
El 29 de noviembre de 2016, en la sala de terapia intensiva del Sanatorio Mater Dei, poco después de las 16 horas, Stella Maris Said recibió su medicación, dos miligramos de vincristina, un medicamento oncológico que era parte de su quimioterapia. Empresaria textil en una firma junto a su hijo Marcos Ariel, de 67 años, atravesaba un severo cuadro de leucemia. Un protocolo establecido por un hematólogo en el centro médico indicaba cómo administrar la droga a la paciente, un medicamento de alta toxicidad si se aplica por una vía equivocada. Un médico cirujano, Patricio Besasso, y una enfermera, Beatriz Elizabeth Ríos, estaban a cargo del proceso de aplicación.
Había tres drogas en el protocolo. Una de ella era la vincristina; las otras, citarabina y metotrexato. Las dos últimas debían ser aplicadas de manera intratecal, directamente al sistema nervioso a través de una punción lumbar, un procedimiento a cargo del cirujano con la asistencia de la enfermera. La vincristina debía ser introducida por vía endovenosa. Si se hacía directamente al sistema nervioso, la droga podía causarle a la paciente un daño irreversible.
Sin embargo, la vincristina se aplicó de manera equivocada. Algo salió mal.
Stella Maris entró en un deterioro neurológico casi inmediato. “Severa neurotoxicidad”, marca el documento. Entró en coma, sin posibilidad de tratamiento. Su quimioterapia fue interrumpida y su agonía fue larga. Murió cinco meses después. La leucemia, marcó la autopsia, fue la causa de su muerte. “Neoplasia hemolinfoidea diseminada, neumopatía y falla multiorgánica”, marcó el informe.
Finalmente, el médico y la enfermera fueron llevados a la Justicia, con Marcos Ariel Tasat, hijo de Stella Maris como querellante en el proceso: en mayo de 2019, el Tribunal N° 27 condenó a ambos a la misma pena, dos años de prisión en suspenso e inhabilitación de ejercer su profesión por el mínimo que impone la ley. La calificación: homicidio culposo, la misma que se le aplicó al endoscopista Diego Bialolenker, condenado en agosto de 2019 por la muerte de Débora Pérez Volpin en el sanatorio La Trinidad, con una enfermera absuelta en el proceso. La condena del Tribunal N° 27 había separado los roles en la cadena de responsabilidad: el cirujano aplicó la droga que le costó la vida a Stella Maris, pero la enfermera Ríos la incluyó entre el resto de la medicación.

Ríos, aseguró su abogado, nunca ocultó su error, que no fue una negligencia, o una cuestión temeraria, según los abogados, sino una equivocación. La aplicación errónea de la vincristina privó a Stella Maris de toda posibilidad de tratamiento para lograr un plazo de sobrevida a pesar de su pronóstico, consideró el tribunal de primera instancia.
Las partes apelaron con sus defensas, con el hijo de Stella Maris todavía en la causa. Los abogados de Ríos disputaron la causa de muerte, una valoración supuestamente arbitraria de la prueba. La defensa de Besasso apuntó a la enfermera, a la que el cirujano consideraba entrenada, a que la vincristina había llegado envuelta en un doble sobre para asegurar la asepsia, algo, consideró la defensa, necesario en aplicaciones intratecales pero no endovenosas. Declararon especialistas del cuerpo médico forense. Julio Ravioli, perito médico que integró la querella de Sandra Arroyo Salgado en la causa que investiga la muerte del fiscal Alberto Nisman, fue su especialista de parte.
La semana pasada, la Sala I de la Cámara de Casación con los jueces Gustavo Bruzzone, Jorge Rimondi y Patricia Llerena –que esta semana emitió un polémico fallo en disidencia al decidir que el brutal crimen de la líder trans Diana Sacayán no fue motivado por su condición sexual, un travesticidio– decidió sobre el caso del Mater Dei.
