
“En Argentina se produce miel de excelente calidad, pero se consume muy poco”, asegura Roberto Imberti, apicultor hace más de dos décadas.
En Chacra TV, Imberti, que fue presidente de la Sociedad Argentina de Apicultores (SADA) y hoy es el tesorero de esa institución, asegura que “en la Argentina se produce miel en todo el país. Sin embargo, el 60% de las colmenas y de la producción está localizado en la Pampa Húmeda”.
“Venimos de una cosecha apícola muy dispar: el año pasado, en la zona de la Cuenca del Salado fue muy pobre, mientras que en el sudoeste la provincia de Buenos Aires, el sur de Córdoba y en Santa Fe se logró una producción muy buena. Este año, es al revés, tenemos una cosecha buena en el centro bonaerense, y anduvo bastante mal en el norte de Santa Fe, donde tuvo mucha agua, al igual que en el Chaco, en zonas donde hacen apicultura orgánica. De hecho, ahí prácticamente no hubo cosecha”, asegura.
Segundo exportador mundial
“La Argentina cosecha unas 75.000 toneladas de miel anualmente. De ese total sólo se consume en el mercado interno entre un 10% y un 20%; en tanto que el 80% de lo que se vende al exterior es a granel”, detalla el apicultor.
Según estadísticas de la FAO, Argentina se ubica entre los tres principales productores a nivel mundial, siendo el segundo exportador de miel. El 90 % de lo producido en Argentina se exporta a más de veinte países diferentes. Los principales destinos de la miel argentina son Estados Unidos, Alemania y Japón.
En Argentina la producción apícola está presente en 22 provincias (Jujuy, Salta, Catamarca; La Rioja, Tucumán, Santiago del Estero, San Juan, San Luis, Mendoza Córdoba, Santa Fe, Chaco; Formosa, Misiones, Corrientes, Entre Ríos, Buenos Aires, La Pampa; Rio Negro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz).

El sector cuenta con un total de 1.209 salas de extracción de miel habilitadas por el SENASA, (SENASA, abril 2021) donde se extraen en un volumen superior estimado superior a las 75.000 toneladas de miel anuales.
En Argentina se consumen 250 gr de miel per cápita al año
En cuanto al consumo interno, “las últimas estadísticas indican unos 250 gramos per cápita por año; pero nosotros estimamos que tiene que ser un poco más, porque hay mucha miel que no circula por los canales orgánicos. Es gente que en los pueblos le compra al apicultor local directamente, o se venden en alguna feria. Hay mucha miel que no pasa por el circuito comercial. Por eso pensamos que el consumo de miel debe ser en realidad, de entre medio kilo y 750 gramos per cápita. Es un volumen bastante bajo si pensamos que Alemania consume entre dos y cuatro kilos. En Europa, en general, se consume mucha más miel que en Argentina”, subraya Imberti.
“Ahora, está muy de moda en la gastronomía ponerle miel a los a muchas comidas, a muchos postres… Y también creció mucho su uso en la industria cosmética: productos para el cabello, cremas, ungüentos…”
¿Clara u oscura? ¿Líquida o sólida?
“Existe tanta variedad de mieles, como como flora existe. En Argentina, hay muy poca miel monofloral por la forma de la cosecha. Aquí la miel es multiflora, aunque hay excepciones, como la miel de algarrobo en Córdoba, o la de cítricos en la Mesopotamia”, explica el tesorero de SADA, y añade que “los colores de la miel dependen exclusivamente de la floración. Por ejemplo, la miel de cardo es muy clarita, mientras que la de eucalipto es bastante más oscura”.

En cuanto a la textura, explica que “la miel, cuando es buena, cristaliza porque es un proceso natural del producto, que depende del contenido de fructosa o glucosa: más glucosa, cristaliza antes. Por ejemplo, la miel de cardo que se cosecha en el Delta, tarda casi dos años en cristalizar; y en el otro extremo tenemos la miel de flor amarilla del sudoeste de la provincia de Buenos Aires, que es una flor emparentada con la colza, que prácticamente en 10 días 15 días ya está cristalizada. Depende exclusivamente del contenido de glucosa y fructosa. Cada consumidor podrá elegir si prefiera una miel más clara y más suave, o más oscura y un poco más fuerte: Es exclusivamente una cuestión de gusto del consumidor”.
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