
La puerta de la celda de la Alcaidía de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal “Madariaga”, ubicada en Villa Lugano, se cerró detrás José Eduardo Fernández y puso fin a más de una década en la que el prófugo logró esquivar el alcance de la Justicia.
Su detención fue consumada en los últimos días en Luján, el partido bonaerense que lo vio nacer hace casi 62 años. Ahora, el próximo 26 de septiembre, celebrará su cumpleaños preso en el marco de una causa que lo señaló como engranaje clave en un sistema de explotación sexual.
Sobre Fernández pesaba desde 2013 una orden de captura vigente por integrar una organización criminal dedicada a la explotación económica de la prostitución agravada por la situación de vulnerabilidad de las víctimas.
Según la causa que investiga la jueza María Eugenia Capuchetti, titular del Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal N°5, Fernández figuraba como encargado de un bar-pool ubicado en Suipacha al 800, en el barrio porteño de Retiro.

Allí -según se le endilga al ahora detenido- sacaba provecho directo de decenas de mujeres argentinas y extranjeras. Pero esa cadena de explotación sexual vio su fin en mayo de 2013.
Una denuncia anónima dirigida al 911 alertó a la policía sobre movimientos sospechosos en el inmueble de Suipacha, a metros de la avenida Córdoba.
Bajo la aparente legalidad de un bar-pool, ese sitio ocultaba la explotación sistemática de mujeres, muchas de ellas extranjeras y sin documentación en regla.
El allanamiento realizado entonces reveló que, detrás de la barra y las mesas de billar, funcionaba un sistema de “copas” en el que los clientes pagaban bebidas a las trabajadoras y el local retenía más de la mitad de ese valor. Esta mecánica reforzaba un circuito de ganancia sostenida a costa la explotación sexual de las mujeres.

El Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a Personas Damnificadas por el Delito de Trata intervino para constatar que la fachada de bar escondía una estructura de facilitación y explotación de la prostitución, aprovechando la vulnerabilidad socioeconómica de las mujeres involucradas, quienes en varios casos eran sostén de sus familias y carecían de otras oportunidades de subsistencia.
Ante esto, la justicia dictó el procesamiento de Fernández como coautor penalmente responsable del delito de explotación económica de la prostitución ajena, agravado por la situación de vulnerabilidad de las víctimas, con prisión preventiva.
Enterado de su situación procesal, Fernández optó por la fuga. Se declaró su rebeldía y nada más se supo del acusado. Pasaron más de 12 años hasta que la División Búsqueda de Prófugos de la Superintendencia de Investigaciones Federales lo encontró.
El operativo culminó la tarde del 21 de agosto pasado, cuando, en Centenario al 500, en la localidad de Jáuregui y a menos de 50 metros del lugar en el que había nacido, los agentes procedieron a la detención de Fernández. No opuso resistencia.
Tras su captura, José Eduardo Fernández quedó a disposición del Juzgado de Capuchetti, quien ordenó su traslado a la División alcaidía anexo Madariaga.
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