La Sala I confirmó la pena para la enfermera Ríos, pero el médico Besasso fue absuelto. Todo se reducía a la bandeja con jeringas y a quién debía controlarla.
En su voto, reflejado en el fallo al que Infobae accedió en forma completa, la jueza Llerena consideró que “ya enmarcado en un análisis jurídico, y en el marco del agravio respecto de la relación causal entre el error profesional y el óbito cabe señalar que el suministro de la vincristina por vía intratecal fue la primera causa de que la señora Said presentara el cuadro descripto por los médicos y recogido en la sentencia” y que “el medio verificado era idóneo para arribar al resultado muerte”. En síntesis, la vincristina aceleró el proceso. “Si hipotéticamente se suprimiera dicha causal, nadie puede asegurar que no se hubiese producido el fallecimiento, pero el marco del suceso hubiese sido distinto”, aseguró la jueza.
La jueza, así, fue por la enfermera y por la cadena de control, así como el factor confianza. “Tal como surgió del debate, la intervención de la Licenciada Ríos ese día fue decidida por las áreas pertinentes del Sanatorio Mater Dei, sobre la base de su experiencia profesional. De ello se colige que Besasso no fue quien seleccionó a la enfermera Ríos para que lo asista”, afirmó en su voto.
Hubo un video que fue parte del expediente. Allí, según Llerena “se advierte que cuando Besasso coloca la bandeja sobre un costado de la cama, lo hace automáticamente, y no se advierte que se hubiese mezclado todo, ya que la cantidad de elementos colocados sobre la bandeja torna dificultoso sostener que hubo una mezcla”.
Rimondi y Bruzzone adhirieron al voto de la jueza.
Habla el hijo de Stella Maris: “El fallo es una vergüenza”
Ariel Tasat no está satisfecho con la decisión de la Sala 1: “Es una vergüenza”, califica.
“Que a Ríos se la condene es una continuidad, pero la Sala le da una vuelta un poco extraña a la situación de Besasso. Si bien es legal, tiene una vuelta con la que no estoy de acuerdo. O sea, el cirujano no solamente confiaba, confiaba ciegamente, el médico tiene obligación de mirar lo que pone. ¿Cualquier cosa que le trae una enfermera debería aplicarlo? No estoy de acuerdo para nada. No sé con qué intención puso al mismo nivel enfermero y médico. Todos estos líquidos vienen con rotulados, la vincristina viene rotulada de forma diferente. Que sin verlo lo tenga que aplicar, me parece que sería un precedente muy malo. ¿El médico no tiene ningún sentido? Que equiparen la enfermería o la medicina lo puedo entender, pero para algo hay divisiones”, asegura a Infobae:
“Mi mamá se interna por tener leucemia en noviembre de 2016. La vincristina le quemó el cerebro literalmente. Le anuló cualquier chance de sobrevida. Mi mamá estuvo cinco meses sin leucemia después de esa primera aplicación, pero la jueza determinó que el médico no tenía responsabilidad”, finalizó.

Así, Ariel se convirtió en querellante “desde el día 1 desde que el Sanatorio Mater Dei nos informó que se equivocaron, Lo dijeron por escrito y está en la causa, el mismo escrito del Mater Dei dice que se equivocaron en la aplicación”. En el medio, Ariel comenzó un sitio llamado Mala Praxis Web, hoy con más de 12 mil seguidores en Facebook, donde se comunican casos similares.
—Y en el medio, febrero de 2018, muere Débora Pérez Volpin.
—Estamos en contacto con la familia de Débora, cada caso lo tomo como si fuera personal, y fue lamentable. Tras lo que le pasó a Débora, la mala praxis médica llegó a oídos de gente que no sabía que existía la mala praxis, como no sabía que existía hasta que le pasó a mi mamá. Acá no hay estadísticas. Llegar a una condena es muy difícil, tenés que tener los medios. Mucha gente no los tiene.
Ariel apelará el fallo de la Sala 1 con su abogado Nicolás Pamelli, que considera al fallo como arbitrario.
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