El antecedente trágico en la zona de Rocas Coloradas donde desaparecieron los jubilados

Diego Barría desapareció el 18 de febrero de 2023. El caso movilizó a Comodoro Rivadavia y, ocho días más tarde, hallaron parte de los restos de la víctima dentro de un cazón

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Diego Barría murió en febrero
Diego Barría murió en febrero de 2023

La búsqueda de Pedro Alberto Kreder y Juana Inés Morales, los jubilados que desaparecieron en Chubut, trajo a la memoria el trágico antecedente de Diego Alejandro Barría, el joven de 32 años del que se perdió el rastro en la misma zona en febrero de 2023.

Barría había salido a pasear en su cuatriciclo el 18 de febrero de aquel año por la zona de Rocas Coloradas, en las afueras de Comodoro Rivadavia. La familia denunció su desaparición cuando no regresó a su hogar y las primeras búsquedas se enfocaron en la costa, un sector de acceso complicado donde suele ir gente a pescar o pasar el día, siempre que el clima acompañe.

Los rastrillajes abarcaron tanto tierra como mar, centrándose en el trayecto entre Puerto Visser y Rocas Coloradas. El vehículo de Barría apareció a las pocas horas sobre la playa, con roturas en la carrocería. También se encontró su casco y unos lentes guardados en un estuche, todas pertenencias que sumaron dudas a lo que había sucedido esa noche.

La peor noticia llegó el 26 de febrero, cuando un grupo de pescadores atrapó un cazón (tiburón) de 1,5 metros de largo y, al abrirlo, encontraron en su interior parte de un brazo humano que más tarde la familia identificó por un tatuaje de una rosa color verde y rojo con una inscripción ilegible. Por ese motivo, dieron aviso a Prefectura Naval y, tras el reconocimiento, los restos fueron derivados a la morgue.

La víctima tenía 32 años
La víctima tenía 32 años

Horas después del hallazgo, un pescador relató en un audio de WhatsApp cómo había sido el descubrimiento. “Tuve tanta mala suerte que fui yo quien lo encontró dentro un tiburón. Se me dio por abrirle la panza y encontré un antebrazo con un tatuaje. Lo pescamos a las 8.30 y avisamos a Prefectura a las 9. Le comenté lo sucedido y le entregamos la bolsita con los restos humanos y después le mostré al de Prefectura una foto con el tatuaje que decía ‘Josefina’ en el antebrazo y me dijo que era él“, le comentó a una familiar.

La principal hipótesis de los primeros días apuntaba a un accidente. Según el comunicado difundido en su momento por el Ministerio Público Fiscal, la pericia accidentológica descartó la intervención de terceros, el Cuerpo Interdisciplinario Forense determinó que las lesiones en los restos coincidían con la mordedura de un animal marino y las pruebas de ADN no arrojaron resultados.

Sin embargo, no todos creyeron esa versión. A más de dos años, la familia sostiene que Barría fue víctima de un homicidio. La tía de la víctima, Bruna Pelicón, habló con A24: “Hay mucha confusión, acá siempre se habla de la teoría de cazón. Nosotros no solamente nos quedamos con la pericia forense, hicimos una particular con el equipo de Escuela Argentina de Antropología Forense y les mandamos los restos, pero no se había determinado el ADN”.

“Por eso para nosotros esa teoría del cazón siempre fue inverosímil y nunca habíamos dudado el tema de que sí, que realmente a Diego lo mataron y que hicieron desaparecer sus restos”, dijo.

Y continuó: “Diego, a diferencia de esta pareja, conocía la zona desde chiquito, era jeepero y tenía su cuatriciclo totalmente equipado para cualquier tipo de contingencia y terreno. Es más, los pescadores lo tenían como referencia para consultarle sobre el terreno y la marea”.

El mensaje de voz del pescador que halló los restos del joven desaparecido

La tía, que también es abogada y representa a los Barría en el expediente, también remarcó: “Las causales no las podemos determinar. La fiscalía intentó hacer un trabajo exhaustivo, nosotros interrogamos a más de 100 personas que estuvieron en la búsqueda. En esa época estábamos en feriado de Carnaval y después era el aniversario de Comodoro, eran días muy lindos, la playa estaba muy poblada, la gente todavía iba a pescar y pasar el fin de semana. Pero después se empezó a convertir en un terreno peligroso, no solamente por el antecedente de Diego, sino porque hubo un par de hechos más“.

“En fiestas o diferentes ocasiones, ese sector es un poco una zona liberada. Ahí no solamente van pescadores, sino también gente que va a cazar. Y acá lamentablemente hay consumo de todo tipo de sustancias. Diego pasó de noche por ahí”, agregó.

El casco de Barría que
El casco de Barría que se encontró en los rastrillajes

Pelicón explicó que la causa todavía está caratulada como desaparición de persona. E insistió que su sobrino “conocía las mareas y el terreno, se sabía todos los caminos y los atajos, y era precavido”.

“Este lugar es un desierto tan grande entre montañas y grietas, que el cuerpo lo pudieron haber escondido en cualquier lado“, planteó y arrojó una de las cuestiones que les llamó la atención: ”El resto de las pertenencias de Diego desaparecieron, solo se encontraron dos cosas: un mate y un par de zapatillas que, casualmente, aparecieron juntas a unos 14 kilómetros de distancia. Y las zapatillas aparecieron con los cordones y las plantillas puestos, después de siete días de marejada”.

Para la familiar, se trató de “evidencia plantada”, como así también lo sospecha de los restos hallados por los pescadores. “No era un brazo, como se habló desde el inicio, sino un trozo de piel, justamente con el único tatuaje de Diego, que era un tipo de 1,90 metro y pesaba 100 kilos. No hay evidencia de cómo fue pescado y de que realmente haya estado dentro del cazón”.