Bárbara Lombardo es una actriz de cine, teatro y televisión. Se formó en actuación con el reconocido Julio Chávez y debutó en el cine en 2005 con Cautiva, una película aclamada por su sensibilidad social. Su carrera en televisión se popularizó con personajes destacados en Resistiré y Los Roldán, consolidándose luego como una figura versátil en producciones como Doble vida, El puntero y Mujeres asesinas.
Además de su labor en Argentina, desarrolló una trayectoria internacional: vivió en México durante dos años y medio, donde trabajó en la serie XY y en la película Bacalar, ambas bajo la dirección de Patricia Arriaga. De regreso al país, participó en ficciones como Sos mi hombre y Los ricos no piden permiso. También exploró el teatro con propuestas independientes como Depredadores.
Actualmente, co-produce la obra Imagen Velada que se presenta todos los martes, 20 horas, en el Teatro Astros. Además, se encuentra en plena preproducción de su primer podcast original junto a Spotify; y está grabando la nueva temporada de la serie Envidiosa.

Pollo: — Es asombroso la cantidad de personajes y series o películas de éxito que hiciste. ¿Esto es una elección, suerte o se dio un poco de todo?
Bárbara: — No sé si tuve suerte, no sé cómo explicarlo, pero gracias por decirlo. A veces siento que no trabajo, pero en realidad trabajo un montón. Hay meses que no tengo laburo y me gusta disfrutar de ese tiempo. Pero otras me pongo ansiosa y digo: “Quiero trabajar más”. Siempre estuve en proyectos muy buenos. No sé si fue suerte o destino, pero estoy contenta. Los Roldán, Mujeres Asesinas, El Puntero, ahora Envidiosa...
Pollo: — ¿Cómo seleccionas? Porque no son todos goles, me imagino.
Bárbara: — No, todos no. Hay veces que no. Me arriesgué varias veces. Recuerdo una vez que iba a protagonizar una película, me venía bien por la plata porque no estaba tapada de trabajo. Dije: “bueno, voy a hacer los ensayos” y al final sentí que no iba a estar bien, así que me bajé.
Pollo: — ¿Sos de sentir esas cosa, como que el cuerpo te dice?
Bárbara: — Sí, definitivamente. Me encanta lo que hago, pero lo pienso mucho. Al principio dudo, leo dos minutos y después digo: “Sí, ya está o no”.
Pollo: — ¿Y por qué decidiste irte a otro país en un buen momento de tu carrera?
Bárbara: — Me gustaba viajar. Empecé a hacerlo de chica por trabajo, fui a presentar películas. Irme a un lugar completamente desconocido que me gustó, me pareció adictivo. Ahora ya estoy más tranquila y ya sacié eso. Fui a México, a San Francisco, a Los Ángeles, voy y vengo, pero estoy más tranqui. Pero a los 20 años todo eso era exitante.
Pollo: — ¿Cuántos años estuviste en México?
Bárbara: — Casi tres años.
Pollo: — ¿Grabaste allá?
Bárbara: — Hice tres proyectos en México.
Pollo: — ¿Te conocen si andas por la calle en Ciudad de México?
Bárbara: — No tanto como acá. Pero me pasa que estuve en programas hiteros. Estuve en Soy tu Fan dos, que es una producción de Dolores Fonzi con Coca Novick. Me frenan mucho por la calle porque tiene un fandom enorme ese programa y ahora con Señor Influencer, que es una película en México donde interpreto una health coach de redes sociales que es perfecto para mí, y fue un exitazo tremendo. Pero sí me reconocen.
Pollo: — Contame un poco sobre Imagen Velada.
Bárbara: — Es una obra de teatro que estoy produciendo. Es una obra de Santiago Gobernori que había estrenado en septiembre pasado. Era muy nuevita e invité a las personas del Teatro Astros que tenían que decidir qué presentar, les encantó la obra y estrenamos el 14 de enero y nos está yendo bastante bien. Se presenta todos los martes a las 20 horas. Me encanta el elenco, son espectaculares estrellas del under. Yo lo que quería era llevar una obra más del off a Calle Corrientes. Hay un público que es muy fiel a Calle Corrientes y que quizás no te va el Galpón de Guevara a ver una obra.
