Campos de internados en EEUU, 120 mil sospechosos de espionaje cautivos y la cicatriz de una herida en la Segunda Guerra Mundial
Entre 1924 y 1946, luego del ataque a Pearl Harbor, se crearon una serie de lugares de encierro para ciudadanos locales descendientes de japoneses en los Estados Unidos. Fueron los hijos del miedo y el prejuicio, y el único pecado que habían cometido era su ascendencia. Décadas después, les llegó el reconocimiento, la disculpa oficial y una compensación económica
