El querido y respetado médico de familia que escondía a un monstruoso asesino serial
Harold Shipman era el médico de cabecera de centenares de familias en una pequeña ciudad inglesa. Nadie sospechó durante casi 25 años que ese afable doctor se convertiría en el mayor asesino en serie de la historia criminal de Gran Bretaña, matando a 235 personas, todos pacientes que confiaban en él y morían de una manera extraña