Fabiola Yañez está radicada en España hace más de un año. Hacía tiempo que no hablábamos. La primera vez que intercambiamos mensajes fue por redes sociales durante el escándalo que sacudió la vida del país con una foto en plena cuarentena en la quinta presidencial de Olivos donde con un grupo de amigos festejaba su cumpleaños. Era julio de 2020. En ese entonces necesitaba información como todo el periodismo. Me respondió y compartió su versión.
Volví a escribirle hace unos días por un viaje que surgió a Madrid con otra temática. Le propuse un encuentro para conocer el detalle de su vida en Europa y fue inevitable hablar de la foto en Olivos, la violencia, las infidelidades y el trato actual con el padre de su hijo y ex presidente de los argentinos.

- Los argentinos esperaron de parte tuya una disculpa por el cumpleaños que festejaron en medio de la pandemia cuando había gente que no podía despedir a sus seres queridos, ¿qué tenés para decir?
- Sí, yo la verdad es que todavía siento eso. Fue una falta, fue una falta muy grande. Es algo de lo que me arrepiento mucho. Fue un error muy grande. Realmente le quiero pedir disculpas a todo el mundo que no se pudo despedir a sus familiares o por haber estado tanto tiempo en una cuarentena tan larga y sufriendo tantas cosas. Yo me arrepiento, fui parte de eso. No fui quien lo planeó, pero fui parte. Por ahí la gente no sabe que la Casa Rosada se trasladó a Olivos, a la Jefatura de Gabinete. Todos los ministros trabajaron todos los días en la Jefatura de Gabinete de Olivos. Entonces eso era una normalidad. Y vos en Olivos de repente te decían: “Hay una cena”, y la cena ya estaba lista. Y eso era natural y normal. Entonces ese día era mi cumpleaños. Y hubo gente que estaba trabajando conmigo, que se quedó. Pero esto era algo que pasaba habitualmente. Fue algo que no tiene justificación para nada, por supuesto, pero no fue más que una comida, fue eso.
- Algo que el mismo Presidente de entonces estaba prohibiendo para el resto de los argentinos. Pero él en la intimidad lo aceptó. Y estaba la torta, el mantelito, la servilletita... ¿Cómo fue eso?
- Bueno, es que de esa forma se armaba todos los días la mesa. Eso no es que era lo único que había. Había una torta que no la mandé a comprar yo. No me quiero desligar de culpas ni de nada. Pero fue muy doloroso sentir que me llevé toda la carga. Soy responsable. Pido disculpas. Es horrible. Es horrible lo que sucedió. No tendría que haber sucedido jamás.
- Fue mucho dolor para el país...
- Yo soy responsable, yo estuve ahí. Creo que todos los que estuvimos ahí tenemos un poco de responsabilidad. No soy una persona que se arrepiente de las cosas pero si tuviera que arrepentirme de algo en la vida, sería eso, obviamente. Porque yo sé todo lo que se hizo, todo lo que hacíamos todos los días por todo lo que estaba sucediendo en el país y la cantidad de gente que me escribía o las cosas que hacíamos para poder ayudar a los que no la estaban pasando bien. Yo lo estaba viviendo. A mí me dolía y también lo sentí. Si hay algo que me tendría que arrepentir realmente en la vida es ese momento del 2020 en plena pandemia, cuando la gente estaba toda encerrada en su casa y sin poder hacer muchísimas cosas y que también creo que fue un poco excesivo.
Las infidelidades de Alberto Fernández
- Del material que había en el teléfono de Alberto Fernández, ¿hay otros nombres que hayas visto y todavía nosotros no sabemos?
-Sí, hay algunos, sí, de gente conocida. Bueno, es que eran muchas.
- ¿Cómo fue soportar eso?
- Lo que pasa es que a veces uno como que comienza en una cuestión cíclica y te van diciendo que no es así, que estás equivocada. Bueno, después estás loca. Como en el siglo XVIII cuando los hombres utilizaban esta como herramienta para decir que sus esposas estaban de alguna manera mal psiquiátricamente o que eran histéricas y así podían hasta divorciarse cuando el divorcio no estaba permitido, aún cuando no era legal. Y bueno, aquí parece ser lo mismo.