Pollo: — Es un público distinto.
Bárbara: — Sí, parece que hay una diferencia, pero ahora hay un fenómeno nuevo que es que se está integrando esto. Entonces vemos las obras de las Marull, Suavecita de Cami Peralta, que pasó del off a una sala de Corrientes y está sucediendo. Por eso también hay una flexibilidad más grande. Y yo aproveché esa puertita...

Pollo: — ¿Es verdad que fuiste vecina de Xuxa?
Bárbara: —Sí, fui vecina de Xuxa.
Pollo: —¿Trabajaste con Xuxa?
Bárbara: —No.
Pollo: —¿Cómo llegaste a estar en su show?
Bárbara: —Yo quería entrar al show. Había algo de ese mundo que me parecía espectacular porque no había programas infantiles así. Cuando yo era niña, eran todos más tranqui. Este era luces, colores, música, botas y trajecitos (risas). Era hablar de la naturaleza, porque fue de las primeras personas que habló del cuidado de la naturaleza y sobre el cuidado ambiental. Y logré entrar y para mí fue impresionante.
Pollo: —¿Pero cómo lograste?
Bárbara: —De caradura. Cuando estaba en quinto grado y fui con mi tía. Averigué dónde queda el estudio porque no había internet, no había Google. Te tenían que chismear en dónde era el estudio. Y me dicen: “Pavón 244″. Le digo a mi tí: “Por favor, vamos” y me llevó.
Pollo: —Que confianza y paciencia la tía...
Bárbara: —Fuimos y estaba lleno de gente. Era un recital como ahora en los streams. Miles de personas formadas. Me acuerdo que vi un chico de seguridad atrás de las vallas y dije: “Este es el me va a dejar entrar”. Y así fui pasando a la gente. Confianza absoluta de nena. Cuando llegué al primer lugar lo saludé. Y al chico le causó gracia y se rió de mí. Yo estaba con cara de: porfi, déjeme entrar. Y me dijo: ¿Con quién estás? y le mostré a mi tía. ¿Tenés entradas?, me dice y yo no tenía. Pasaron horas, no sé, tres o cuatro y nosotros ahí paradas. En un momento llegan unos invitados y abren la valla. Y él me dice: “Dale, dale, dale”. Y pasé...
Pollo: —Un momento hermoso cuando te dejan pasar a algún lado.
Bárbara: —Me lo acuerdo como si estuviera entrando ahora. Fue un antes y después de mi vida porque entré al programa y me escondí atrás de un parlante porque yo no quería ir con los chicos. Yo quería ver, no quería estar ahí jugando y ser parte. Yo quería ver todo. Y me acuerdo que me puse a llorar. La vi a ella, ella me vio y me agarró de la mano. Estuve todo el programa con ella y me dio la famosa marquita que era como un premio que te daba al final del programa y para mí fue como que lo logré. Logré ese deseo tan grande y fue increíble. Y seis o siete meses después me entero que se viene a vivir a la vuelta de mi casa.
Pollo: —Es muy flashero.
Bárbara: —¡Muy flashero! Es un guion. Yo lo tengo escrito. Quiero algún día hacer una película. Para mí fueron mis primeras madrinas artísticas: Xuxa y Marlene Mattos (directora y productora, conocida por El show de Xuxa) me adoptaron y me decían: “Vos vas a ser actriz”. A mí me cambió la vida.
Pollo: — Eso es increíble, una historia de película.
Bárbara: — De hecho, se enteraron a mis 20 años cuando yo quedé como protagonista de mi primer película, Cautiva. Se enteran por amigos en común, me llamaron, me invitaron a Río y me mandaron a hacer limpieza de cutis (risas). Me dijeron: “Sabíamos que te ibas a dedicar al mundo artístico. Queremos llevarte al dermatólogo de Xu para que tengas la piel linda, estés preparada para tu primer película”, tipo madrinas. Las adoro. Aparte ellas aman Argentina también. Es un país que les dio mucho. Con Marlene sigo en contacto con Xuxa no tanto, pero la quiero muchísimo y le deseo lo mejor de la vida.
