La serie del caso Dalmasso: un ejercicio de memoria sobre las miserias de la justicia y de los medios

La historia tenía todo para ser una Payton Place local y concentrar la atención del público, exacerbada por el placer inconfesable de observar la desgracia ajena, más aun por tratarse de “ricos”, siempre sospechosos en el imaginario colectivo. Los fiscales que se sucedieron en la causa compitieron en inoperancia y el periodismo traspasó todos los límites de la decencia

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Nora Dalmasso fue asesinada de
Nora Dalmasso fue asesinada de madrugada en su casa, en Río Cuarto, provincia de Córdoba.

Se dice que la fórmula para un buen policial es que contenga las “3 S” (sexo, suspenso y sangre). Aunque en la escena del homicidio de Nora Dalmasso no había sangre, se trató de una muerte violenta. De inmediato surgieron los rumores sobre una vida sexual disipada. En cuanto al misterio, tuvieron que pasar más de 15 años para que se revelara un indicio firme sobre la identidad del asesino: un nombre que estuvo en el expediente desde el primer momento…

Río Cuarto no es lo que se llama un pueblo chico, pero con sus cerca de 200 mil habitantes es una ciudad intermedia como muchas de nuestro interior, donde en determinados círculos todos se conocen.

Marcelo Macarrón y Nora Dalmasso eran una pareja “popular”, como suele decirse. Ese tipo de matrimonios con una vida cómoda y activa que otros gustan pispear. Vivían en un barrio chic de la ciudad, tenían un buen pasar, eran atractivos, exitosos y aparentemente felices.

El pintor Gastón Zárate fue
El pintor Gastón Zárate fue apodado "El Perejil" por haber sido inicialmente imputado sin pruebas suficientes.

El homicidio de la mujer, el 28 de noviembre de 2006, abrió la puerta al interior de esa familia, a su intimidad, y no hubo contención alguna, ni por parte del público, ni de la prensa, ni finalmente de las autoridades, que hasta llegaron a filtrar las fotografías de la autopsia de Nora Dalmasso.

La serie documental de Netflix -tres capítulos que alternan el material de archivo con testimonios de la familia y de otros protagonistas del caso, periodistas, abogados y amigos-, dirigida y producida por el documentalista británico Jamie Crawford, reconstruye la investigación y el tratamiento mediático del caso y tiene un protagonismo inédito de los dos hijos del matrimonio Macarrón-Dalmasso, Valentina y Facundo, quienes mientras duró la causa prácticamente no hablaron.

La intimidad del hijo de
La intimidad del hijo de Nora Dalmasso, Facundo Macarrón, fue expuesta en medios y tribunales. “Me sacaron del placard a patadas”, admitió el hombre.

De sus testimonios se desprende que ellos, que en el momento del asesinato de su madre tenían 15 años ella y 19 él, fueron las principales víctima del caso.

La prensa es otra protagonista importante de la serie. Se destaca en este grupo un periodista independiente local, Hernán Vaca Narvaja, que dirigía su propio medio, la revista Sur, y para quien el caso fue una oportunidad de oro para un lucimiento que suele serle esquivo a los medios del interior por la conocida macrocefalia argentina.

El caso Dalmasso puso a Río Cuarto en todas las portadas y pantallas nacionales y los grandes medios enviaron cronistas y móviles que invadieron el barrio Villa Golf donde vivía la familia Macarrón. Todo esto desató una fiebre por la primicia, por la hipótesis más escandalosa y el detalle más morboso posible. La serie, al compaginar en tres episodios todo el material audiovisual del caso, expone con crudeza el asedio mediático constante sobre la familia. Particularmente impactante es la visita de los dos hermanos al cementerio, pocos días después del sepelio de Dalmasso. De pie frente a su tumba, ambos adolescentes lloran y ruegan inútilmente a los periodistas que se alejen un poco para dejarles un momento de intimidad.

La intimidad de Nora Dalmasso
La intimidad de Nora Dalmasso fue expuesta durante muchísimo tiempo en medios locales y nacionales.

Lo que siguió fue la difusión de todo tipo de rumores sobre los amantes de Nora Dalmasso y sus hábitos sexuales, o los de la pareja. “No se descarta que esa noche haya estado con dos hombres”, afirma muy serio el periodista Marcelo López en un canal porteño. Y agrega: “Cuatro hombres se estaban peleando por Nora”.

