
Tiempo atrás, llamó la atención en redes sociales la difusión de la creencia que indica que los pelícanos se hieren el pecho para alimentar a sus crías con sangre en épocas de escasez de alimentos, una idea que, según especialistas y evidencia científica, carece de fundamento. Aunque la imagen del pelícano sacrificándose por sus polluelos ha calado en el imaginario colectivo, la realidad biológica de estas aves desmiente por completo este mito, cuyo origen se encuentra en interpretaciones simbólicas y religiosas de la antigüedad.
Desde el ámbito científico, expertos como Yuri Albores, académico de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS) y especialista en aves marinas, han señalado que no existen reportes de investigadores ni de monitores que documenten a pelícanos abriéndose el pecho para alimentar a sus crías. Albores explicó que la sangre de la madre pelícano no podría servir como antídoto frente a la mordedura de una serpiente, como sugieren algunas publicaciones virales. “La mamá al producir el huevo pasa todos los genes, bueno mitad de los genes y mitad del papá, y tienen el mismo material genético, es exactamente igual, no tienen ningún componente extra (para ser antídoto)”, detalló el especialista.
Albores también subrayó que sería poco probable que una serpiente ataque a un pelícano y, en caso de que esto ocurriera, el ave tendría escasas posibilidades de sobrevivir. “En caso de que una serpiente pique a un pelícano lo haría principalmente para comérselo, las serpientes no están mordiendo a diestra y siniestra nada más porque sí, es para defenderse o alimentarse”, añadió el académico.
Ante la hipótesis de que los pelícanos podrían herirse para alimentar a sus crías en tiempos de escasez, el especialista rechazó esta posibilidad, argumentando que estas aves, que pueden vivir entre 30 y 40 años, no se autolesionarían para salvar a sus polluelos. “Lo que hacen es que si no hay condiciones suficientes, no hay alimento, simplemente dejan de alimentar (a las crías) y los adultos buscan sobrevivir ellos mismos y el siguiente año tener otra posibilidad de reproducirse”, explicó Albores.
La explicación biológica del comportamiento de los pelícanos es mucho más sencilla y está bien documentada y no quedan dudas sobre eso. El sitio católico Catholic.net explicó de dónde procede el uso del pelícano en la simbología religiosa. Para comenzar su aclaración, indicó que estas aves poseen una bolsa característica bajo el pico donde almacenan los peces que capturan. Al regresar al nido, el pelícano presiona el pico contra su pecho para extraer la comida y alimentar a sus crías. Esta acción, observada por los antiguos, dio pie a interpretaciones erróneas sobre un supuesto sacrificio del ave, que con el tiempo se transformó en símbolo de altruismo y entrega total.
El mito del pelícano que se hiere para alimentar a sus polluelos tiene raíces profundas en la tradición religiosa y cultural. Catholic.net recogió que Eusebio, en el siglo IV, describió al pelícano como un ave que, a diferencia de la serpiente que mata a sus crías, se levanta sobre el nido y se lastima el pecho hasta sangrar, derramando su sangre sobre los polluelos muertos para devolverles la vida. San Agustín, en el siglo V, retomó esta imagen y la vinculó con la idea de la resurrección, lo que contribuyó a consolidar al pelícano como un emblema moral y religioso. Durante la Edad Media, la figura del pelícano reapareció en vitrales y otras expresiones artísticas, simbolizando a Cristo que derrama su sangre para la salvación del mundo. En los siglos XVII y XIX, la iconografía del pelícano se asoció también con la dedicación de los padres hacia los hijos y con el sacrificio de Cristo, reforzando su presencia en el arte y la cultura cristiana.
La diferencia entre el comportamiento real del pelícano y su representación en la iconografía religiosa es clara. Mientras que la biología demuestra que estas aves alimentan a sus crías con peces almacenados en su bolsa, la tradición simbólica ha perpetuado la imagen del sacrificio extremo, basada en interpretaciones y relatos antiguos. Catholic.net señala que la acción de presionar el pico contra el pecho para extraer alimento fue malinterpretada por los observadores de épocas pasadas, quienes imaginaron un acto de autoherida que nunca ha sido documentado por la ciencia.

El legado de esta leyenda se mantiene vivo en numerosas obras de arte y en templos, donde el pelícano aparece como símbolo de entrega y redención, reflejando la influencia duradera de la tradición cristiana en la cultura visual y religiosa.
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