Florencio Varela: el padre de Josué describió a un hombre que vio en el descampado cuando buscaba a su hijo

Con el paso de las horas, empiezan a aparecer algunos indicios que pueden marcar el camino hacia el esclarecimiento del doble crimen de Paloma Gallardo y Josué Salvatierra, en un descampado de Florencio Varela. La llave que logre destrabar el caso puede estar en el testimonio del padre del adolescente de 14 años.

José Alberto Salvatierra declaró en la DDI este martes. La demora se debió a un golpe anímico que afectó su salud y le impedía presentarse en la causa. Sus palabras eran muy esperadas debido a que él mismo solía frecuentar el sitio para juntar chatarra. Su hijo lo acompañaba.

Fuentes del caso aseguraron a Infobae que, por esa razón, Josué conocía muy bien la zona -visitada por consumidores, indigentes, cartoneros y otras parejas-, mientras que era un territorio totalmente desconocido para la chica.

Los investigadores esperaban, en ese sentido, que el hombre, que no realiza esa actividad en el predio hace cuatro años por razones de salud- pudiera aportar algún nombre o apodo de alguna persona que le resulte sospechosa.

En ese sentido, una de las hipótesis es que el chico podría haber reconocido a la persona o las personas que los abordaron para robarles y, para no ser denunciados, los mataron.

En primer lugar, José Alberto reveló que sabía que Josué se encontraba en ese sitio con Paloma, pero creía que lo hacía en una zona “de pasto corto”, no más lejos, donde el clima se pone más denso y es, por ende, más peligroso.

Lo más importante: describió a un hombre que vio en el descampado cuando fue a buscar a su hijo el 30 de diciembre, cuando desapareció junto a su novia.

Dos días más tarde, encontraron sus cuerpos. De acuerdo a la autopsia, habían sido asesinados ese mismo día.

Por último, las fuentes detallaron que el padre de Josué y su pareja, quien también brindó su testimonio, dijeron que no tienen hipótesis acerca de qué puede haber movilizado los asesinatos.

La mujer señaló que no sabía que su hijo, a diferencia de su esposo, en lugar de ir al gimnasio, se reunía con Paloma en el descampado.

En el caso interviene el fiscal Hernán Bustos Rivas, titular de la UFI N°5 de Florencio Varela. Por el momento, en el expediente hay muy pocos elementos que permitan aferrarse a una sola hipótesis.

En tanto, los investigadores aún intentan reconstruir el momento del crimen. Los datos revelados por la necropsia pueden guiarlos en ese sentido.

En primer lugar, las heridas en la cabeza -fracturas de 6 y 7 centímetros- hablan de que fueron asesinados con un elemento corte punzante, por lo que casi no hay dudas que les pegaron con la piedra de hormigón hallada en la escena.

Al mismo tiempo, ambas víctimas presentan heridas compatibles con un intento de defensa en las manos, aunque más marcadas en las de Josué.

Esa escena habría indicios de la presencia de, al menos, dos personas. “Una sola no pudo haber dominado a los dos. Tuvieron que amenazarlos con un arma de fuego o cuchillo”, señalaron.

En ese orden, analizan si se trató de alguna persona que pudo haber sido reconocida por Josué. Tampoco se descarta un intento de abuso sexual a Paloma.

En cuanto a los celulares que se llevó el o los asesinos, los investigadores no pueden rastrearlos: fueron apagados pocos minutos después de los homicidios. Creen que pueden haber sido vendidos.

Ahora, los detectives constatan si existen denuncias de robos previos en el predio y realizan trabajo de campo para intentar determinar la identidad de los indigentes habituales del lugar.

“Es difícil encontrarlos porque se fueron del descampado a raíz de los homicidios”, precisaron en ese sentido.