Tras las precipitaciones de primavera, se recuperan los suelos

Luego de un invierno riguroso y seco, la primavera de 2024 ha dejado una notable recuperación hídrica en la región núcleo, poniendo fin a las condiciones de sequía que habían afectado a gran parte de la zona. Sin embargo, los pronósticos para principios de 2025 no son tan alentadores, y los expertos advierten sobre posibles dificultades en el corto plazo.

Según un informe elaborado por Marina Barletta, Florencia Poeta y Cristián Russo de la la Bolsa de Comercio de Rosario, las reservas hídricas en el suelo ya no representan un problema, aunque los indicativos a futuro no son tan positivos. La región, que en los primeros meses de 2024 enfrentaba serias dificultades para sembrar, se encuentra hoy con un panorama más favorable, gracias a un cambio climático que ha marcado un “Game Changer” en la situación de la sequía.

Con la primavera, llegó la recuperación hídrica

A partir del 15 de octubre, la recuperación hídrica fue casi constante, con lluvias que llegaron semanalmente y permitieron mejorar significativamente las condiciones del suelo. Este fenómeno fue clave para que, al final de la primavera, la región experimentara un balance altamente positivo. Según el consultor agroclimático Alfredo Elorriaga, “la primavera de 2024 llegó con lluvias que superaron ampliamente las expectativas y, en comparación con otros años, fue un ciclo mucho más favorable”.

De acuerdo a las mediciones, la región núcleo registró una media de 410 mm de lluvia, superando los 330 mm del año anterior, cuando se vivió un Niño fuerte. La cantidad de precipitaciones ha sido un factor determinante para que las reservas hídricas mejoraran considerablemente.

Eventos climáticos extremos

A pesar de la mejora generalizada, no todas las áreas de la región se beneficiaron por igual. El norte de la región núcleo, particularmente en el norte de Buenos Aires, ha registrado una diferencia de entre 100 y 150 mm en comparación con el sur, lo que ha generado situaciones de estrés hídrico en cultivos como maíz y soja en fase de floración.

Por otro lado, los eventos climáticos extremos han sido una constante durante la primavera, con tormentas severas que han afectado diversos cultivos. En localidades como Corral de Bustos, más de 50.000 hectáreas de cultivos fueron dañadas por fenómenos como granizo y vientos intensos, exacerbando los problemas de los productores.

“La Niña”, débil, pero persistente

Si bien la recuperación hídrica ha sido una buena noticia para los productores, los pronósticos para el inicio de 2025 generan cierta preocupación. Según Elorriaga, “el suministro de lluvias para enero 2025 no parece ser tan favorable. Se espera que las precipitaciones estén por debajo de los niveles normales, lo que podría traer consigo nuevos desafíos”. En este sentido, la “Niña” podría generar efectos adversos, ya que el fenómeno climático ha mostrado signos de persistir, a pesar de su debilitamiento durante la primavera.

El informe de la Bolsa de Comercio de Rosario destaca que el corto plazo sí presenta un alivio con las lluvias previstas para el inicio de enero. Sin embargo, el pronóstico a mediano plazo es menos optimista, con temperaturas que podrían superar los 33°C al final de diciembre, antes de un descenso esperado debido a un sistema frontal frío que ingresará al país los primeros días de 2025.

El año 2025 llega con desafíos climáticos, por lo que los productores deberán mantenerse alertas. La clave estará en aprovechar al máximo los recursos hídricos y seguir de cerca las fluctuaciones de la Niña, que podrían influir negativamente en las condiciones de humedad para los próximos cultivos.