
El 25 de abril último, Leonardo Cositorto, líder del conglomerado Generación Zoe, declaró en su indagatoria ante la fiscal Juliana Companys. Había llegado a la cárcel cordobesa de Bouwer con una misma muda de ropa, una camisa floreada y unos pantalones apretados, tras ser arrastrado desde República Dominicana, donde la división Interpol de la Policía Federal lo encontró luego de semanas de jugar a las escondidas en alquileres temporarios de lujo.
El líder estaba acusado de estafa y asociación ilícita en Villa María, donde Companys tiene jurisdicción y donde Generación Zoe montó su mayor oficina en el interior del país, que sirvió como un punto de partida para continuar su reclutamiento de víctimas en otras provincias, un nodo clave para alimentar lo que la Justicia cree es el mayor esquema Ponzi de la historia argentina reciente.
Cositorto tenía una estrategia para su indagatoria, marcada por su defensa, dirigida por Miguel Ángel Pierri. Evitó en todo momento autoincriminarse en la trama de Villa María, donde la fiscal Companys investiga 176 hechos de estafa con al menos un millón de dólares incautados y más de una veintena de colaboradores presos e imputados. Del resto, el líder habló con soltura. Infobae accedió a su indagatoria completa. Hay un pasaje superlativo, donde Cositorto reveló tal vez más de lo que debería.
La cita completa dice:

“En total, soy dueño de once equipos de futbol entre sponsor, gerenciamiento y dueño. Son el Tawana de Bangkok en Thailandia, Santa Coloma en Andorra, Saguntino en Valencia, Tacuarí en Paraguay, Cañuelas, Atlas de la C en Argentina. En el caso Villa María, Claudio Álvarez (nota: el jefe de Zoe en Córdoba, hoy preso en la causa de Companys) abrió el Zoe Athletic Club que compro varias hectáreas, como 15, pero yo no tengo nada que ver. En Villa María no tengo nada que ver porque no firme ningún papel. Mis dos empresas son de Capital Federal. Con Chacarita habíamos firmado un acuerdo de sponsor por seis millones de pesos por tres meses. Yo pagué todo banco, pero jamás entré al homebanking”, aseguró.
Al final, Cositorto dio un nombre. Quien entraba al home banking era otra persona: “Los pagos los hacía Miguel Echegaray, el único autorizado era Miguel Echegaray”.
Hoy, Miguel Ángel Echegaray está prófugo, con un pedido de captura internacional. Para la fiscal Companys, Echegaray era uno de los principales reclutadores de víctimas en la trama, con un rol de “mentor coach profesional” en las conferencias ´públicas de Zoe. También era el manager del dinero personal de Cositorto. Echegaray también se llevó la suya del pilón: 180,5 millones de pesos y 65 mil dólares, confirmaron fuentes del caso a Infobae.
El número se desprende de los movimientos que obran en blanco de las transferencias de las cuentas de las formas Zoe Empowerment y Generación Zoe a su cuenta particular. Literalmente, cree la fiscal Companys, Echegaray se transfirió la plata él mismo.
Ex empleado estatal neuquino en los papeles, es uno de los miembros de la guardia original de Cositorto: fue parte de Ax Phone, el esquema que intentó años antes de Generación Zoe. Echegaray también fue el segundo socio en Zoe Empowerment, la firma del grupo encargada de la venta de servicios de coaching. Un video lo muestra en un acto de proselitismo de Zoe, una suerte de canchereo donde habla de una vida de playa en el Caribe y del dinero que le ingresa. Según Norman Próspero, uno de los contadores del conglomerado hoy preso, Zoe Empowerment acreditó en sus cuentas 380,9 millones de pesos y 808,4 mil dólares entre junio y noviembre del año pasado.
Así, el Departamento Investigación Antimafia de la Federal buscó a Echegaray en un departamento de Palermo a comienzos de abril, pero se había mudado una semana antes. Dejó atrás documentación de Generación Zoe y comprobantes de transferencias. Otra mujer vinculada a él fue allanada en Lomas de Zamora. Tampoco lo encontraron, pero incautaron otros 63 mil dólares en efectivo.
Cositorto también conectó a su viejo amigo a uno de los capítulos más oscuros en la trama del conglomerado: su intento de entrar a la Bolsa de Valores con un trámite oficial que requiere un extenso chequeo de papeles. Por ese trámite, el coach ontológico señaló en su indagatoria al ex juez Héctor Yrimia, también acusado, junto a los contadores platenses Julieta Sciutti y Maximiliano Mitroff. El trámite, confirma la Comisión Nacional de Valores, es gratis, pero Cositorto dice que Yrimia se lo cobró.
Pagó 650 mil dólares. El pago, dijo el líder, lo hizo Echegaray. “Desconozco si le facturaron pero eso lo pagaron en Colombia”, dijo Cositorto a la fiscal. El padre de Yrimia fue allanado por la PFA. Le encontraron medio millón de dólares en su casa de Villa Luro.
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