El 7 de enero último, un informático invitó a una chica a su departamento en la calle Soldado de la Independencia, zona de Palermo, a poca distancia del Hipódromo. Tal vez, se sentía con suerte. El hombre, de 46 años, la había conocido en Tinder ocho meses antes, “Agustina”, era su nombre. La chica era mucho más joven: 20 años, esbelta, pelo lacio negro, dos o tres tatuajes. Tras tanto hablar, el informático la había invitado a su casa un día antes.
Pasaron la noche juntos. Ese martes, tal vez entusiasmados, decidieron repetir.
El informático le preparó la cena. Luego, salieron al balcón y brindaron. Los recuerdos del hombre de aquella noche, según el relato del informático, terminaron allí. Se levantaría a la mañana siguiente, con un feroz dolor de cabeza y su departamento desvalijado. Tras incorporarse, realizó la denuncia ante la Policía de la Ciudad. La División Robos y Hurtos de la fuerza porteña comenzó la investigación. Relevaron las cámaras de seguridad. “Agustina” fue vista llegar al edificio; saludó a su blanco con un beso en la mejilla. Dejó el lugar a las 1:45 de la mañana.
Las viudas negras, mujeres jóvenes con nombres falsos que captan a sus víctimas por redes sociales para conocerlos en citas, drogarlos y robarles, suelen ser mucho más impacientes para atacar. Le roban a sus víctimas, en la gran mayoría de los casos, tras horas de conocerlos. Casi nunca hay sexo: las viudas drogan antes del primer beso. “Agustina”, si es que es culpable, hizo todo lo contrario. Su tarea fina de ocho meses llevó al mayor botín para cualquier delincuente de su rubro en la historia reciente. En su última cita, el informático perdió 23600 dólares, 1,2 millones de pesos argentinos, dos computadoras Mac, una notebook HP, el iPhone 13 del informático, sus tarjetas, lentes Gucci y seis botellas de champagne francés Veuve Clicquot, valuadas en poco más de un millón de pesos también. Todo fue convenientemente empacado en una valija que la víctima tenía en su casa.
Hoy, “Agustina” está en una celda porteña, procesada con prisión preventiva por el juez Martín Peluso por el delito de robo simple, con un embargo de 30 millones de pesos. Desde luego que ese no es su nombre.

Se llama, según la investigación avalada por el juez, Juliana J., oriunda del barrio La Loma en Lomas de Zamora. Había tenido dos trabajos en blanco hasta mediados del año pasado, ambos en empresas de venta de celulares, que luego perdió.
Intentó cubrir sus rastros, al parecer. Había bloqueado al informático de su lista de WhatsApp tras el ataque, con una foto de perfil donde emergía de una pileta, mostrando su espalda y su cola. Sin embargo, hubo una pista clave.
Tal vez, en la noche del robo, debería haber vuelto a casa en colectivo.

“Para nada menor y que ubica a la imputada en el lugar del hecho, resulta ser la respuesta que brindó la empresa Uber, al informar que el usuario Juliana L., con abonado nro. 116...., solicitó un viaje con punto de partida en Soldado de la Independencia, CABA, en horas de la madrugada de aquel día”, asevera el juez Peluso en su procesamiento. Pidió el viaje, literalmente, en la puerta del edificio. Tras ocho meses de presunto planeamiento, quizás codiciosa por tanto botín, ni siquiera se molestó en correrse una o dos cuadras.
Con el nombre aportado por Uber, los detectives encontraron sus redes sociales. El informático la reconoció de inmediato en las fotos, particularmente por los tatuajes en sus antebrazos. Así, fueron por ella. La detuvo la DDI de Lomas de Zamora de la Policía Bonaerense mediante un exhorto enviado a la Justicia provincial el 20 de febrero pasado. Un joven de su familia fue aprehendido junto a ella: les encontraron un iPhone y un revolver calibre .38, más una notebook curiosamente envuelta en papel de aluminio.

Juliana no es la única presunta viuda negra procesada por Peluso en los últimos meses. Shamira Yoselí, con 18 años recién cumplidos, oriunda de la la Villa 21-24, empleada de una estación de servicio en Villa Lugano, fue detenida a fines del año pasado, acusada de drogar y desvalijar a un turista alemán en un departamento del Abasto tras conocerlo en una app de citas.
Por otra parte, los ataques de viudas negras se repiten en territorio porteño y bonaerense, con dos víctimas muertas en un mes, presuntamente, por el exceso de psicofármacos en sus bebidas, una línea que las mujeres dedicadas a este tipo de delitos no suelen cruzar.
Diana Arita Cornejo, una mujer de 62 años, fue arrestada la semana pasada por la Policía Bonaerense, acusada de matar a un jubilado de 77 años que había conocido tiempo antes y que la invitó a su casa en Lanús Oeste tras cenar en una parrilla de Quilmes. Las cámaras de seguridad la mostraron dejando la casa del hombre con dos bolsos.
Últimas Noticias
Investigan a un estudiante de informática por crear videos porno con IA usando las caras de menores
El sospechoso fue denunciado en agosto pasado por dos de sus víctimas, que tenían 16 y 17 años al momento de los hechos. Será indagado en las próximas horas

Llegaron a su fiesta de egresados y descubrieron que los habían estafado
El escándalo estalló el sábado pasado, cuando los chicos de la escuela Eduardo Chahla llegaron vestidos de gala para la ocasión y en el salón no los estaban esperando. Se hicieron cuatro denuncias

Crimen de la jubilada en San Isidro: el rol de “Milanesa” y su vínculo con un líder de la Banda del Millón
El sospechoso fue detenido este martes por el asesinato de María Susana Rodríguez Iturriaga. Según la investigación, él no ingresó a la casa de la víctima, pero su papel en el asalto fue clave

“Fue una boludez”: habló un amigo de uno de los argentinos detenidos por robar en un shopping de Miami
El hombre, vecino de la peluquería de Diego Xiccato, uno de los arrestados, aseguró que nunca los vio en nada raro y contó que todo ocurrió en el marco de una despedida de soltero




