
“Seguí en el cielo corriendo unas yeguas, pegando unos gritos con tu perros, agarrando algún puma, jineteando. Simplemente que descanses papi. Gracias por todo, volá alto mi campeón”, escribió Pedrito Quilodrán para despedir a su papá, quien fue asesinado el domingo pasado de un disparo en el pecho mientras trabajaba como peón rural en una estancia ubicada a unos 50 kilómetros de la localidad de Ricardo Rojas, provincia de Chubut.
Las palabras elegidas por el hijo para recordar a su padre no son casuales. Es que según describió el joven en las redes sociales, lo que más disfrutaba el padre, identificado como Pedro Segundo Quilodrán, era trabajar en el campo con animales y casi como una ironía trágica del destino, lo mataron a sangre fría mientras hacía justamente lo que le daba felicidad.
El crimen ocurrió el domingo pasado en la estancia La Fuencisla. Quilodrán había sido contratado para recorrer el campo para buscar caballos salvajes y arrear yeguas. Nunca imaginó que cuando circulaba por la estancia a bordo de una moto tipo cross iba a recibir un disparo que terminaría con su vida.

Según indicaron el Ministerio Público Fiscal (MPF) de la provincia y la propia fiscal del caso, Andrea Vázquez, a Infobae, eran aproximadamente las 20, cuando Carlos Omar Llaipen, un hombre de 66 años que vive a dos kilómetros del lugar, en el casco de la estancia, tomó su rifle con mira telescópica calibre 22 y lo asesinó sin mediar palabra. Sin ningún tipo de advertencia.
Lo hizo mientras Pedro circulaba en la moto, lo que denota la habilidad de tiro que tenía el asesino. ¿El motivo?, solo Llaipen lo sabe, ya que después de ser detenido y confesar que él lo había hecho, no dijo nada más.
Llaipen, “aprovechándose de esta situación y en forma sorpresiva y sin riesgo para él, y sobre seguro, se dirigió hacia la víctima, llevando consigo un arma de fuego tipo rifle calibre 22 con mira telescópica”, indicó el MPF.
El cuerpo de Quilodrán permaneció tirado en la estancia durante toda la noche, hasta que fue encontrado al otro día por trabajadores de la estancia al ver que el hombre no había vuelto desde el día anterior. Poco después de que llegó la Policía, el asesino se acercó y confesó el hecho, aunque no dio mayores detalles.

“El imputado llegó y dijo ‘yo lo maté’, le pegó un tiro en el pecho con un rifle 22 y entonces un testigo que estaba ahí le dice ¿pero por qué? Y le dice ‘vos cállate, que te va a pasar lo mismo’“, contó la fiscal, para quien no se trató de un accidente porque de lo contrario, el tirador hubiese asistido a la víctima. Ocurrió todo lo contrario: dejó que se desangrara. Llaipen permanecerá detenido por los próximos 6 meses.
El dolor de una familia y el recuerdo de un hombre de campo
Quilodrán nació hace 43 años en la localidad de Río Mayo, localidad chubutense ubicada a unas dos horas al oeste de Ricardo Rojas. Allí tiene registrado su domicilio.
Además de Pedrito, era papá de otros tres hijos y hacía parte de una familia numerosa. Todo lo contrario a su asesino, un hombre que vivía solo, sin familia, en su estancia hace más de 50 años.
En cambio, un simple relevamiento en las redes sociales permite observar el dolor que produjo en los Quilodrán. Hermanos, tíos y amigos los despidieron con profundo pesar y el pedido de justicia.

El mismo repaso por distintos perfiles revela que Pedro era un hombre de campo. La mayoría de las imágenes suyas son rodeado de caballos, ganado y al aire libre. Casi siempre estaba vestido con ropa de campo y boina de gaucho.
“Espero que descanses en paz! Y nosotros nos vamos a encargar de esa maldita persona que te sacó la vida papi. Vos solamente estabas haciendo lo que te gustaba hacer (correr yeguas)”, escribió el hijo en su carta.
De acuerdo con registros previsionales, Quilodrán trabajó para una empresa de cría de ganado ovino y para una minera. “Te llevaré para siempre en mi corazón hermanito; solo pido que se haga justicia!!!! Y que pague el que te arrebató la vida. Sólo danos fuerza para poder seguir, que brille esa estrellita que no tiene fin. Justicia para que puedas descansar en paz”, escribió Mónica, su hermana, también en Facebook.
Todos los mensajes lo recordaron como una persona tranquila, querida por muchos y que no se metía con nadie. De hecho, indicó la fiscal Vázquez en su diálogo con este medio, que Pedro no se conocía con su agresor. Se descartó desde el principio que detrás de todo se escondiera algún tipo venganza.

“Justicia por mi hijo Segundo Quilodrán, que no quede en impune. (..) Me mataron a mi hijo, era muy bueno. Él con nadie se metía, pero siempre te voy a llevar en mi corazón, hijito. Ahora ya no vamos más a tomar mate cuando venís temprano a tomar uno verde y me venías a despertar, hijito querido. Y te venía a comer una buena torta frita que te hacía con dulce casero. Ese viejo que pague lo que hizo con mi hijito. Yo quiero justicia nomás y que se pudran en la cárcel", escribió Lucy Mansilla, la mamá del hombre asesinado.
Pedrito viejo si habrás hecho aplaudir el público bastero viejo. Siempre en mis recuerdos de aquellos años que nos cruzábamos en los festivales", dijo José Luis, uno amigo.

Llaipen quedó imputado del delito de homicidio agravado por alevosía y por el uso de arma de fuego. La Justicia ratificó esta semana la prisión preventiva pedida por el juez y por la fiscal.
“Tu cencerro y el tropel de tu tropilla, los ladridos de tus perros no se van a callar papi. Con lágrimas en la pantalla te escribo esto”, finalizó Pedrito en el mensaje de despedida.
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