Las intervenciones estelares de la jueza Julieta Makintach en el juicio por la muerte de Maradona que despertaron las sospechas

La magistrada tuvo un papel preponderante en el debate que fue nulo y sus participaciones llamaban la atención de las partes. Terminó recusada luego de que se confirmara que protagonizaba un film del caso

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El video donde la jueza Makintach confirma que estaba grabando un documental

Julieta Makintach ya no quiere hablar con la prensa. Apenas había comenzado la investigación por su participación en un documental sobre el juicio por la muerte de Diego Maradona, quería dar su versión, aclarar las sospechas y negar las acusaciones sobre ella. A Infobae le dijo que no existía el film con el que se la vinculaba. También le aseguró que nada de esa situación ponía en riesgo el debate oral.

Pero esta semana terminó ocurriendo todo lo contrario a lo que afirmó días atrás: se comprobó que ella era la protagonista de una miniserie sobre el caso y el jueves, por su falta de imparcialidad, el debate por la muerte del Diez fue declarado nulo.

Ahora Makintach no responde. Tras haber hablado en varias oportunidades con este medio para desmentir el escándalo, incluso cuando ya había pruebas que la comprometían, elige el silencio y permanecer con bajo perfil. Una actitud muy diferente a la que mostró durante los dos meses y medio del juicio en San Isidro, donde fue centro de atención por mostrar desde el primer día un carácter fuerte que la hizo destacarse por sobre el resto de sus colegas.

La magistrada -ahora investigada por la Justicia y suspendida de sus funciones por decisión de la Suprema Corte bonaerense- fue víctima de la propia performance que hizo a lo largo del proceso judicial.

El primer capítulo del documental de la jueza Julieta Makintach sobre el juicio por la muerte de Diego Maradona

Su llamativo desempeño como vocal del Tribunal Oral en lo Criminal Nº3 de San Isidro fue lo que terminó exponiéndola, captando la atención de las partes y, sobre todo, levantando las sospechas que finalizaron con un pedido unánime de recusación.

La jueza del escándalo tuvo varios momentos “protagónicos” en el juicio que al final no fue. Supo retar a abogados tanto querellantes como defensores cuál madre a un hijo; poner límites en una audiencia que ella no dirigía; acorralar con preguntas inquisitorias a la única imputada que llegó a declarar (Agustina Cosachov); y hasta decidir la detención inmediata de un testimonio por contradicciones en su declaración.

Fue a Julio Coria, el custodio de Diego, quien quedó dos días bajo arresto debido a una resolución por mayoría que, de no haber sido por el voto de Makintach, no se hubiera ordenado. Con el diario del lunes, el testigo se presentó como querellante en la causa que investiga la participación de la jueza en un documental y pidió su juicio político. Su abogado, Gastón Marano, no descarta que su votación en esa ocasión haya estado influenciada por el film y haya sido causada adrede para el guion.

Makintach además fue fundamental para ordenar los dos allanamientos que se hicieron en el marco del juicio. Uno fue a la Clínica Olivos y otro a la empresa Medidom, de cuidados domiciliarios, cuyos resultados ya no tendrán validez cuando se reanude el debate.

El descargo de la jueza Makintach en la audiencia donde fue recusada

Sus intervenciones siempre eran estelares. En la sala de audiencias, algunas personas del público solían bromear con que cada vez que hablaba se expresaba como si la estuvieran filmando. En ese momento era un chiste, pero terminó siendo verdad: ella era la protagonista de Justicia Divina, un documental que estaba en plena etapa de grabación y que se estaba haciendo con imágenes de adentro del debate que habían sido tomadas a escondidas, pero con su autorización.

La jueza Makintach mantuvo su alto perfil hasta la jornada del 15 de mayo pasado, cuando hizo “una de más”, según definieron fuentes del tribunal de San Isidro a Infobae. Ese día, sorprendió a todos sentándose en el lugar del magistrado Maximiliano Savarino, quien hasta ese momento oficiaba como presidente y era el encargado de coordinar el juicio.

Sin previo aviso a las partes, la jueza se sentó en el asiento del centro del estrado, sorprendió a todos y dijo que, desde ese momento, ella iba a dirigir el debate. Alegó “cuestiones administrativas”. Pero no se la dejaron pasar: los abogados defensores ya dudaban de su imparcialidad por las actitudes previamente referidas y el hecho de que empezara a presidir el juicio lo veían como un cambio de reglas. Lo mismo opinaron los fiscales y abogados querellantes.

Para ese entonces, el rumor del presunto documental que Makintach estaría grabando ya había cobrado más fuerza entre los pasillos del palacio de la calle de Ituzaingó. Y este repentino accionar agotó la paciencia de varios letrados que ponían en duda su objetividad y provocó que Julio Rivas, defensor del imputado Leopoldo Luque, planteara la cuestión en el juicio.

Fernando Burlando, representante de Dalma y Giannina Maradona, adhirió a su planteo y lo escaló: junto a Mario Baudry, abogado de Dieguito Fernando, presentaron una denuncia penal para investigar el vínculo de la jueza con una productora que cayó en manos de los fiscales Carolina Asprella, Cecilia Chaieb y José Amallo.

El final fue conocido porque trascendió las paredes del tribunal de San Isidro y se convirtió en un escándalo mundial: con las pruebas recolectadas, se confirmó que Makintach aprovechaba el juicio para protagonizar una miniserie sobre el caso y fue recusada.

La consecuencia, sin embargo, fue más grande. El juicio por la muerte de Maradona fue declarado nulo por la irregularidad de la magistrada recusada y, aunque una de las juezas del TOC Nº 3 de San Isidro parafraseó al Diez diciendo que la Justicia no se mancha, lo que ocurrió con este debate quedará para siempre en la historia como un episodio oscuro.