¿La infancia se encierra?: uno de cada tres niños ya no juega al aire libre al salir del colegio
Restricciones sociales, culturales y urbanas limitan el acceso de los menores a espacios seguros para el juego, afectando su desarrollo emocional y bienestar físico, según un estudio realizado en Reino Unido

Mariana Brussoni: “El juego arriesgado fortalece la autoestima y la tolerancia a la frustración en los chicos”
Frente al mandato de la supervisión adulta constante, la especialista de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) defiende los juegos que implican cierto riesgo físico e incertidumbre. Asegura que, en esas experiencias, los niños desarrollan habilidades emocionales y cognitivas y aprenden a gestionar los peligros reales
