
En un contexto en el que las campañas agrícolas enfrentan climas cada vez más impredecibles, la eficiencia en el uso del agua se convierte en un pilar fundamental para la rentabilidad. Especialistas del INTA subrayan la importancia de la fertilización como una estrategia efectiva, especialmente durante años caracterizados por la influencia de La Niña, cuando la escasez de lluvias y las temperaturas altas amenazan con reducir la productividad.
La fertilización, una herramienta imprescindible
De acuerdo con un reciente estudio del INTA, la aplicación de nutrientes balanceados puede elevar la eficiencia en el uso del agua en un notable 73 %, un dato crucial para los productores que enfrentan temporadas secas.
Hernán Ferrari, investigador del INTA Concepción del Uruguay, destaca que la inversión en fertilización sigue siendo una decisión rentable. “Incluso en escenarios desafiantes con restricciones hídricas, fertilizar es una apuesta que vale la pena,” afirma.

Mayor rendimiento por cada gota
El estudio destaca que la fertilización no solo impacta en la cantidad de grano producido, sino que también optimiza la relación entre el rendimiento y el agua disponible. Con la aplicación de nutrientes como fósforo, nitrógeno y azufre, los cultivos pueden generar más kilogramos de grano por cada milímetro de agua aprovechado. Este enfoque es especialmente relevante en años de sequía, donde la gestión eficiente de los recursos es esencial para la viabilidad económica.
Impacto positivo en los rendimientos del maíz
Uno de los datos más llamativos del estudio es el impacto en los rendimientos de maíz: en años con escasa disponibilidad de agua, la fertilización con fósforo puede incrementar la producción hasta un 34 %, lo que equivale a 2528 kilogramos por hectárea adicionales.
Ferrari explica que este aumento no solo mejora la eficiencia hídrica, sino que también refuerza la rentabilidad, ofreciendo a los productores una herramienta eficaz para afrontar las dificultades de una campaña hídrica desfavorable.
Fertilización en años con condiciones neutrales
Si bien la fertilización en años de La Niña es especialmente relevante, el estudio también menciona que en años con condiciones neutrales o influenciados por El Niño, la respuesta al uso de fósforo sigue siendo positiva, aunque con un aumento más moderado de hasta un 7 %, o 880 kilogramos por hectárea.
Esto refuerza la idea de que fertilizar es una práctica que contribuye a la estabilidad y sostenibilidad de los rendimientos en el largo plazo.
Rentabilidad garantizada: más allá de los costos
Uno de los interrogantes más comunes entre los productores es si la fertilización justifica la inversión, especialmente en periodos de sequía. Ferrari responde con seguridad: “La evidencia de los estudios y análisis económicos es contundente. A pesar de las limitaciones de agua, fertilizar incrementa la eficiencia en el uso de los recursos y se traduce en una rentabilidad mejorada.”
Este estudio del INTA subraya la importancia de adoptar decisiones agronómicas informadas y adaptadas a las condiciones de cada campaña, reafirmando que la fertilización no solo es viable, sino esencial para asegurar la productividad y la sostenibilidad de la agricultura en un contexto de crecientes desafíos climáticos.
Fuente: Inta
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