
Nuestro camino de hoy nos va a llevar a un destino situado en el sudeste asiático, en el norte de Malasia, una ciudad llamada Penang. Pero primero vamos a contar cómo llegamos hasta allí. Partimos desde el sur de Tailandia, país limítrofe con Malasia, desde Krabi, un pueblo con hermosas playas. El trayecto a realizar no era largo, y en primera instancia buscamos hacerlo en avión, pero era muy complicado, porque había que ir desde Krabi hasta Bangkok, de allí hasta Kuala Lumpur, la capital malaya, y después de ahí hasta Penang, en un recorrido que nos llevaba mucho tiempo y plata.
Decidimos entonces viajar en combi, y lo anecdótico del viaje, que nos debe haber insumido unas seis o siete horas, es que desde que salimos hasta que llegamos no hablamos una palabra con nadie, en inglés, y obviamente menos en español y aún menos en tailandés, excepto “sobadi kra” que quiere decir “hola”. Y lo significativo es que pasamos por la aduana de los dos países, hicimos un cambio de combi y de chofer, paramos tres veces a tomar o comprar algo. Pero todo funcionó perfectamente y con la magia de las señas fuimos avanzando y llegamos a destino.

Penang no es en realidad una ciudad, sino una isla y a su vez una provincia de Malasia, la segunda más chica del país, y cuya ciudad más importante se llama Georgetown, pero en general a todo lo que está en la península se le llama Penang, o bien Pulau Penang, como le dicen los malayos, la Perla del Oriente. Y en este sitio tan particular, llegamos para alojarnos en el Eastern & Oriental Hotel, es decir el Hotel del Este y del Oriente, en la actualidad. Se trata de un lugar mágico, que nos remonta en el tiempo. Fue fundado en 1885 por uno de los hermanos Sarkies, cuatro hermanos armenios que, como parte de la diáspora armenia, su familia se había establecido en Calcuta. Desde allí, fundaron una serie de hoteles en el Sudeste Asiático; éste en Penang, otro en Singapur, el Raffles, y uno en Birmania, motivados por un hecho que significó un quiebre crucial en la geografía de aquellos lugares: la apertura del canal de Suez en 1869, que comunica el Mar Mediterráneo con el Rojo, el cual luego te lleva hasta el Océano Indico, a través de 160 kilómetros de navegación.
Esto significó acortar muchísimo el camino desde Europa hasta Asia, no sólo para el transporte de cargas, sino también para la incipiente industria del turismo. Y los hermanos Sarkies vieron esa oportunidad, esa que mostraba a los europeos un destino de lujo, y fundaron estos hoteles. Primero lo hicieron con el Eastern, luego con el Oriental, y más tarde los fusionaron. Y el hotel comenzó a convertirse en un hito del lugar. Era promocionado como el Primer Hotel luego de Suez, y entre otras cosas ofrecía, sobre fines del siglo XIX, cien habitaciones, cuarenta de ellas con baños con agua caliente y fría, teléfonos individuales y además un frente costero de casi trescientos metros, el que se promocionaba como el más largo que tenía un hotel en el mundo. Y a través de su historia, el hotel pasó por dos guerras mundiales, estuvo bajo el Imperio Británico, vio el surgimiento de Malasia como país, y fue reducto de artistas y personalidades que lo visitaron a través de sus casi ciento 130 años de vida.

Hoy en día luce impecable, y cuando uno entra, parece sumergirse en una película. La gente que trabaja en el hotel, está vestida de blanco y negro, con una especie de sacos y con un casco blanco, semiesférico, muchos con una especie de bermudas, bien típicos del colonialismo inglés. La arquitectura es muy particular también, mezclando estilos victorianos con algo de árabe, con una lujosa decoración, con arañas y otros detalles, como por ejemplo, bañeras con patas, bien antiguas. Todo da al frente costero del que hablábamos, impecable, con una serie de piletas y estilizadas palmeras.
Todo nos hace viajar en el tiempo y sentirnos que protagonizamos la película, de la que uno sale hacia el resto del entorno urbano, solo para conocer algunos de los muchos atractivos que tiene Penang y que la llevaron a ser nombrada Patrimonio de la Humanidad. Como su Barrio Chino y Little India, reductos de inmigrantes de esos países, que se establecieron en el sitio al igual que lo hacen en tantas partes del mundo. Hay muchos vestigios también del paso de los ingleses, como la Torre del Reloj, en honor a la reina Victoria o el Fuerte Cornwallis, construido en el siglo XIX por presidiarios. Otro punto de interés es la mansión de Cheng Fatt Tze, hogar de un chino que en su momento fue una de las personas más poderosas del planeta. Y muchos lugares más, destacándose entre otras cosas, la gastronomía, que exhibe una mezcla atractiva de productos y sabores.
A no mucha distancia de la capital de Malasia, Kuala Lumpur, Penang, se muestra como un destino con muchas opciones por conocer.
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