Franco (Nino), Ariel y Guillermo se observan con complicidad, completan las frases del otro y comparten risas. Se expresan en plural y evocan recuerdos en conjunto. “Somos una pareja de tres. Una trieja”, explicó Nino, quien hace dos años se integró al matrimonio.
La historia comenzó con Guillermo y Ariel, casados desde hace dos años y en pareja desde hace nueve. La relación tomó otra dimensión con la llegada de Nino, quien al principio era un “amigo virtual” que residía en Santa Fe y tenía su propia familia.
“Hablamos durante años a través de las redes sociales. Un día se separó y lo invitamos como amigos”, recordó Ariel. “Nos enamoramos. Para mí fue flechazo al verlo”, agregó Guillermo. Lo que empezó siendo un encuentro para satisfacer la curiosidad después de tanta charla, se transformó en una historia de amor a tres.

El vínculo poliamoroso estuvo marcado desde el inicio por encuentros inesperados, desafíos sociales y el deseo de mostrarse tal cual son. “Cuando hacemos vivos en TikTok, nosotros no la careteamos”, insiste Guillermo. “Mucha gente nos pregunta: ‘Che, ¿eso es acting? ¿Es actuado?’. Y no, esto es real”, señaló Ariel.
Es que hablar de poliamor y de triejas no es sencillo. “Creo que hay más prejuicio con el tema de ser tres que por la sexualidad”, reconoció Guillermo. “Ves dos gays caminando y nadie dice nada, pero si ven tres enseguida dicen: ‘¡Qué asqueroso, qué degenerados!’”, advirtió Ariel.
Un matrimonio que empezó con un perfil trucho
Antes de Nino, una década atrás, el amor para Guillermo y Ariel era monógamo. La pareja se había conocido a través de las redes sociales. “Fue a través de Facebook, pero con un perfil trucho”, recordaron. Ariel confesó que nunca tuvo redes propias: “Le pedí a mi prima que me haga un perfil falso para hacer una maldad”.
La “maldad” tuvo que ver con su estadía en un centro de rehabilitación. “Me habían echado porque me enamoré de un compañero”, admitió. En esa institución estaba prohibido cualquier contacto con personas del mismo sexo. “Me cubrían los chicos para que yo me vea con el pibe… pero se enteraron y lo echaron a él. Después me echaron también a mí, por otra cagada”, reconoció. Al volver a su casa, armó un perfil falso para dejar comentarios negativos en la página del lugar que no lo dejaba volver.
Pero esa cuenta falsa terminó siendo su puerta al mundo gay. “Nunca había entrado en ese ambiente”, indicó. Ahí conoció a Guillermo. Sin embargo, el perfil sin fotos ni información, generó dudas. “Yo le dije: ‘te voy a bloquear. No sé si sos mi ex, la mamá de mis hijos o un compañero de trabajo’”, recordó Guille.
Ariel actuó rápido antes de que ese vínculo digital concluya: “Le mandé una foto del DNI y le dije: ‘Por favor, dame una oportunidad’”. Y la tuvo. Una semana después se conocieron en persona. Ese amor fue creciendo y se consolidó hace dos años en un matrimonio.
Pero no todo fue color de rosa. Los horarios laborales y la rutina generaron varias infidelidades. “No había mucho tiempo para vernos. Guille trabajaba de día, yo de noche. Y a veces uno busca charla, compañía. La culpa existe, pero la rutina rompe todo”, analizó Ariel.
El dolor y las crisis que surgieron en la pareja no fueron barreras para su amor. A partir de esas experiencias, decidieron explorar el poliamor y la llegada de Nino fue un puente más que una ruptura.
El triángulo, lejos de ser un experimento, surgió como una respuesta genuina al deseo y a las emociones de quienes lo integran. “Cuando yo llegué, ellos eran una pareja abierta, ya se veían los dos juntos con una persona, pero yo nunca había estado en algo así. Pensaba ‘¿pero qué hago? Ellos se besaban y yo decía: ‘¿A quién beso?’”, recordó.
Integrarse no fue sencillo. “Los primeros meses tenía siempre el bolso armado. Cualquier discusión pensaba irse”, admitió Ariel, recordando la dificultad de Nino a acostumbrarse a una vida diferente. “¿Y cómo no hacerlo?”, retrucó Nino. “Estaba preocupado por lo que iba a decir mi familia, mis hijos. Mi cabeza era un torbellino”, afirmó.
Desde la inquietud inicial hasta el fluir espontáneo de esta relación, la trieja se fue formando en el día a día para “dejar que las cosas fluyan”, resumió Nino. “Si funciona, funciona, si no, la semana que viene me tomo el palo, pensaba yo. Pero la verdad es que nunca imaginé que podía querer a dos personas así”, admitió.

Si convivir con tu pareja ya es complejo, ¿cómo es cuando son tres en la ecuación? “La convivencia es complicada”, reconocieron los tres al unísono. “Lo que pasa es que somos tres personas de carácter fuerte”, indicó Nino. “Y Ariel es celoso”, explicaron.
“Las pequeñas cosas son las que generan disturbios, como en cualquier familia. Si vos peleás con tu pareja, son dos. En cambio, yo si peleo por los platos, peleo con Guillermo y Ariel seguramente va a aportar algo. Discutir siempre es muy agotador”, ejemplificó Nino.

En redes sociales, la trieja es furor. Desde que hicieron pública su historia, los seguidores comenzaron a aumentar rápidamente. Muchos los admiran, otros los cuestionan. “Los chicos dicen que es morbo. Pero yo no lo llamo así. Para mí a la gente le intriga cómo vivimos”, opinó Guillermo.
“Al principio pensaban que era mentira, que hacíamos contenido armado. Pero cuando hablás cara a cara, la gente lo toma bien”, agregó Nino. “Yo soy el que menos se reserva. A mí me encanta la cámara. Estos me dicen que tengo que guardar un poco para la intimidad”, expresó Ariel entre risas.
En la era en donde el contenido erótico es furor, evaluaron la idea de crear una cuenta. Pero la iniciativa no obtuvo consenso. “Yo digo que la romperíamos”, expresó Nino. Pero Guillermo se niega a con concretar esa fantasía: “Tengo hijos. Él también. Me da miedo que circule algún video”. Sin embargo, la demanda existe. Hay seguidores que les piden material, gente del exterior que les ofrece dinero. Pero los tres repiten a coro: “No, no queremos”.

Ser papás
Los tres coinciden en que la naturalidad fue la clave al contarles la historia a sus hijos. “Ellos lo entendieron antes que muchos adultos”, advirtieron. Según explicó Guillermo, nunca intentaron “bajar línea ni explicar con manuales”, sino mostrar en la práctica cómo funciona este nuevo formato familia. “Ven que somos tres, que nos cuidamos, que vamos juntos a todos lados. Hay cosas que no tienen que ser explicadas”, agregó.
Detrás del amor que los une, hay un recorrido de honestidad, rupturas, nuevos comienzos y la convicción de desafiar los mandatos sociales. “Yo creo que la gente no lo entiende, pero hay muchas triejas que no se dan a conocer por el prejuicio y el miedo”, afirmó Guillermo. Aunque las miradas de la sociedad pueden resultar duras, ellos eligen no esconderse. “Nos exponemos mucho, pero somos uno de los tantos que existen”, concluyeron.




