El día que condenaron al “carnicero de Lyon”, el criminal de guerra nazi que torturaba niños para saber dónde se escondían sus padres
El 4 de julio de 1987, un tribunal francés sentenció a cadena perpetua a Klaus Barbie, el jefe de la Gestapo de Lyon, responsable de miles de deportaciones, asesinatos y torturas. Entre sus víctimas se contaban centenares de chicos, incluidos los de un hogar de la ciudad a los que envió a Auschwitz. Después de la guerra fue protegido por la inteligencia estadounidense que lo ayudó a escapar a Bolivia, donde vivió impune durante casi cuatro décadas, torturó para las dictaduras y se enriqueció con el comercio de armas
Marcel Marceau, el mimo heroico: el plan con el que salvó a 400 niños judíos de las garras del “Carnicero de Lyon”
Hijo de un carnicero judío que murió en el campo de exterminio de Auschwitz, cambió su verdadero apellido, Mangel, por Marceau y se incorporó a la Resistencia Francesa como falsificador de documentos. El plan que ideó en Lyon para sacar a cientos de niños judíos y llevarlos a Suiza y la creación de Bip, después de la guerra, el personaje que deslumbró al mundo
La captura de un sádico asesino nazi que tras décadas de estar escondido en Sudamérica cayó en la trampa de un periodista
Klaus Barbie, el jefe de la Gestapo en Lyon, que le gustaba ser temido y disfrutaba mostrarle a sus subalternos en los operativos la ferocidad con la que debían desempeñarse, fue responsable de más de 4000 asesinatos y 7000 deportaciones, además de la muerte de 44 niños judíos en un asilo. Aún así, logró escabullirse en tierras lejanas por la protección de agencias de inteligencia y dictaduras. El perfil alto que mantenía y la víctima que lo reconoció en las fotos de un diario limeño junto a ministros y empresarios
La salvaje tortura al líder de la resistencia francesa que murió en manos del brutal “carnicero” de Hitler
Hace 80 años, Jean Moulin sufría su martirio final: Klaus Barbie, el oficial de las SS de Adolf Hitler, lo había torturado durante 21 días. Rompió sus huesos, destrozó su piel, arrancó sus uñas, lo convirtió en un despojo humano para que hablara. El héroe murió en el tren que lo llevaba a Berlín sin dar un solo nombre