Pollo: — ¿Estás en pareja?
Bárbara: — Sí, hace casi dos años y medio.
Pollo: — ¿Seguís siendo fundamentalista de la “no convivencia”?
Bárbara: — No, yo no digo no convivir nunca. He convivido, pero ahora prefiero no convivir. También me da ilusión convivir. No es que digo que no. Me parece que hay que sacarle la presión y hay que valorar mucho lo que pasa en el momento y no necesariamente ir una cosa atrás de otra, que es algo muy compulsivo que tenemos los humanos. Esa cosa de estoy de novia, convivamos, tengamos un hijo, después otro hijo y eso. Siento que está bien no convivir tan apresuradamente.
Pollo: — ¿Cuál es la regla fundamental en tu pareja? Si es que hay.
Bárbara: — Confianza absoluta. Nada es tan grave y se habla todo. Todo se va hablando aunque duela. Y tampoco estar todo el tiempo preguntando obsesivamente las cosas. Si me tenés que contar algo, me la contás y si no, no pasa nada. Salí, viajá. Relación sana, honesta y de mucha confianza.
Pollo: — Me encantó. ¿Con quién te gustaría mucho trabajar a futuro?
Bárbara: — No sé con quién, pero sí me muero de ganas de hacer algo físico, como interpretar a una policía o detective. Que me digan: “tenés que entrenar, aprender a disparar, correr, saltar” y esas cosas. Estoy con ganas de ponerle más el cuerpo. Algo de suspenso, un policial, algo diferente. Cuando te dicen: “Hay que entrenar cuatro meses, cinco veces por semana al gimnasio”. “Dale, estoy”, sería mi respuesta.

Millón
El conductor invitó a la actriz a comprar todo lo que desee colocando una valija repleta de dólares sobre la mesa. El único requisito es que no se puede donar ni ser guardado como ahorro.
Pollo: —¿Qué comprarías?
Bárbara: —Con 400, me compraría algo en la naturaleza. Construiría una casita.
Pollo: —¿Dónde va a ser esto?
Bárbara: —Me gustaría tener un lugar en la naturaleza con mucho árbol, con energía sustentable.
Pollo: —¿El Sur, por ejemplo?
Bárbara: —Más cerca. Sí, más cerca. No sé bien en dónde, pero poder tener un espacio en donde pueda ser un refugio para mi y mis seres queridos. Tener ahí algo en donde eventualmente pasar más tiempo.
Pollo: —Te quedan 600 mil.
Bárbara: —Con 300 compraría un departamentito.
Pollo: —¿Tenés alguna zona en particular que te guste?
Bárbara: —Vicente López, Chacarita, Coghlan...
Pollo: —¿Sos propietaria?
Bárbara: —No. Sería para vivir yo.
Pollo: —Te quedan 300.000.
Bárbara: —30 lo usaría para darme gustos. Un viajecito...
Pollo: —¿A algún lugar en especial?
Bárbara: —A la playa iría, por ejemplo. Tengo muchos amigos en España y en Europa. Me gustaría estar en Mallorca, Ibiza, Formentera. También iría a algún lugar antiguo, como nada que ver con nuestra cultura. Un lugar histórico.
Pollo: —¿Toledo? En España.
Bárbara: —Sí, desde Marruecos hasta Stonehenge. En Inglaterra o no sé. Fui a Egipto hace unos años y me pareció espectacular. Hay un lugar que se llama Bután, que es cerrado al público y tenés que pagar bastante para poder acceder. Tenés que anotarte, tener una visa y encima pagar por día para estar ahí. Ahí está todo lo que es el budismo tibetano como muy en perfecto estado. Hay algo del arte antiguo que me fascina.
Pollo: —¿Y con los 270 que restan? ¿Qué harías?
Bárbara: —Los invertiría en algo que me de ganancia.