El experimento de la cárcel de Stanford: un psicólogo perverso y una prisión ficticia que debió suspenderse por la violencia desatada
Liderada por el psicólogo Philip Zimbardo, fue una experiencia sobre la conducta humana, que involucró a estudiantes de 24 años divididos en dos grupos: guardiacárceles y presidiarios. El objetivo era encontrar una respuesta a un interrogante: si la bondad y la maldad son innatas, si por el contrario se forjan por presiones sociales, por conflictos internos o por un entorno determinado

El clamor por la cadena perpetua y la inercia de los vengadores
Una escena de “I... como Ícaro” y el experimento de la cárcel de Stanford, recobraron vigencia en la semana del veredicto en el juicio por el asesinato de Fernando Baez Sosa. Obediencia debida al punitismo mediático, un resumen posible

Qué nos puede enseñar el experimento de la “cárcel” de Stanford sobre el aislamiento por el coronavirus
En 1971, un equipo de investigación liderado por el psicólogo Philip Zimbardo, fabricó una “prisión” en los sótanos de la Universidad para hacer interactuar durante 15 días a 24 voluntarios, divididos en “presos” y “guardiacárceles”. La experiencia terminó de manera desastrosa, pero también permitió sacar conclusiones sobre qué puede suceder en situaciones inéditas como esta larga cuarentena
