El productor de “Justicia Divina” contó que intentó vender el documental en Los Ángeles y complicó a Makintach en el jury

Se trata de José Arnal, dueño de La Doble A. Dijo que la jueza sabía del film desde el principio, aunque aseguró que no estaba previsto que cobrara por el proyecto

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“Trabajo en la industria audiovisual, soy dueño de la productora La Doble A hace 26 años. Me dedico principalmente a la publicidad, hace más de 30 años, y a veces hacemos alguna producción como serie o documental". Así se presentó este miércoles ante el jury de Julieta Makintach el primer testigo de la jornada: José Arnal, el productor que estaba detrás del film “Justicia Divina”.

Arnal es, probablemente, el testimonio más importante para el caso porque es el único que puede decir -y debe, porque declara bajo juramento- toda la verdad sobre la miniserie que iba a protagonizar la jueza, que ahora se juega su futuro en este juicio político que se desarrolla en La Plata.

Su relato solo la puso contra las cuerdas: afirmó que Makintach estaba al tanto del documental, había visto el trailer que ya habían editado y hasta contó que ya había empezado negociaciones para comercializarlo. "Invertí 7 millones de pesos más o menos y habíamos estimado que todo iba a costar 800 mil dólares“, aseguró.

“A mí me acercan un guion en febrero de este año, me lo trajo Juan D’ Emilio, me pareció interesante y decidimos apoyar el proyecto“, declaró Arnal sobre cómo comenzó la historia del ahora escándalo.

El productor dijo que hubo dos guiones preliminares que le presentaron en febrero y marzo. “El primero se llamaba Justicia Divina, decía la historia del juicio por la muerte de Maradona desde la perspectiva de la jueza, era una sinopsis", dijo, desmintiendo los dichos de María Lía, la amiga de Makintach, que el martes aseguró que se iba a tratar sobre la Justicia.

Julieta Makintach en el jury.
Julieta Makintach en el jury. Crédito: Aglaplata

“El proyecto es muy interesante desde lo audiovisual. Es un juicio muy relevante y nosotros teníamos acceso, llegada a la jueza”, subrayó el productor, que dijo que hasta mayo estuvo buscando financiamiento, pero que no había concretado nada aún. “Solo hubo dos o tres contactos que hablamos para venderlos, una de ellas era una productora de Los Ángeles”, reveló.

El dueño de la productora dio detalles de cómo fueron las dos jornadas de grabación que hicieron para el documental. “Fueron dos días. Un domingo, que fuimos a tribunales vacío y estuvimos dos horas, y el primer día del juicio. Esa vez fue muy poco, fuimos con una cámara, hicimos algunas tomas muy pequeñas y cortas. Tomamos imágenes de la jueza y creo que hicimos alguna toma chica de algo más. Pudo haber sido al Dr. Burlando y a Dalma Maradona”, relató.

“El día del juicio nos hizo entrar un custodia. Entramos sin problema con la cámara. Yo no me di cuenta si nos llamaron la atención, estaba atento al juicio. Yo no era consciente de si hubiera alguna prohibición. Nosotros teníamos una autorización táctica para hacerlo, la jueza nos dejó entrar", declaró.

En su relato, remarcó al menos tres veces que Makintach sabía. “A mi me acercan el proyecto Juan D’Emilio y María Lía Vidal. Sé que ella es amiga de la jueza y Juan D’Emilio era amigo, a través de su mujer, de María Lía. A mí me consta que la jueza sabía de este proyecto. Yo no hablaba con la jueza solo a través de Juan y María Lía algunas veces. Ellos me decían que ella lo conocía. El día de la nota del domingo 9 de marzo quedó claro que ella estaba al tanto", confirmó.

Sobre la comercialización del proyecto, Arnal dijo que era su finalidad, pero que aún no lo había vendido. El defensor de Makintach le preguntó si la jueza ya había cobrado por eso o si estaba estipulado que lo hiciera y dijo que no.

“Yo no iba a financiar la totalidad de este proyecto. Lo que se hace es: con el material que uno cuenta, se sale a buscar una financiación para hacerlo. La idea de hacer un teaser antes era justamente para salir a buscar fondos. No es nuestro lugar financiar, eso lo hace o gente privada o plataformas, o productoras más grandes”, explicó.

Y remarcó: “Cuando se propone el proyecto se habla de confidencialidad. Estos materiales no se filtraron hasta antes del allanamiento, no los vio nadie, solo estos dos o tres contactos que hablamos para venderlos, una de ellas era una productora de Los Ángeles”.