
Innovación, búsqueda constante, talento individual a disposición del trabajo colectivo es lo que resume, en parte, a la Agrupación Mujeres Artesanas Linqueñas. AMALas es un grupo independiente que forman 35 autoconvocadas de distintas edades, profesiones y oficios con un objetivo en común.
Aunque en el inicio la meta fue crear y trabajar en la producción artística de motivos para el evento carnavalesco de la ciudad, hoy, el principal objetivo es “formar y mantener en el tiempo una agrupación de artesanas que contribuya al empoderamiento de las mujeres y la equidad en ámbitos laborales, sociales, artísticos. Y, a su vez, es un espacio de creación y de construcción de vínculos afectivos”, lo describen.

Pudieron mostrarlo al mundo en febrero de 2020, cuando desfilaron con las marionetas de 3 metros con las que dieron cuenta de la contaminación ambiental en la zona por medio de “Relaciones Tóxicas” y compitieron y ganaron en cartapesta cuando se celebraron los 130 años de carnaval en la ciudad. Este año, el segundo en que desfilarán (esta vez sin competir) presentarán No todo es color de rosa, una puesta en escena con personajes que expresan situaciones, desde el humor y la ironía, en constante interacción con el público.
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La historia
“¡Qué loco que este es el Carnaval Artesanal Nacional, y no hay mujeres carroceras... ¿Por qué no?”, fue la pregunta que se hicieron cuatro amigas, Fernanda Martínez, Julia Sigliano, Laura Khalloub y Luciana Maccaroni, en 2019 y a los días comenzaron a reunirse con otras mujeres (de entre 14 y 80 años), de distintas profesiones, trabajos, oficios, estados civiles, pensamientos, pero con el mismo deseo: participar e incentivar a que otras mujeres participen del desfile del carnaval desde otro lado, la competencia.
“Las mujeres siempre participamos de las comparsas o desde las cantinas, pero donde no estaban visibles era en el rubro de la cartapesta, de lo artesanal”, recuerda Fernanda Martínez sobre lo que en poco tiempo, luego de reunir a sus amigas y conocidas, se convirtió en algo más grande que ellas misma.
Así nació el colectivo AMALas, reconocidas en toda la provincia como las primeras mujeres de Lincoln que participaron en el desfile con sus marionetas como carroceras, un lugar históricamente ocupado por varones.

“Muchas de las integrantes del colectivo nacimos en Lincoln, otras llegamos a la ciudad porque nuestras familias vivieron aquí y el carnaval de Lincoln es parte de nuestras vidas desde niñas: fuimos disfrazadas, bailamos, jugamos, tocando algún instrumento, fuimos candidatas a Reina del carnaval, miembros del jurado de selección de reinas o carrozas, siempre estuvimos, pero oficialmente hasta 2020 no había un espacio en el que pudiéramos salir como artesanas. Participamos con tres marionetas gigantes: la Pachamama, un hombre y un grifo, que era un agrotóxico, para representar la relación entre esos tres personajes que iban acompañados de otros secundarios”, recuerda sobre el primer desfile como competidoras.
Ganaron mucho más que un premio. “Fue la euforia y la felicidad, de no solo por haber salido a la calle, por haber hecho una producción que ganó el primer premio en la categoría que competimos sino que luego de 130 años de historia, por primera vez, una agrupación de mujeres ganó y lo celebramos; y a la vez nos preguntamos cómo seguimos y llegó la pandemia. Pese a ello, logramos mantener vivo ese espacio de encuentro, esa motivación cuando no podíamos encontrarnos personalmente mientras esperábamos el próximo carnaval, porque nuestro objetivo era producir para el carnaval y, entonces, de alguna manera, pensamos en cómo hacer para que lo logrado siguiera existiendo y sin tener un motivo para producir”, relata.
Pasó el 2021 y no hubo carnaval, pero en 2022, cuando la situación sanitaria lo permitió, a pesar de que tampoco hubo evento masivo, ellas, sorpresivamente, salieron a la calle: “¿Quién dice que no hay carnaval?”. “Con distancia social, barbijos, y todo lo requerido, volvimos a la calle”, dice orgullosa porque el efecto sorpresa fue mayúsculo y avivaron las ganas de celebración de este año.

“Actualmente, somos un grupo de mujeres en constante aprendizaje y perfeccionamiento de técnicas y lenguajes artísticos. Somos una red flexible, en movimiento, con integrantes que estamos desde su nacimiento; otras que se van o se incorporan a partir de un interés común por crear, aprender o transmitir algo. O simplemente, para construir vínculos de amistad. Por esto, esta agrupación no se cierra a un lenguaje, ni a una actividad sino que intenta transitar distintas formas e instancias de creación, intercambiando experiencias con otros espacios que invitan a la expresión”, agrega.
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Romper el molde
“A lo largo de 100 se fue construyendo una estética, una forma, una tradición en el carnaval y, de alguna manera, Amalas viene a romper moldes, en ese sentido. Los materiales con los que trabajamos, aunque la cartapesta está presente, no es exclusiva, ni excluyente en la propuesta, en las en las estructuras; también en la estética. Hoy, tres años más tarde, hacemos esta lectura que nos permite comprender todo lo que significa, todas las dimensiones que tiene la agrupación desde lo estético, artístico, humano, afectivo y desde las relaciones, los vínculos que se van creando porque esto es un espacio para compartir”, define Laura Khalloub, artista visual, y una de las coordinadoras de la agrupación.

También es una de las responsables de la puesta que se realizará. “Este año, volvemos a a trabajar en marionetas gigantes y hacemos mucho hincapié en la exploración de materiales y técnicas, en lograr movimientos, en construir estructuras que sean livianas y que a su vez genere impacto. El motivo son animales de la fauna local y habrá una coreografía que tiene que ver el recorrido que hacen, desde el humor y la ironía proponemos la reflexión. Eso es ‘No todo es color de rosa’”, define.
“Lo que buscamos es la innovación. Todo el tiempo estamos tratando de innovar, estamos en constante búsqueda. Antes del resultado que se verá hubo una cantidad de pruebas que quizás no salieron como queríamos, pero nos parece muy interesante el proceso en sí porque implica exploración, investigación. Y, por otro lado, buscamos la interacción con el público, por eso en el desfile sobre la avenida como en las tribunas o con la gente que está detrás de las vallas habrá interacción”, adelanta.
No serán solo ellas las que intercambien con el público. “Nuestras marionetas van a interactuar y van a llegar al público. Habrá un vínculo con ellos y esto es el resultado de esta red de vínculos, de afectos, de trabajo y de intercambio de saberes entre mujeres que se dio en estos años en Lincoln”, finaliza.
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