- Él hace poco alegó también que vos estabas mal psiquiátricamente...
- Sí, así es como te digo. Una acusación del siglo XVIII.
- Pero estamos en el 2025
- Sí, y es parte de la estigmatización todavía de lo que estoy viviendo. Sigo sufriendo. Las fuerzas por supuesto, me las da Francisco, pero todos los días estoy viviendo situaciones diferentes con respecto a esto. Buscan los recursos que pueden para descalificar al otro. Psicópata narcisista, lo que quieras llamarle.
- ¿Y vos, como mujer, por dentro, qué sentís cuando un hombre con el que compartiste mucho, con el que tuviste un hijo dice que estás mal psiquiátricamente?
- Duele porque del otro lado nunca hubo una preocupación real por ni siquiera preguntar si el nene ha tenido fiebre en la noche. Entonces tener que ocuparse de tantas cosas y esforzarse tanto y que la devolución sea esta es un poquito doloroso.
- ¿Duele la ausencia de él como padre?
- Duele, por ejemplo, que para el cumpleaños de Francisco dijo que iba a venir y ese mismo día avisó y pidió hablar por teléfono porque no iba a venir. Dijo que no venía porque no tenía pasaje.
- ¿No puede pagarlo?
- No sé. Bueno, esas fueron las respuestas y yo no trato de generarle expectativas a Francisco nunca. Pero ese día, como era su cumpleaños y como estaba tan firme la decisión, o sea la información que sus abogados le dieron a mis abogados, entonces yo sí le dije a Francisco que su papá iba a estar el día de su cumpleaños. Y ese día me preguntó porque ahora Francisco repite todo y habla todo el día. Eso me dolió.
- ¿Francisco pregunta por el padre?
- No, pocas veces. Francisco habla con su papá los lunes, miércoles y viernes. Hubo solo un momento que se interrumpió, pero fue por una cuestión que tuvo que ver con un grupo de especialistas que intervinieron en las comunicaciones, en una revinculación que yo creo que no debió de ser nunca, porque nunca hubo una falta de contacto entre ellos.
- ¿Qué pasó ahí?
- No lo sé. Denunciaron una falta de contacto e hicieron una revinculación cuando nunca hubo una no vinculación de Francisco con su padre. Entonces, y ahí, como no estaban esas personas presentes, se cortó, se cortaron las comunicaciones.
- ¿Por cuánto tiempo se cortaron las comunicaciones?
- Creo que fue un mes.
- Con la muerte del Papa Francisco hubo críticas de que Alberto Fernández usó el tema para hablar del hijo y para decir que lo extrañaba. ¿Lo viste?
- Sí, me pareció una cosa sinceramente, muy... No tengo la palabra exacta para decirlo. Porque utilizar un recurso como la Semana Santa para decir que él no podía hablar con su hijo cuando había hablado y que él iba a venir a ver a su hijo y luego utilizar la muerte del Papa me resultó muy chocante, por no decir otra cosa.
- Decilo...
- Es inexplicable. Me parece muy, muy bajo.
- ¿Tenés miedo todavía?
- No tengo miedo en el sentido literal de la palabra, pero sí hay cosas que me suceden todavía. Amistades que si me ayudan en alguna cosa y él se entera, les hace alguna campaña o les hace preguntas o les saca una nota en un diario. Entonces esa gente sufre un tipo de violencia que se llama violencia vicaria. Yo no lo sabía. Aprendés muchas cosas con todo esto.
- ¿Qué sería la violencia vicaria?
- Es cierta violencia que se da desde una manera indirecta. En este caso a mí me deja sin las personas que me ayudan realmente, llega un momento que se ven tan perjudicados, tanto en su imagen, en su trabajo, en sus relaciones de negocios, que dejan de ser mis amigos.
