZ” Zimmerman, este último, responsable del soporte técnico de impresión, resolvió de manera jocosa la eterna duda sobre el origen del animal: “Es ambos, ¿ok? Es un ‘dogcow’“.
Zimmermann dio además vida al característico sonido de Clarus, conocido como “moof”, y se encargó de expandir la leyenda a través de documentos internos y notas técnicas.
Con los años, Clarus alcanzó el estatus de mito dentro de la comunidad de Apple, apareciendo ocasionalmente en aplicaciones como QuickTime, en demo reels multimedia y hasta en un peculiar Easter Egg del software 101 Dálmatas Print Studio incluido en algunos equipos.
Algunos usuarios incluso optaron por tatuarse la mascota, mientras que fanáticos lanzaban merchandising no oficial con su imagen, llegando a superar los 1.000 euros (alrededor de 1.100 dólares) en subastas digitales por relojes decorados con el singular animal.

Por qué Steve Jobs odiaba a Clarus
La década de 1990 trajo cambios radicales para Apple. La compañía atravesaba una delicada crisis financiera que derivó en el regreso de Steve Jobs en 1997. Al tomar el control, Jobs comenzó una reorganización total que incluyó la eliminación de productos y proyectos poco rentables o fallidos, como la consola Apple Pippin o la cámara QuickTake.
En ese mismo impulso por renovar la imagen y la estrategia de Apple, Jobs ordenó retirar toda referencia a Clarus.
Se eliminó la escultura de Infinite Loop, y los elementos gráficos con el perro-vaca fueron suprimidos de la interfaz de usuario y de la comunicación interna. Jobs buscaba dar un giro hacia el diseño sobrio y el enfoque innovador que marcaría la era moderna de Apple con el lanzamiento del iMac, el iPod y más adelante el iPhone.
La ausencia se hizo total en 2007, año en que el OS X 10.5 Leopard dejó de ser compatible con los entornos clásicos, condenando a Clarus. El “perro-vaca” desapareció oficialmente de la vida cotidiana de los usuarios, salvo por algunas menciones nostálgicas en documentos de desarrolladores o guiños en el merchandising underground.
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