Empezaron a circular nombres de amigos y conocidos de la familia. Entonces, la viveza criolla mostró su peor cara: alguien imprimió remeras con la inscripción “No estuve con Norita”. Muchos miserables las habrán comprado.

El tono fue escalando y poco después el mismo comentarista iba un poco más lejos: “A las amigas de Nora las dividen en TV y TN… tetas viejas y tetas nuevas”. Carcajada general, en medio de insinuaciones sobre la supuesta desesperación sexual de las señoras de 50 años..

Las versiones sobre la pareja
Las versiones sobre la pareja y sus supuestas infidelidades primaron en los titulares de los medios.

“La mataron de todas las formas”, dice Valentina sobre su madre, y a eso alude el título de la serie “Las mil muertes de Nora Dalmasso”. Fue tratada de prostituta, en virtud del eterno prejuicio de que una mujer no puede hacer lo que un hombre o si lo hace es juzgada de modo diferente.

Hernán Vaca Narvaja, coherente con la adscripción nac&pop que exhibe en sus medios y redes, adoptó de inmediato la tesis de la impunidad de los ricos, sospechosos y culpables a priori, con afirmaciones como que “el poder político y el poder económico estaban metidos en el crimen”. Denunciaba que la investigación se orientaba “hacia abajo y no hacia el poder”. “La justicia no persigue ni castiga a los poderosos”, fue otra de sus frases. Nunca dio precisiones sobre móviles o modus operandi, pero en estas cosas la insinuación basta para instalar rumores que luego es muy difícil disipar.

Tampoco cejó nunca en su empeño de señalar a la familia que, según él, gozaba de protección, privilegios y, en definitiva, impunidad. Como fue demandado por la familia Macarrón y deberá indemnizar a los hijos, se defiende: “Yo no hice ninguna de las barbaridades que hizo la prensa nacional”, alega, en referencia a la exhibición de las fotos de la autopsia.

Toda la familia declaró en
Toda la familia declaró en el juicio.

La justicia no hizo un mejor papel. Todas sus imputaciones fueron disparatadas o infundadas. Primero se detuvo a un joven albañil, que debió ser liberado por una pueblada de vecinos que hablaban de un chivo expiatorio para proteger poderosos. Luego vino la imputación del hijo, Facundo, que habría viajado 200 km desde Córdoba capital donde vivía y estudiaba, para matar a su madre porque ésta no aceptaba su orientación sexual. La base de esta tesis fue la presencia de ADN del linaje Macarrón (esposo, hijo y suegro) en la escena del crimen. Como el marido estaba en Punta del Este en el momento del homicidio, el primer fiscal del caso, Javier Di Santo, decidió que debía ser el hijo. Que pudiera haber ADN de Facundo Macarrón en el lugar por otros motivos que el de haber tenido sexo con su madre para luego asesinarla no pasó por la cabeza de los investigadores.

Una imputación que posiblemente fue una salida a la presión mediática, popular y política. Lanzaron a las fieras una presa interesante, imputando a un hijo del poder. Para Vaca Narvaja no fue suficiente: “No se lo metió preso”, acusó.

La tumba de Nora Dalmasso.
La tumba de Nora Dalmasso.

Con este procesamiento, el caso ganó en morbo. A los elementos ya tórridos que circulaban se sumaba ahora el incesto y la orientación sexual de Facundo. Este fue tal vez uno de los momentos más penosos del caso. Sin la menor retención, la intimidad del joven fue expuesta. “Me sacaron del placard a patadas”, dice Facundo en la serie, recordando que en ese momento él no había asumido su orientación sexual públicamente y ni siquiera frente a su familia.

Cinco años duró ese calvario sin mayores avances, hasta que la provincia decidió remitir las muestras al FBI que estableció que no había ADN de Facundo en ellas.

La reacción del nuevo fiscal del caso, Daniel Miralles, fue insólita. Decidió imputar al marido. Ya habían pasado diez años del crimen. Ahí surgieron rocambolescas teorías sobre cómo el viudo había tomado un vuelo privado, clandestino, para venir de Punta del Este a Río Cuarto en la noche del sábado 28 de noviembre de 2006 para tener sexo con su esposa y luego matarla.

