
Primero confeccionaron barbijos de friselina para los médicos de Pilar y las voluntarias de los comedores y merenderos donde comenzaban a preparar viandas para que, en plena cuarentena para frenar el avance de la COVID-19, a nadie le faltara un plato de comida. También llevaron tapabocas de tela a los barrios más alejados y carenciados de la zona norte de la provincia de Buenos Aires; otros los repartieron entre los bomberos voluntarios, los empleados municipales que trabajaban en las calles y los policías que veían en las esquinas. Tiempo después, vieron a quienes habían quedado afuera del nuevo mundo y confeccionaron tapabocas trasparentes para personas hipoacúsicas, que necesitan mirar a los labios para comunicarse.
La Red de Costureras de Pilar inició su actividad solidaria el 26 de marzo de 2020 con unas 50 personas que, cumpliendo con la ASPO, comenzaban a coser los nuevos elementos de uso cotidiano y abrigos para los bebés de los barrios más vulnerables. Así nació el proyecto comunitario y productivo desde el que también acompañan los emprendimientos de las vecinas que se dedican a coser y viven de ello.
La red fue creciendo. En este tiempo creó nuevos proyectos sustentables que apelan a la idea de economía circular para que las donaciones que reciben (telas de todo tipo, plásticos y sachet, lonas) vuelvan a la vida útil. Esos productos son vendidos en una tienda virtual, a precios simbólicos, y con ese dinero compran insumos para seguir produciendo.

“Cuando comenzaron las noticias sobre la falta de barbijos para los profesionales de la salud, con algunas mujeres de Pilar armamos un grupo de WhatsApp y comenzamos a confeccionarlos y donarlos a los hospitales y salas de primeros auxilios, primero. Ese fue el primer proyecto al que, cuando hubo que reinvertarse, se sumaron otros”, resume María Fernanda Ipata, coordinadora de la Red Costureras de Pilar, que es parte de Pilar Emprende.
Cómo trabajan
En este tiempo, 170 voluntarios pasaron por la Red y, actualmente, más de 10 integran el taller desde el que realizan trabajos para empresas, particulares y emprendedores.
En números, desde la Red confeccionaron y donaron 71 mil tapabocas, 680 tapabocas inclusivos para personas hipoacúsicas; 500 kits de cuidado para niños para el regreso seguro a las aulas. Repartieron donaciones a más de 300 instituciones, dependencias municipales, comedores y merenderos recibieron ayuda.

Para las Pascuas, elaboraron y donaron 435 huevos de chocolate; además llevaron más de 780 libros al proyecto de Bibliotecas Móviles; elaboraron 600 kits de abrigo para bebés, niños y adultos en situación de calle, y 750 tapabocas de tela papel para niños de jardines de infantes.
“Con el tiempo también comenzamos a producir otras cosas, según lo que vimos necesario y acorde a las donaciones recibidas. Ahora estamos haciendo distintos productos para donar además del taller de la Red que está integrada por mujeres que hacen productos para vender porque algunas tienen la costura como su fuente de trabajo e ingresos”, explica Ipata.
La periodista y coordinadora de Pilar Emprende, cuenta a Infobae que desde ese colectivo también brindan herramientas para emprendedores en el partido y que gracias a su profesión “siempre tuve información sobre las personas que durante la ASPO estaban en sus casas y, por su propia idea, confeccionaban los barbijos. Comencé a averiguar dónde se necesitaban y dónde poder distribuirlos, así quienes tenían permiso para circular compraban las telas y las distribuían a cada costurera de Pilar, incluso de los barrios cerrados”, explicó.

“Las costureras suelen contarnos cuáles son las necesidades que ven en sus barrios y ellas mismas organizan donaciones, por eso, nuestro propósito es que la voluntaria colabore directamente con su comunidad. No somos nosotras quienes elegimos a quiénes ayudar, sí tratamos de colaborar con insumos y producción para que pueda acercar las donaciones”.
En el invierno, el grupo de mujeres (ayudadas en casa por sus familias) elaboró el kit de abrigos para bebés que contenía un gorrito y ropas; bufandas para niños en edad escolar escolar, gorros de abrigo y cuando comenzó a hablarse del regreso a las clases sumaron un set de cuidados infantil: una bolsita de tela con un tapaboca, alcohol en gel y una toalla de manos “para que puedan volver protegido a las aulas”.
Todos eso puede ser adquiridos en las ferias municipales de Pilar donde las costureras llevan sus productos y los de la Red o de manera online. “Parte del dinero que ingresa es para insumos y máquinas de coser, máquinas para botones, máquinas para cortar telas además de hilos, agujas y todo lo que se necesita para seguir produciendo y seguir donando. Por otro lado, está el costo del producto que es el trabajo de la costurera y le queda a ella”, asevera Ipata.

Actualmente, el equipo está enfocado en el proyecto Roperito Solidario (que recibe ropa en buen estado) y en la recepción de telas y retazos, o ropas de todo tipo. “Hay gente que nos cuenta que tienen sacos viejos y que no los quieren donar porque les parece que a un adulto no le serviría, pero las chicas los transforman en chalecos para los chicos, por ejemplo. Aunque tengan ropas muy destruidas siempre hay algo que sirve para confeccionar una prenda, así sea colitas para el pelo”, asegura la periodista.
De cara a la primavera, Ipata confía que necesitan telas tipo jogging para confeccionar las prendas de la próxima temporada. “Seguimos haciendo tapabocas porque nos los siguen pidiendo desde los comedores y a eso le vamos a sumar el proyecto ‘Chau latas’ que busca reemplazar las típicas latas para yerba y azúcar por otras confeccionadas de sachet de leche que se recicla y reutiliza. Esto saldrá en el verano”.
La Red amplía sus proyectos sustentables con la elaboración de bolsos materos que elaborarán con lonas tipo banners. “La idea es poder llevar todo a una Expo textil y una Expo de emprendedores y recicladores para hacer nuevos productos”, dice en referencia al que considera la idea más ambiciosa.
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