Coti Sorokin, cuyo nombre completo es Roberto Fidel Ernesto Sorokin Espasa, es un cantautor, músico y compositor argentino. Desde temprana edad mostró interés por la música y estudió guitarra y teoría musical. Luego continuó su formación en la Facultad de Humanidades y Artes e integró el grupo Luz Mala. A lo largo de su carrera, ha trabajado como compositor y productor para artistas como Andrés Calamaro, Julieta Venegas, Natalia Oreiro y Luis Miguel, entre muchos otros.
En 2002, lanzó su álbum debut homónimo en España, que incluyó el exitoso sencillo Antes que ver el sol. Su consagración llegó en 2005 con el disco Esta mañana y otros cuentos, que obtuvo el oro en México y Argentina, y el doble platino en España. A lo largo de su carrera, lanzó varios álbumes incluyendo Gatos y palomas (2007), Malditas canciones (2009) y Lo dije por boca de otro (2012).
En 2025, Coti publicó el sencillo Te quise tanto, mostrando su capacidad para conectar con nuevas generaciones de oyentes. Además de su éxito como intérprete, ha compuesto canciones que se han convertido en éxitos para otros artistas, como Color esperanza de Diego Torres y Andar conmigo de Julieta Venegas.
Su estilo musical, que fusiona pop, rock y balada, fue reconocido con múltiples premios, incluyendo dos Grammy, el premio Ondas en España y doce premios ASCAP en Estados Unidos. Es que, a pesar de los desafíos de la industria musical, continúa siendo una figura influyente, colaborando con artistas emergentes y manteniendo su relevancia en la escena musical actual.
Coti celebra dos décadas de su disco Esta mañana y otros cuentos con la segunda etapa de su gira mundial 20COTI25, un tour que ya pasó por escenarios de Argentina, Uruguay, España, México y Europa y que ahora suma nuevas fechas en Latinoamérica. El músico presentará su show el 25 de octubre en Montevideo Music Box (Uruguay), el 31 de octubre en Club Paraguay (Córdoba), el 1 de noviembre en Marcos Juárez (Córdoba), el 2 de noviembre en el Teatro Mendoza (Mendoza) y el 7 de noviembre en el Teatro Gran Rex (Buenos Aires).
Luego continuará el 8 de noviembre en el Teatro Astengo (Rosario), el 9 de noviembre en el Teatro Ópera (La Plata), el 21 de noviembre en el Teatro Gran Odeón (Concordia), el 22 de noviembre en la Sala ATE (Santa Fe) y cerrará el año el 20 de diciembre en Monte Maíz (Córdoba).

Identidad, familia y orígenes
Pollo: — Se viene una gira por los 20 años de tu mejor disco, o por lo menos el más exitoso…
Coti: —No fue mi mejor disco, pero fue bisagra. Fue un disco en vivo, que grabamos en un estudio de televisión. Fue como un compilado de los dos discos anteriores y algunas canciones nuevas. Era el tercer disco y fue grabado en dos horas. Absolutamente todo tocado y grabado en vivo. Fue muy lindo. Me gustan los discos en vivo y me representan bastante porque las canciones más conocidas mías se conocen así en vivo, como Nada fue un error y Luz de día.
Pollo: —Son muchas las fechas, que la gente puede revisar en redes sociales, pero sé que estás el 7 de noviembre en el Gran Rex, en Buenos Aires.
Coti: —Sí. El 8 nos vamos a Rosario, El 9 estamos en La Plata. Hay también fechas en Mendoza, Córdoba y en Montevideo, Uruguay, el 25 de octubre. Hay Concordia, Santa Fe... Y después, bueno, hay un montón de fechas en España que ahora me estoy yendo para hacer cinco fechas, vuelvo. Y así hasta fin de año.
Pollo: —Ahora te vas a España, después tenés gira por Argentina, te vas a Uruguay... Seguramente en todos esos lugares esté lleno, y eso para un artista es oro en polvo. Pero leí una frase tuya en la que decías que “si te enganchás con la del éxito, perdés”. ¿Por qué?
Coti: —Siempre se puede estar mejor y también siempre se puede estar peor. Quiero decir: el éxito es relativo. Hay que saber valorar lo que uno tiene y lo que consiguió. Hay que saber valorar a la gente que va a un concierto, sean 10, 10 mil o 10 millones y enfocarse en eso. Siempre se puede hacer algo más popular o más exitoso. Si nos ponemos a pensar que, por ejemplo, Lennon quería ser McCartney y McCartney quería ser Lennon y tenían como una disputa interna de infelicidad (risas). Al final, los dos eran grosos y dejaron un legado tremendo. Entonces, cuando uno se está mirando el jardín del vecino, siempre está más verde, más florecido. Y sobre todo ahora, en esta época de redes sociales, donde se muestra una cara de la moneda. Pero la felicidad en las redes es muy relativa. Yo creo que hay que saber valorar lo que uno va consiguiendo y no mirar tanto el jardín del otro.