El viudo, Marcelo Macarrón, fue
El viudo, Marcelo Macarrón, fue imputado 10 años después de la muerte y luego absuelto.

“Era físicamente imposible y sin embargo se lo imputó”, dice el abogado de Macarrón.

Un nuevo cambio de fiscal no trajo razonabilidad a la causa. Luis Pizarro decidió elevar la causa a juicio, pero se diferenció de su predecesor: para él, Macarrón no era el autor material, sino que se trataba de un “homicidio calificado por precio o recompensa”. Es decir que Nora Dalmasso habría sido asesinada por un sicario contratado por su esposo.

El juicio tuvo lugar en 2022 y terminó de una manera insólita. Un nuevo fiscal intervino en el proceso y en julio de ese año anunció que retiraba la acusación contra Marcelo Macarrón por el sencillo hecho de que el testimonio de los forenses y demás peritos demostraba que no había habido premeditación en el crimen. Hubo un acto sexual consentido y el homicida usó lo que encontró a mano, el cinto de la bata de Nora.

La historia tiene una vuelta más de tuerca. El quinto fiscal que asumió el caso, Pablo Jávega, hizo lo que se debió haber hecho desde el primer momento: analizó detalladamente las circunstancias del caso, los primeros testimonios y a todas las personas que estuvieron en cercanías de la casa de los Macarrón el día del crimen. Así detectó a Roberto Bárzola, un pulidor de pisos cuya declaración como testigo tenía inconsistencias y vaguedades, y cuyo ADN no había sido contrastado con las muestras. Jávega dispuso realizar ese cotejo y el resultado fue positivo. Ahora, tanto el fiscal como la familia luchan por evitar que corra la prescripción de la causa y poder llevar a juicio a Bárzola.

Y los tres primeros fiscales del caso se han ganado un pedido de juicio político que está en trámite.

La familia lucha por evitar
La familia lucha por evitar que corra la prescripción de la causa y poder llevar a juicio a Roberto Bárzola, el asesino.

Independientemente del resultado final, lo que este caso demuestra y la serie actualiza es la combinación de ineficacia judicial, inescrupulosidad mediática y miserabilidad general que hicieron de este caso una larga sucesión de rumores escandalosos y arbitrariedades que tuvieron por blanco a una familia que nunca fue vista como víctima.

“No lo vimos llorar” fue la acusación contra el viudo. “La familia no mostraba señales de duelo”, dice por ejemplo Vaca Narvaja. “Facundo Macarrón seguía su carrera en la UCA. No faltó a ninguna mesa de exámenes”, denuncia.

En la novela “El extranjero”, de Albert Camus, se muestra cómo, cuando se está en el banquillo de acusados, así sea virtual, todo gesto o acto que uno cree natural o habitual para a ser escrutado con perspectiva acusatoria.

Más tarde, en el juicio, en referencia al momento en el cual Macarrón se quiebra, Vaca Narvaja dirá que para él “ese abuelito tierno que lloraba” era una mentira.

Como dice Facundo Macarrón, “si no llorás porque no llorás, si llorás porque llorás”. No había escapatoria.

Valentina Macarrón, la hija de
Valentina Macarrón, la hija de Nora pidió a los gritos a los medios que la dejaran estar a solas con la tumba de su madre la primera vez que la visitó.

El periodista riocuartense asistió a todas las audiencias del juicio y, desafiante, se sentó siempre frente a Macarrón para mirarlo. Cuando el fiscal retira la acusación y el viudo es eximido de toda culpa, mira hacia donde está Vaca Narvaja y articula un “hijo de puta”.

La conclusión del aludido es que “eso es impunidad”.

Las mil muertes de Nora Dalmasso exponen las consecuencias negativas del círculo infernal que se forma por la tendencia de algunos comunicadores a asumirse como jueces o fiscales combinada con la incapacidad de quienes sí deben actuar como tales de centrarse en el expediente, en las pruebas y en la palabra de los peritos, y sustraerse a las presiones y al humor público, creado o fomentado por el mismo sensacionalismo mediático.

La casa en Río Cuarto
La casa en Río Cuarto se convirtió en un lugar de atención durante años