La nueva vida en Madrid
“El día a día con Francisco en Madrid arranca a las 07:00 y termina casi a las 23:00 de la noche. Me siento muy acompañado por toda la gente que trabaja conmigo en el diario. Tengo algunas amistades que también las he conocido a través de mi trabajo. Conozco gente y la verdad es que si estoy acompañada me siento muy bien en ese sentido. También creo que he demostrado que lo puedo hacer y que me lo merezco y que y que bueno que la vida sigue, ¿no?”, reflexiona Fabiola Yánez al intentar explicar su nueva vida en España.
“Vivo en un lugar donde mi hijo tenga todas las comodidades y todo lo que necesita, porque obviamente su calidad de vida tiene que ser la mejor que yo le pueda dar. No soy millonaria, por supuesto que no, porque si no, no estaría trabajando. Llevo a mi hijo al colegio, yo misma lo voy a buscar”, aclaró en referencia a las críticas sobre una vida lujosa que llevaba en Salamanca.
- ¿Tenés chofer?
- No tengo chofer ni tengo custodia.
- También se habló mucho de que vivís con la plata de los argentinos porque en su momento tu seguridad costaba algo así como 35.000 dólares
- Sí, yo renuncié a tener custodia hace muchos meses. Sí, prácticamente a multas del año pasado.
- ¿Vivís de tu trabajo? ¿Recibís dinero como ex mujer del ex presidente?
- Sí, por supuesto. Yo vivo de mis tres trabajos y sí recibo algo que dispuso la justicia que recibiera Francisco. Porque le corresponde. Como a cualquier niño de este mundo, le corresponde una parte que tiene qué proveer su padre, aunque él no esté de acuerdo y le ha querido bajar ese monto, además de que no paga ni el colegio. Pagaba un equivalente con el cual en la Argentina creo que ni una prepaga vale.
- ¿La justicia lo obligó a pagar?
- Después se fue a una mediación en la cual, él cortó unilateralmente. Dijo que no quería negociar nada, que no le interesaba. Y ahora, bueno, quiso anular esta disposición de la justicia y quitarle un porcentaje de lo que la justicia ha destinado que tenía que ser para él, que era lo correcto que Francisco tenía que recibir. Y yo no recibo nada. Primero que nunca me casé; y segundo, la otra parte se encargó muy bien de que pasaran los seis meses de estar separados para que después vos no tengas ningún tipo de compensación económica. O sea que para los argentinos que sepan, yo no recibo un centavo del padre de Francisco. No tengo ningún gasto que tenga que ver con el Estado argentino. Esa custodia la había dispuesto la Justicia por una cuestión de seguridad, porque entendemos que en el medio había una cuestión de violencia y yo estaba en peligro por eso el juez dictaminó eso. Yo no sabía cuánto costaba eso, cuánto le costaba al Estado. Eso fue una disposición de la justicia en el gobierno de Milei. Tampoco pretendía que los argentinos pagasen o gastasen en alguna cuestión. Con el tiempo empecé a ver que no era necesario.
- ¿Por qué no vuelve a la Argentina? ¿Por qué elige vivir en Madrid?
- Eso, desde un principio, fue de común acuerdo con el padre de Francisco. Que era mejor para Francisco vivir acá donde podemos ir a la plaza, vamos al supermercado; o sea, ir sola con él sin tener custodia, no necesito estar fijándome si algo me va a pasar. Estoy seguro que en la Argentina no podría hacer eso. Y esto es por el bien de mi hijo, no es por otra cosa, porque en el colegio él no es el “hijo de”. Él es Francisco. Sus amigos, sus maestras, sus profesoras, todo el mundo lo trata como Francisco. No es el hijo de nadie, ni lo tratan diferente ni nada por el estilo, ni tiene que andar con custodia, ni es que si salimos a la calle nos van a sacar una foto. No, porque eso no sucede acá. Somos una madre con su hijo caminando de la mano, yendo a un parque o yendo a tomar un helado. Yo creo que eso, y conozco hijos de personas que quizás ni siquiera han estado tan expuestos políticamente como un ex presidente. Y sé que el daño que eso les causa a los niños no es bueno y yo no quiero eso para mi hijo, quiero una vida sana y que él sea y que crezca como como todos.