Pollo: —¿Y el nuestro? Si yo miro mi jardín y digo: “Me gusta, pero le pondría un par de orquídeas más”. ¿Eso está bien?
Coti: —Eso está bien. Pero hay que laburarlo, hay que trabajarlo a conciencia, siempre valorando lo que uno va consiguiendo y cómo lo consigue. Y sobre todo poder disfrutar del camino. Sino estás en esa búsqueda constante de insatisfacción que no te deja disfrutar lo que conseguís, lo que hacés, sobre todo en el día a día.
Ilegal en España
Pollo: —¿Es verdad que estuviste varios años sin papeles en España? O sea, tenías doble disco de platino, eras muy conocido, pero ¿eras ilegal?
Coti: —Sí, era ilegal (risas).
Pollo: —Explicame esto porque es insólito, que un tipo que lo consume toda España, está ilegal…
Coti: —Sí, fui durante mucho tiempo, unos cuatro años, el ilegal más famoso de España, pero por lejos...
Pollo: —¿Era de público conocimiento?
Coti: —Se sabía, más o menos público, porque yo no decía ilegal en ese momento. Lo empecé a decir después que ya tenía los papeles.
Pollo: —Porque sino te iban a buscar.
Coti: —Sino no me dejaban pasar la próxima vez porque yo iba y venía constantemente porque mis hijos estaban en el colegio allá. Ya me habían dado el premio Ondas, el doble platino, me habían dado un montón de reconocimientos y sobre todo tenía el reconocimiento del público en España. Pero era ilegal, estaba viviendo ilegalmente.
Pollo: —Uno imagina que si pasa eso en Argentina con alguien tan reconocido, siempre aparece alguien que ayuda a agilizar los papales para que salgan y sea todo legal. ¿No pasó eso allá?
Coti: —Allá no funciona así (risas). De hecho, yo tenía un contrato discográfico, entonces cuando firmé me fui con mis hijos, todo y dije: “Bueno, listo. Ya está”. Y fue justo un momento que se cerró mucho la frontera con los inmigrantes. Hubo una persecuta muy fuerte en la época de Aznar. Y realmente yo pensé que con el contrato discográfico sobraba. Y de repente me dijeron que no, que tenía que ser un contrato en relación de dependencia no entre partes y una serie de cosas más. Y al final me empleó mi mánager.
Pollo: —Era la única manera para tener los papeles.
Coti: —La única manera. Yo ya tenía una empresa... Pero recién ahí me dieron la residencia y después, con determinada cantidad de tiempo teniendo la residencia, trabajo y todo eso, te dan la ciudadanía. Yo ya la tengo la nacionalidad y mis hijos también. Pero fue porque mi mánager me hizo un contrato de trabajo. Yo era empleado de él. Y yo ya tenía mi propia empresa, había comprado una casa, vendía millones de discos (risas).
Pollo: —Es insólito.
Coti: —Pero los papeles me lo dieron porque figuraba como empleado de él...
Pollo: —Creo que hoy ya no sucede así. Igual es muy cambiante el tema migratorio, depende de quién gobierna.
Coti: —Sí, mucho.
Pollo: —Y también eso marca el error del sistema, ¿no?
Coti: —El sistema en general tiene muchos errores porque no tiene sentido común. Ya lo sabemos. O sea, la burocracia y un montón de otras cosas, ¿no? Pero eso es burocracia pura. Porque al final yo estaba dando un montón de trabajo a muchísima gente.
Pollo: —Gente de España.
Coti: —De España, sí. Pero yo era ilegal. Yo como persona era ilegal ahí.

Creación musical y legado
Pollo: —Tenés muchos éxitos propios, pero también algunos que cantan otros artistas. ¿Cómo se explica eso?
Coti: —Letras y música también.
Pollo: —La verdad, lejos de entrar en una polémica, es una realidad que el tema más conocido es “Color esperanza”. Pero ¿cómo puede ser que si la canta Diego Torres sea un éxito, y si la cantara otra persona no ocurriera lo mismo? ¿Entendés lo que digo? ¿Tiene lógica?
Coti: —Obvio, por supuesto, porque todo tiene que ver con un momento. Tiene que ver con un montón de coordenadas que coinciden para que haya un éxito, no es solamente una letra y una música, evidentemente. Tiene que haber una compañía atrás que apoye, un buen productor musical, un buen intérprete y un buen compositor. Cada uno en su trabajo hace lo mejor posible y eso en conjunto con un momento, una sintonía y un determinado momento, que a mí me pintó escribir esa letra, se convierte en un éxito.
