
Fue un lunes agitado en los mercados. La noticia referida a la tregua pactada entre los representantes de Estados Unidos y China en Suiza, apalancó fuertemente los precios de la soja en Chicago. La oleaginosa trepó entre USD 7 y USD 9 en el mercado de referencia para gran parte del planeta. Así como es la más perjudicada cada vez que Trump se pelea con China, también es la más beneficiada cuando ambas potencias deciden distender el conflicto.
Lo del maíz en la Ciudad de los Vientos fue menos auspicioso, si bien cosechó ganancias ligeras en la mayoría de las posiciones. La gran trepada del valor relativo del dólar lo perjudica al igual que al trigo, que además salió mal parado de la rueda, como consecuencia de un informe de oferta y demanda mensual del Departamento de Agricultura (USDA) que le jugó en contra, en tanto soja y maíz zafaron.
Completó la tríada de factores de alto impacto el reporte correspondiente al Crop Progress semanal del USDA, bajista de cabo a rabo y probablemente con consecuencias durante este martes, que mostró en el nocturno bajas para todos los productos, incluida la soja. Es que todo marcha sobre ruedas, desde la siembra de la gruesa y el trigo de primavera, hasta la condición de cultivo del trigo duro de invierno, y eso no colabora con los precios de los granos.

La soja estadounidense, en estado de gracia durante el lunes, tiene de todos modos muchas cosas que resolver. Trump le está recortando el presupuesto a la Agencia de Protección Ambiental (EPA), responsable de las políticas para los combustibles renovables, y no ofrece señales que entusiasmen a quienes los elaboran. El funcionario al frente de esta dependencia parece más inclinado a contentar a las grandes refinerías de petróleo. Desde ya, los biocombustibles son una pata fundamental para los precios de trigo y soja.
En Brasil se sigue hablando de una siembra récord de soja a partir del próximo septiembre, después de una gran campaña como la actual. Se calcula que el socio del Mercosur exportará alrededor de 106 millones de toneladas en 2024/25, luego de un comienzo demorado y con algunas complicaciones. Paralelamente se espera que las importaciones de China, flojas en abril, repunten fuerte en mayo y junio.
Mientras tanto, la cosecha de soja en la Argentina se acerca a la mitad de la superficie sembrada, todavía unos 10 puntos atrasada respecto del promedio 5 años. Ahora habría condiciones para apurar la marcha al menos hasta el próximo jueves, en que volverían las lluvias.

De tal modo, entre nosotros la presión de oferta sigue siendo el factor determinante para las cotizaciones, en especial porque además se están dando rindes superiores a lo esperada y existe la amenaza de un aumento de retenciones a partir de julio. “Luego del fuerte avance de trilla de soja a fines de abril, con pico de camiones en puerto y ventas activas, es de esperar un nuevo ritmo febril de cosecha antes del retorno de las precipitaciones. Sin embargo, el momento pico de recolección estaría pasando, y los compradores podrían enfocarse más en aumentar el volumen que adquieren diariamente, que en cuidar márgenes de molienda altos”, resume Dante Romano, especialista de la Universidad Austral.
Respecto del mercado estadounidense de maíz, la siembra avanza a un ritmo formidable, lo cual hace sospechar que existe la posibilidad de superar el área planteada a priori, apuntando además a rindes importantes. El USDA habla de demoledores 400 millones de toneladas para la campaña 2025/26. La demanda ha estado ayudando al maíz a evitar males mayores; en lo que va de la temporada 2024/25, las exportaciones acumuladas de maíz ascendieron a 43.68 millones de toneladas, un aumento de casi el 27 % con respecto al mismo período de la temporada 2023/24.
Por cierto, el maíz estadounidense ha tolerado una marcada salida de los fondos de sus posiciones compradas; es negativo, pero deja abierta la posibilidad de una gran corrección ni bien surjan factores alcistas. Hay que recordar que el climático estadounidense es clave en la conformación de los precios del cereal, y aún está lejos en el tiempo.
Nuestro mercado de maíz también terminó aflojando, traccionado por las bajas externas. Localmente se sigue viendo interés en la compra de maíz, que mantiene precios más atractivos que los de soja, aunque un escalón por debajo de los vistos hace dos semanas. Romano cree que quizás cuando se logre cerrar la recolección de la oleaginosa, se vuelva sobre los lotes pendientes de maíz y el mercado se distienda un poco.
La información indica que se ha cosechado el 35% del área de maíz. Los productores dieron prioridad a la soja, mientras que el maíz tardío todavía no está listo para la recolección. “La pregunta es qué pasará cuando arranque la trilla de este último, con mayor volumen y donde podríamos ver también presión de cosecha, dado que el atraso en la comercialización es asimismo importante”, advierte el analista, que además pone el acento en la cuestión del tipo de cambio, que parecía estabilizado pero en días recientes tuvo una baja relevante.
“El Banco Central comenzó a intervenir en los futuros, se generaron oportunidades de lograr tasas en dólares atractivas, y esto presionó el tipo de cambio a la baja. También se habló de proyectos que permitirían utilizar dólares no declarados en ciertas operaciones, y esto se tomó como un nuevo blanqueo”, explica el profesional. Es un tema relevante para los ingresos del agroempresario, y el gobierno al intervenir en los futuros está garantizando un dólar como el actual al menos hasta fin de año.

Lo cierto es que el gobierno parece decidido a arbitrar los medios para que el tipo de cambio vaya al piso de la banda definida para la Fase 3 del plan económico. Que esto contenga la inflación y, si es posible, le permita comprar dólares para engordar las reservas. Hay que decir también que las mayores ventas del productor de estas semanas se tradujeron en una oferta de divisas creciente, apuntalando este proceso.
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