
Los efectivos de Homicidios de la Departamental de Tarija, en Bolivia, llegaron a una propiedad de la comunidad rural de Los Sotos con un dato: quien llamó a la central de emergencias dijo que una mujer había sido baleada en un robo. Cuando ingresaron al cuarto, los policías encontraron a la víctima tendida en el suelo, boca arriba, a un lado de una cama y con cinco casquillos de un arma 9 mm a su alrededor. No había mucho por hacer. Levantaron el cuerpo y lo llevaron a la morgue del Hospital Rubén Zelaya para la autopsia, que se realizó frente a un fiscal de turno.
En el parte, los agentes anotaron que la habitación estaba “rebuscada”, indicaron fuentes del caso a Infobae. “Como si hubieran sustraído pertenencias”, agregaron sobre un indicio que reforzaba la hipótesis inicial sobre el móvil del feroz asesinato de “Daniela Tejerina”.
El crimen ocurrió el 22 de abril pasado cerca de las nueve de la noche, cuando la mujer, que dormía junto a su bebé, fue atacada a balazos. Uno de los plomos le rozó un pie al pequeño de 1 año.
Poco después, se conocieron más detalles: la mujer asesinada a unos 65 kilómetros de Yacuiba, fue identificada como Daniela Elizabeth Soria, de 27 años, nacionalidad argentina y pareja del temible narcotraficante René “Manudo” Guzmán, jefe del cartel del Valle de Acambuco, de Salta.
El nombre de la víctima, sumada a la mecánica del crimen, abrió un abanico de teorías vinculadas al narcotráfico y a “Manudo”, preso en la cárcel de Ezeiza, a la espera del juicio oral en su contra.
La Policía de Bolivia informó, más tarde, en conferencia de prensa, que los forenses determinaron como causa de muerte un shock hipovolémico, con una data de muerte aproximadamente entre 13 a 15 horas.
Los detectives, que regresaron a la escena del crimen, recolectaron en total seis vainas servidas del mismo calibre. En la parte superior del ropero, encontraron una pistola. Presumen que Soria la guardaba en su cuarto como medida de defensa.
También secuestraron la camioneta Toyota, modelo Land Cruiser, de color beige, con la que se movía la víctima. Precisaron que, la noche antes de ser asesinada, había realizado un recorrido en ese vehículo desde la comunidad de Caraparí hasta la corrida de Sotos por la venta de un terreno. Por último, incautaron celulares.

La investigación preliminar también determinó que Soria había llegado a esa localidad boliviana, desde Argentina, hacía dos meses. Se alojó en la casa de sus padres, junto a su hijo. Allí, además, vive su hermana de 16 años. En el momento del ataque sicario, la adolescente estaba dentro de la vivienda, aunque no dio mayores precisiones a la Policía. Otros hermanos que residen en las cercanías, tampoco quisieron, hasta el momento, aportar demasiada información que permita esclarecer el asesinato.
En tanto, la Fiscal Departamental de Tarija, Sandra Gutiérrez, descartó el femicidio. “No hay ninguna agresión sexual”, aseguró a la prensa. “Le dispararon sin piedad”, puntualizó en declaraciones a la prensa local.
La funcionaria aún no tiene claro si fue una sola persona quien disparó o fueron varias las que entraron a la casa de los padres de Soria para ejecutarla. Pero tampoco tiene dudas que está frente a un crimen mafioso.
Fuentes que conocer de cerca la dinámica narco del norte argentino deslizaron que el homicidio respondería a la orden de los cabecillas de una organización rival de “Manudo”, que opera en Salvador Mazza, en venganza por otro asesinato: el de Daniel Jaramillo, acribillado en febrero pasado en la ciudad de Bermejo.
Manudo “Guzmán”

El narco salteño René “Manudo” Guzmán, conocido como jefe del “cartel del Valle de Acambuco”, saltó a la fama dos años atrás luego de enfrentarse a gendarmes en el paraje Cruz Bajada, en el límite entre Santiago del Estero y Salta. En el combate armado, el jefe narco cayó con un disparo en el hombro y fue fotografiado herido, junto a la poderosa carabina M4 con la que le disparó a los agentes.
En el procedimiento, secuestraron un kilo de cocaína, armas de fuego de distinto calibre, chalecos antibalas y teléfonos satelitales. Los investigadores creen que “Manudo” sería uno de los hombres pesados en un eslabón clave de las estructuras narcos que operan en Argentina: estaría detrás de la logística para recibir, vía aérea o terrestre, grandes cargamentos de cocaína que tenían como destino a Buenos Aires.
El juez federal de esa provincia, Sebastián Argibay, lo envió a juicio oral en marzo, pero el narco es requerido por procesos judiciales en Salta y en Rosario, Santa Fe. En esa provincia lo investiga el juez Carlos Vera Barros, por el traslado de 427 kilos de cocaína ocultos en un camión de porotos, interceptado por Gendarmería el 18 de marzo de 2023 en la autopista Rosario–Buenos Aires, a la altura del peaje de General Lagos.
Aunque su identidad se conoció en la prensa nacional tras su traspié en Santiago del Estero, “Manudo” es un viejo conocido para los investigadores.
En 2020 se realizó un juicio oral contra los miembros de su banda en la que declaró el sargento de Gendarmería Juan Carlos Luna, de acuerdo a la causa a la que tuvo acceso Infobae en la que constan sus nexos en Córdoba y Rosario.
En las escuchas, se pudo determinar que hablaban en código. “Me fue mal, algunas yeguas se despistaron” o “no llegaron los patrones”, aunque “Manudo” tenía un stud de caballos, se trataban de frases utilizadas para despistar a los investigadores detrás de las encomiendas de cocaína. En el caso intervino el juez federal de Salta Julio Bavio.
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