Pollo: —Color Esperanza la escribiste con Cachorro López.
Coti: —Sí.
Pollo: —¿Y eso se crea pensando en que la cante un artista en particular o el artista la va a buscar? Desconozco cómo es el proceso.
Coti: —Yo casi siempre me manejé con gente conocida que estaba dentro de los proyectos. En este caso yo ya venía trabajando con Cachorro López. Nos habíamos conocido trabajando con Andrés Calamaro y Cachorro me fichó y me dijo: “Che, vení, quiero que trabajes para este proyecto que voy a hacer”. Y no solamente fue para Diego, sino para otras personas. Yo ni lo conocía a Diego en ese momento. Y trabajé en esos proyectos porque Cachorro me convocó.
Pollo: —Sé que lo tenés muy trabajado el ego del artista, pero cuando empezó a crecer la popularidad de Color Esperanza u otros temas… ¿No dijiste: “¡Uh! Lo hubiese cantado yo”?
Coti: —No. Porque como decía antes: se tienen que conjugar muchas cosas. Yo en ese momento estaba muy enfocado en mi trabajo, ni siquiera había empezado una carrera solista, por ejemplo. En ese momento yo estaba dándole de comer a mis mellizos (risas).
Pollo: —Estabas en otra historia.
Coti: —Estaba produciendo, claro. Mi primer disco solista en ese momento era un proyecto todavía lejano. Estaba como en otra frecuencia también, ¿viste? Muy enfocado en el trabajo, tratando de subsistir en una Argentina de finales de los ’90, complicadísima. Y, sobre todo, vivir de la música. Estaba atajando penales por todos lados: produciendo, grabando, tocando en una orquesta, dando clases, haciendo todo lo que podía para poder llevar adelante mi familia. Entonces, ni pensaba en eso.
Pollo: —¿Si un intérprete quiere, puede apagar el tema? Si dice: “Che, que se cante más”. ¿Se puede hacer eso o es imposible?
Coti: —No, no. Porque hay mil versiones de canciones mías en diferentes idiomas y eso no lo controlas.
Pollo: —Pero en un momento se escapa. Tal vez la está cantando un japonés, un temazo y vos no tenés ni idea...
Coti: —De hecho, sí. Ahora en las redes uno tiene un poquito más de idea y por ahí aparece alguien te arroba o pasa también en el TikTok, no sé, entonces te enterás. Pero si no, es inmanejable.
Vida personal, relaciones y exposición mediática
Pollo: —¿Te molesta o entendés el “vuelto” mediático que vino cuando estuviste casado con Cande Tinelli y, naturalmente, empezaste a aparecer o se empezó a hablar de vos desde otros lugares? ¿Es algo que te incomoda o decís: “Bueno, lo sabía, me lo banco”?
Coti: —Ni una cosa ni la otra. Es como que viene en los combos y uno lo asume.
Pollo: —La sabés surfear.
Coti: —Sí, sí, claro. Por eso también tengo mi experiencia en esas cosas y trato de entender qué es lo que pasa, cómo pasa y cómo reaccionar a eso también. Reaccionar no reaccionando (risas).
Pollo: —Pero sos como más tranquilo. Siento que se habla de vos, pero vos estás ahí, tranquilo, tomando un mate. Esa es mi sensación, ¿entendés?
Coti: —Hay que saber entender todo, ¿viste? Y si uno intenta buscar cierta sabiduría, esas cosas no te tienen que afectar. O sea, tenés que entender ciertos combos como vienen, sean los que sean. Por ahí otras parejas vienen con otros combos y no necesariamente son mejores ni peores. Todos somos combo. Yo también. Soy un combo que sale de gira, que viaja mucho, que tiene cuatro pibes... Hay que saber entender y saber dónde poner la energía. La energía hay que ponerla en lugares productivos.

Millón
Con una valija llena de dólares, el Pollo invitó a Coti a comprar todo lo que desee. El único requisito es que el dinero no se puede donar ni guardar como ahorro. ¿Qué elijó?
Pollo: —¿Alguna vez viste un millón de dólares en una mesa así?
Coti: —No me quemés... (risas).
Pollo: —Listo, ya respondiste. (risas) Te escucho. ¿En qué gastarías un millón de dólares?
Coti: —200 va para guitarras y equipamiento para mi estudio, que tengo un estudio re lindo.
Pollo: —¿Con eso comprás bien o es poco?
Coti: —Tampoco es tanto, pero no voy a dilapidar. Es un upgrade de comprar unos buenos monitores, unos previos así vintage, guitarras, equipos...
Pollo: —¿Sos bueno administrando el dinero?
Coti: —Me defiendo, sí.
Pollo: —800 lucas te quedan.
