
Un suelo saludable es la base de una agricultura sostenible. Un reciente estudio liderado por el INTA, el Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba confirmó que alternar cultivos es clave para mejorar sus propiedades físicas, químicas y biológicas.
La práctica demostró ser mucho más beneficiosa que el monocultivo de soja, incrementando un 37 % el Índice de Calidad del Suelo (SQI).
“La diversidad en los sistemas agrícolas es fundamental para conservar y potenciar los recursos naturales”, explicó Carolina Sasal, del INTA. Su análisis subraya que los sistemas intensificados, con cultivos de cobertura y rotación, no solo mejoran la fertilidad del suelo, sino que también fortalecen la actividad microbiana y optimizan el uso del agua.

Más allá de la soja: los beneficios de diversificar
El estudio comparó cuatro sistemas de cultivo. En el monocultivo de soja, los suelos mostraron niveles bajos de carbono orgánico y menor capacidad de retener agua. En contraste, las secuencias más diversificadas, como trigo/soja combinado con maíz y cultivos de cobertura, lograron resultados extraordinarios.
Dannae Serri, investigadora del IPAVE, destacó que “los suelos con mayor ocupación y variedad de cultivos aumentaron su capacidad para infiltrar agua en un 70 % y la disponibilidad de nitrógeno en casi un 30 %”. Además, estas secuencias promovieron un aumento del carbono de la biomasa microbiana, un indicador de la vitalidad del suelo.
Microorganismos que marcan la diferencia
El impacto en la vida microbiana fue significativo. Mientras que en el monocultivo la actividad microbiana se redujo un 28 %, los suelos rotados mostraron comunidades más activas y abundantes. “Nuestros resultados indican que las prácticas diversificadas no solo mejoran la calidad del suelo, sino que también aportan beneficios a todo el sistema productivo”, señaló Serri.
Transformar el campo desde las raíces
Los cambios físicos del suelo no se quedaron atrás. Las secuencias más intensificadas disminuyeron la compactación del terreno y aumentaron su capacidad de retener agua, aspectos cruciales para una producción agrícola eficiente.
Sasal enfatizó: “La integración de cultivos de cobertura y rotación promueve un uso más racional y sostenible del recurso suelo. Es una estrategia que combina productividad y conservación”.
Hacia un futuro más fértil
Este estudio pone en valor el rol de las prácticas agrícolas responsables para enfrentar los desafíos del sector. La rotación de cultivos no solo mejora el rendimiento, sino que también protege el suelo para las generaciones futuras.
La investigación confirma lo que muchos intuían: diversificar es la mejor manera de cuidar la tierra. Una lección trascendente para quienes trabajan el campo y buscan sacar lo mejor de cada hectárea sin comprometer su futuro.
Fuente: Inta
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