“No estoy loca, quiero estar con Dios”: la ejecución de “La araña negra”, la asesina que veía en sus víctimas a su abuelo abusador
Aileen Wuornos terminó su vida cuando le administraron la inyección letal, el 9 de octubre de 2002; llevaba una década pidiendo que la mataran. Abandonada por sus padres, golpeada por su abuela y violada por su abuelo, entró y salió de la cárcel por delitos menores hasta que, en 1989, luego de un intento de violación, asesinó a siete hombres en menos de un año