
El caso de la concesionaria Grupo Central podría convertirse en una de las mayores estafas de la historia reciente. La Justicia investiga más de 120 hechos, con víctimas que aseguraron que pagaron en el local de la organización ubicado en avenida Del Libertador sus autos 0KM, de marcas como Citröen y Chery, para nunca recibirlos.
Peor todavía: las víctimas aseguran que entregaban sus autos en parte de pago junto a depósitos en efectivo, para luego verlos revendidos o alquilados.
La empresaria Gladys Jezabel Pallone, cabeza de las tres sociedades detrás de la organización -que operó entre 2022 y fines 2024 bajo el nombre comercial de Automóviles Núñez, entro otros- fue procesada con prisión preventiva por la jueza Alejandra Provitola, acusada de ser la supuesta jefa de una asociación ilícita que cometió 124 casos de estafas y 82 hechos de desbaratamiento de derechos.
Luego, fue embargada por $3492 millones de pesos, una decisión confirmada la semana pasada por la Sala VII de la Cámara Criminal y Correccional, subrogada por los magistrados Juan Esteban Cicciaro y Rodolfo Pociello Argerich.
Hoy, Pallone -ex empleada de conocidas firmas del negocio de las concesionarias- está bajo arresto domiciliario, convertida en el blanco de intensos escraches en redes sociales y de protestas desde la entrada de su viejo local que fueron televisadas. Debe $68,9 millones en cheques sin fondo, de acuerdo a datos del Banco Central.
Su hijo, Alejandro Marcos Facchinetti, adeuda mucho más: $295 millones. Escrachado aún más que su madre en redes sociales, está preso bajo arresto domiciliario, procesado por las mismas acusaciones que su madre, embargado por el mismo monto. Su rol en esta historia es, al menos, llamativo.
Según un descargo realizado por su defensa, a cargo del estudio del eximio abogado penalista Christian Poletti, Pallone “llevaba el manejo económico y las operaciones de entrega” y Facchinetti, hoy de 25 años, “se encontraba abocado a la imagen comercial del emprendimiento”.
En rigor, Fachinetti se presentaba como “gerente superior de ventas” de Grupo Central, según su perfil de la red LinkedIn. Era mucho más que un gerente, de acuerdo a los papeles: desde 2022, se asoció a su madre en Central Libertador, Central Puerto Madero y Taller Central, las firmas centrales de la trama. Figura como ex empleado de Central Alcorta S.A. -antes llamada CheryPlanes S.A-, de la que también fue vicepresidente.

El 12 de noviembre último, el mismo día que la Sala VII confirmaba el procesamiento de varios de los acusados, el Juzgado Comercial N°22 decretó la quiebra de Central Alcorta.
Grupo Central aseguraba vender vehículos Citröen y Chery “de fábrica”. También tenía una excusa para no entregar lo que supuestamente prometía. La defensa “redujo las imputaciones formuladas a incumplimientos originados en factores externos “como la pandemia, dificultades de importación y el incumplimiento de sus propios proveedores”, asegura el fallo de la Cámara.

Los apoderados de las marcas realizaron presentaciones en el expediente: ambas desmintieron a Pallone y su grupo. Un abogado de Peugeot Citroën Argentina -que representa a la marca alemana en el país- aseveró que Pallone y su banda “no pertenecen a la red oficial de concesionarios ni tienen ni tuvieron jamás ningún tipo de vinculación con Citroën Argentina”.
Chery Argentina, por su parte, le inició una demanda por cese de uso de marca a Central Alcorta en septiembre de 2021. Sin embargo, Facchinetti y su mamá, de acuerdo a la imputación, lejos de frenar, recién comenzaban.
La causa investigada por Provitola y su equipo, exhaustiva como pocas en la historia reciente, relevó decenas de testimonios de damnificados. De ahí “emergió que tanto Pallone como Facchinetti intervenían en las operaciones, sea que recibieran el dinero entregado, vendieran los automóviles dados en forma de pago o recibieran a los damnificados ante sus quejas, y asumieran los supuestos compromisos de entrega de los vehículos”. En síntesis, el hijo de Pallone, de vez en cuando, ponía la cara para bicicletear a las víctimas.

En el procesamiento firmado por la jueza Provitola, de 678 páginas, el hijo de Gladys es mencionado 212 veces. Allí, la magistrada agregó que Pallone e hijo eran “quienes aperturaron como responsables las cuentas bancarias de la empresa y manejaban el flujo o caudal económico de la misma, con una única contabilidad entre las tres empresas”.
Por lo visto, Grupo Central era una operación familiar. Florencia Pallone, sobrina de Gladys, fue también procesada. Lo mismo Damián Andrés Camoia, pareja de Gladys, director suplente de la firma.
Provitola consideró en su procesamiento: “Palone, Facchinetti y Camoia eran quienes dirigían o administraban al personal completo que trabajaba para las sociedades, es decir, desde los administrativos hasta los vendedores, talleristas, personal de limpieza, abogados, o contactos, incluso, con los escribanos intervinientes en los negocios”.
Varios ex empleados que fueron imputados declararon en contra de Facchinetti: lo señalan dando órdenes en varios niveles del management de la organización.
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