
El 13 de abril pasado, el reconocido cocinero Germán Martitegui realizó un viaje a Estados Unidos. Se quedó allí durante cuatro días y, ese tiempo, alguien robó $500 mil dólares que el chef tenía celosamente resguardados en una caja fuerte escondida en el vestidor su casa de San Isidro.
Desde un comienzo hubo datos que llamaron la atención: los ingresos no estaban forzados, no había nada revuelto y el cofre de seguridad había sido cerrado nuevamente. Todo esto llevó a la conclusión de que quien sustrajo el dinero fue alguno de los muchos empleados que el jurado de MasterChef tiene trabajando en su domicilio. Luego de varios meses de investigación, la Justicia todavía no logró determinar quién fue. Pero tiene pistas e hipótesis.
Martitegui no hizo la denuncia policial por el robo apenas se enteró. Tardó varios meses. Es que el cocinero primero comenzó una investigación privada con parte de su equipo de seguridad para determinar qué había sucedido. Ese trabajo los llevó a la conclusión de que la posible culpable podía ser la mujer que cuidaba a los hijos del cocinero: Lidia Isidra Figueredo, de 41 años, oriunda de Paraguay, con domicilio en General Rodríguez.
Con esa información, Martitegui hizo la denuncia a principios del mes de septiembre. La justicia de San Isidro comenzó a trabajar a destajo y determinó que Figueredo había dejado de trabajar para el chef intempestivamente sin siquiera pasar a buscar una deuda mínima. Además, descubrieron que estaba realizando modificaciones edilicias en su casa y que había viajado en avión privado a Uruguay hacía pocas semanas.
Con estos datos, y la sospecha sobre la mujer, el miércoles 20 de septiembre por la mañana se ordenó su detención. Sin embargo, a los pocos días quedó en libertad. Es que no se pudo avanzar sobre su responsabilidad. Los arreglos en su casa eran sumamente módicos y el viaje en avión privado lo había realizado junto a una multimillonaria familia para la que aún hoy trabaja.
Por lo tanto, la investigación avanzó sobre el resto de las personas que pasaron por la casa mientras el cocinero estaba de viaje. Así se llegó, según fuentes policiales, a una nueva hipótesis que aún está siendo investigada.
Cuando se produjo el viaje a Estados Unidos, Martitegui estaba realizando modificaciones en parte de su casa. Más precisamente en la zona de habitaciones. En los últimos días, se presentó a declarar el contratista que dio un dato aparentemente revelador. La sorpresa de los investigadores fue doble: por lo que decía y por cómo no lo había contado antes.
Este contratista declaró que uno de los días en los que el chef estaba de viaje, se acercó otra empleada doméstica con la intención de ingresar al vestidor (donde estaba la caja fuerte) para, supuestamente, sacar una campera para llevarla a la tintorería. “Pidió permiso al contratista porque en el lugar había algunos elementos que impedían el paso y había que correrlos”, señala a este medio una fuente policial al tanto de la investigación.
Lo cierto es que, siempre según el relato del contratista, los elementos fueron corridos y la mujer entró al vestidor. “A los pocos minutos salió con la campera en la mano”, explicó el declarante. ¿En ese momento aprovechó para llevarse el dinero? Es una posibilidad que no se descarta. Pero el contratista siguió hablando.

El hombre dijo que cuando la mujer se fue y volvió a poner los elementos en su lugar, notó que en el piso estaba caída una especie de carpeta con documentación que levantó del suelo. Explicó que cuando Martitegui volvió de viaje, y la noticia del robo ya corría entre los empleados, le contó esta situación al chef y el cocinero le habría confirmado que los documentos estaban también en la caja fuerte.
A partir de este testimonio, en la cabeza de los investigadores surgen algunas preguntas. ¿Por qué el contratista no contó nada de todo esto hasta ahora? ¿No le pareció relevante relatar esa situación ante un robo de semejante envergadura? Preguntas, por ahora, sin respuestas. Hay otras.
¿La empleada pudo llevarse los $500 mil dólares escondidos en la campera que, supuestamente, iba a la tintorería? ¿Es cierta la versión del contratista o es un intento por endilgarle el robo a la empleada?
Por ahora, quienes están detrás de la investigación creen que es apresurado arrojar alguna respuesta a todo esto. Pero el misterio sigue sin resolverse: ¿Quién se llevó los $500 mil dólares de Germán Martitegui?
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