Coti: —Acá voy a poner directamente cuatro: 100 para cada uno de mis hijos.
Pollo: —¿Para que hagan lo que quieran? Porque capaz que te dicen: “Con 100 lucas me voy a comprar…” y es una gilada.
Coti: —No, no, ni en ped*. Es muy claro. Los dos chicos más grandes ya les compré un departamento a cada uno. Esto es para que hagan un upgrade y se compren una casa más grande. Y para lo más chiquitos es para que se compren una casa de un ambiente cada uno.
Pollo: —Te quedan 400 mil.
Coti: —Con 100 lucas un viaje me clavo.
Pollo: —¿Algún lugar que te gustaría ir que no conozcas o que quisieras repetir?
Coti: —Cuando me preguntan dónde quiero viajar yo digo: “A mi casa” (risas).
Pollo: —Claro porque vos laburás de viajar, pero bueno...
Coti: —Hay lugares que voy conociendo que me gusta después volver en otro plan. Hace poquito estuve tocando en Ámsterdam, en Londres y demás. Había ciudades que ya conocía, pero por ejemplo, Dublín lo conocí tocando y me encantaría volver. Me gusta mucho Europa por la historia, me gustaría recorrer con mis hijos.
Pollo: —300 lucas quedan.
Coti: —Vamos a sumar 100 más al viaje para gastos. Para ir a restaurantes... No sé. Ir al Cipriani de no sé dónde, para comprar ropa copada… Y con estas 200 que restan ya no sé qué hacer (risas). Con 100 le hago un upgrade a la casa de mis viejos.
Pollo: —¿Dónde vienen ellos?
Coti: —En Concordia. Yo me crié ahí. Le tenemos que meter un ascensor a la casa, porque ya no pueden subir escaleras. Le tenemos que hacer un par de obras a la casa y cambiar el auto del viejo y de la vieja. Así que eso lo metemos acá. Y me quedan 100. Con eso cambio la chata que tengo.

Contactos famosos, encuentros y anécdotas
Pollo: —¿Cuál es tu contacto más famoso? Vale Instagram, pero alguna vez tenés que haber hablado. Puede ser lo sigo, me sigue y hemos hablado. O puede ser WhatsApp...
Coti: —¿Más famoso a nivel mundial?
Pollo: —El Diego vale. Si tuviste contacto en algún momento…
Coti: —Con Diego hablé mil veces. Pero no por WhatsApp, personalmente. Lionel…
Pollo: —Que le digas Lionel, agranda la anécdota. ¿Estamos hablando de Messi?
Coti: —Sí. Y lo tengo agendado como Lio Enano. Pero no lo agendé yo, me lo pasó un amigo de él, que no voy a decir quién.
Pollo: —Sí, le dicen enano.
Coti: —Igual siempre hay un código que tenemos... Los nombres no son los nombres reales porque me llegan a afanar el teléfono...
Pollo: —Está bien, para que después no los usen... ¿Vos lo conocés personalmente a Leo?
Coti: —Sí, claro.
Pollo: —¿Tocaste alguna vez para él?
Coti: —No, no toqué para él. Pero tengo un montón de anécdotas con él. La primera fue que me salvó una gira, por ejemplo, porque cuando él estaba empezando en Barcelona, yo fui a tocar ahí, me lesioné y él nos había invitado a mí y a mis músicos a un partido amistoso después del concierto, por un amigo en común. Y yo me lesioné y no pude ir. Fueron todos mis músicos, todo mi staff fue al partido...
Pollo: —¡¿Cómo no vas a ir?!
Coti: —Él todavía estaba jugando con Ronaldinho. Y como no pude ir, me mandó la camiseta firmada, la 19, que la tengo enmarcada y me mandó además el teléfono es su fisio, que me salvó la pierna. Después a partir de ahí, cada vez que yo iba a Barcelona le avisaba y lo iba a ver. Hablamos un par de veces por WhatsApp también.
Pollo: —O sea, conociste a Diego y a Leo.
Coti: —Sí, sí, sí, a los dos. A Diego la primera vez que lo vi fue en un estudio con Andrés Calamaro, grabando Honestidad Brutal. Cayó a las tres de la mañana Diego. Después lo vi un montón de veces más en Madrid, en la casa del Kun, en los cumpleaños de Benjamín.
Pollo: —Cuando caía el Diego siempre pasaba algo, ¿o no?
Coti: —Nos quedamos totalmente pasmados. Yo era un chaval, estoy hablando del año ‘98. Estaba ahí grabando con Andrés y éramos tres o cuatro personas. De repente, silencio en la sala y había aparecido Diego con un shortsito (risas), con otro flaco, un grandote, que iba con él. Cayeron así las tres de la matina. Y ahí grabó, cantó, no sé qué, estuvimos zapando. Fue muy divertido.