Ayer miércoles, la División Delitos Tecnológicos de la PFA -que depende de la Superintendencia de Investigaciones Federales- arrestó en Palermo a Esteban Nicolás Prieto, de 23 años, ex empleado de una empresa de correos, vecino de la Villa 31. Prieto está acusado por el juez Manuel de Campos de ser un organizador de alto rango de la banda de “Bobby” Ejikeme, un ciudadano nigeriano que operó en el país antes de la pandemia y que lideró un megaesquema de estafas que recaudó, a valores de ese entonces, más de 200 millones de pesos que se enviaron en giros al exterior.
La sospecha histórica de De Campos y la PFA es que ese dinero habría financiado actividades terroristas en África.
Según documentos de la Justicia, Prieto operaba bajo las órdenes de otro ciudadano nigeriano, bajo las órdenes de Ejikeme. Se cree que se dedicaba a reclutar y organizar mulas bancarias para que giren el dinero que la banda obtenía mediante elaborados cuentos del tío y falsas historias de amor.

El viernes 17 de noviembre pasado, De Campos amplió los procesamientos contra 22 miembros de la banda, con “Bobby” todavía prófugo en algún lugar de su país. La causa en su contra había comenzado en 2019, una investigación que se inicio gracias a una pericia realizada al teléfono de un estafador colombiano detenido en Montserrat ese mismo año. Así, comenzó la causa en el Juzgado N°5 a cargo de De Campos con la Policía Federal.
Los acusados son todos supuestos soldados de “Bobby”: fueron sus cobradores, bolseros y reclutadores, sus operadores telefónicos detenidos a lo largo de los últimos dos años. La gran mayoría recibió la prisión preventiva. Sus embargos son particularmente elevados. de 80 a 60 millones de pesos.
A una mujer porteña, por ejemplo, le quitaron 2 millones en 2020 vía Telegram con una historia centrada en un falso marine norteamericano, ya retirado, que custodiaba pozos petrolíferos en Siria. El ex marine pedía depósitos y giros, una y otra vez. Quienes los cobraban eran dos mujeres de la banda.
A otra mujer porteña de 75 años le robaron 2,7 millones con otra mentira de amor. Esta vez, el personaje fue un ingeniero geofísico, también estadounidense. Cuatro cobradores se encargaron de desplumarla.
La gran mayoría de los imputados recibió la extensión de su prisión preventiva. Sus embargos fueron particularmente elevados, en el rango de 80 a 60 millones de pesos. El tema es a dónde iba el dinero. La plata dejaba la Argentina en giros de firmas como Western Union, con mulas que realizaban los trámites. Se iba a Italia, entre otros destinos, pero el principal punto de fuga era Nigeria. Otros tres nigerianos fueron identificados como cobradores en África.

Mientras tanto, quedan los lazos de “Bobby” mismo. Tenía una novia en la banda, Marisabel Acuña Villanueva, hoy de 23 años. La mujer reconoció ese vínculo, lo mismo su propia madre, cuando la Superintendencia de Investigaciones Federales de la PFA la allanó en 2021. Extranjera, dedicada a la venta de cosméticos en los papeles de la AFIP, tuvo casi tanto poder como “Bobby”, al menos en el organigrama, donde De Campos la señala como líder de una facción propia. Habría reclutado, al menos, dos mulas bancarias.
“Bobby” tenía tres lugartenientes, Heather Virginia Marín Segovia, Nicol Michel Oviedo Oviedo y Fernando Carrero Rondón, todos ellos venezolanos, hoy presos. Raquel de Jesús Rondón Romero, la madre de Fernando Carrero, tenía trato cotidiano con Chukwuemeka y sabía de los planes. Se sospecha que su propio hijo la reclutó. Llevaba dinero a dos financieras, “Cota Mil Shop” y “Cota Mil Cambios” -ubicadas en la calle Yapeyú y en una galería de la calle Santa Fe.
Los giros no eran el único instrumento para mover montos. También se empleaba Paypal y depósitos en Bitcoin.

Andrea Arysendy Navarro Pinto, procesada como miembro de una asociación ilícita de carácter transnacional y coautora del delito de estafa en dos ocasiones, reconoció también haber sido novia de “Bobby” por un tiempo. Aseguró que lo conoció en un boliche. Terminó de mula financiera. “Bobby”, finalmente, le reconoció que tenía novia, que lo suyo era una trampa, en más de un sentido.
Hay otra prófuga buscada en el caso, ligada directamente a Ejikeme. Es Bella Idowu Idris, de 55 años, que tuvo tres DNIs argentinos diferentes, que fue marcada como reclutadora por uno de los procesados. La delatora, curiosamente, convivía con “Bobby” en el mismo domicilio.
Mientras tanto, la circular roja contra el capo de la banda sigue en pie. Nadie sabe realmente dónde está, ni a quién responde. Se fue del país en 2021, antes de que todos terminen allanados.
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