
Argentina se posiciona como uno de los mayores consumidores de carne aviar a nivel global: con un promedio de 45,2 kg por habitante al año, ocupa actualmente el sexto lugar en el ranking mundial de consumo per cápita. Este elevado nivel de demanda interna, que se ha mantenido estable en la última década, plantea un nuevo desafío para el sector: volcar su potencial productivo hacia los mercados internacionales, señala un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), elaborado por Franco Ramseyer y Emilce Terré.
Producción estable, eficiencia creciente
Según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGyP), la faena aviar se mantuvo en 2024 en torno a los 739 millones de cabezas, consolidando una década de estabilidad tras el fuerte crecimiento observado entre 2000 y 2012. En ese período, la faena se duplicó, impulsada por una mayor disponibilidad de insumos clave como el maíz y la harina de soja.
Aunque el número de aves procesadas se ha estabilizado, la producción total de carne aviar continuó creciendo hasta 2019, alcanzando las 2,3 millones de toneladas (Mt) gracias a mejoras en eficiencia, genética, nutrición y sanidad. Desde entonces, tanto la faena como la producción se mantienen constantes. En los primeros cinco meses de 2025, la producción alcanzó las 958 mil toneladas, un 1,9% más que en el mismo período de 2024.
Consumo interno, en su techo

El consumo de carne aviar en Argentina mostró un crecimiento estructural durante las últimas dos décadas, más que duplicando su volumen desde el año 2000. Sin embargo, en los últimos años ha ingresado en una fase de madurez: desde 2015, el consumo per cápita se mantiene por encima de los 45 kg anuales, sin grandes variaciones.
En 2024, el consumo aparente total alcanzó las 2,1 Mt, lo que indica una estabilización en línea con el crecimiento demográfico. Esta saturación del mercado interno redirige el foco hacia el comercio exterior.
Japón y China: mercados estratégicos
A diferencia del mercado bovino, las exportaciones de carne aviar aún representan una porción menor del total agroexportador argentino. En 2024, se exportaron 185 mil toneladas de productos avícolas por un valor de US$ 222,2 millones, apenas un 6% de lo generado por la cadena de carne y cueros bovinos. No obstante, el volumen exportado creció un 15,7% respecto al año anterior, aunque todavía se ubica por debajo del promedio de los últimos cinco años.

En 2024, Vietnam, Brasil y Sudáfrica fueron los principales destinos de las exportaciones. Pero la mayor novedad llegó en 2025 con la reapertura de dos mercados estratégicos: Japón y, especialmente, China.
China, que representó el 60% de las exportaciones avícolas argentinas en 2022, reanudó sus compras en marzo de 2025 tras dos años de cierre por brotes de influenza aviar. Japón, por su parte, volvió a habilitar el ingreso de carne aviar argentina tras una breve suspensión a comienzos del año. Ambas decisiones refuerzan la confianza internacional en los estándares sanitarios del país y abren nuevas posibilidades comerciales.
En abril de 2025, se registraron exportaciones a China por más de US$ 1,1 millones, marcando el retorno formal al gigante asiático.
Proyecciones favorables en el mercado internacional

Según estimaciones de la FAO, las importaciones globales de carne aviar crecerán un 10% entre 2025 y 2033, con fuerte tracción desde países en desarrollo de África y Asia. Esta expansión superaría el crecimiento proyectado para el comercio de otras carnes, como la vacuna, porcina u ovina.
En este escenario, Argentina —con una producción sólida, un mercado interno consolidado y creciente reconocimiento sanitario internacional— tiene una oportunidad estratégica para posicionarse como un proveedor confiable de carne aviar en el mundo, señala el informe de la BCR, elaborado a partir de datos oficiales de SAGyP, SENASA e INDEC, y proyecciones de la FAO.
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