Viajó a Mar del Plata con amigos, comió camarones levantados en marea roja y la intoxicación lo dejó ciego y en silla de ruedas
Cuando tenía 22 años, Marcelo Sández fue de vacaciones a la Costa para celebrar el triunfo de Argentina en el Mundial ’78. Lo que empezó como una escapada festiva terminó en tragedia: una intoxicación lo dejó ciego, sin habla y sin poder caminar. Con el tiempo logró reinventarse: le volvió la voz, aprendió braille, a moverse con un bastón y hasta compitió en un mundial de vela para no videntes en Miami