Sergio Goycochea, popularmente conocido como Goyco, es un exfutbolista argentino que se destacó como arquero. Su consagración llegó en el Mundial de Italia 1990, donde fue una figura clave en la clasificación de la selección argentina a la final, atajando penales decisivos contra Yugoslavia e Italia. Con la Albiceleste conquistó las Copas América de 1991 y 1993, la Copa FIFA Confederaciones 1992 y la Copa Artemio Franchi 1993.
Inició su carrera en Defensores Unidos y luego pasó por clubes como River Plate, Millonarios de Colombia, Racing Club y Newell’s Old Boys, donde se retiró en 1999. Tras su brillante actuación en Italia 90, se consolidó como arquero titular de la selección hasta mediados de esa década, aunque sufrió duras críticas tras la histórica derrota ante Colombia en 1993.
Además de su carrera deportiva, desarrolló una exitosa trayectoria en los medios de comunicación. Estudió periodismo y se destacó como conductor en programas deportivos y de entretenimiento. También incursionó en el modelaje y la actuación. Uno de sus momentos más recordados en televisión fue su participación en La noche del 10, el programa conducido por Diego Maradona, donde Goyco ofició de co-conductor y acompañó al ídolo en entrevistas a figuras internacionales.
Recientemente, se lanzó a un nuevo desafío en el mundo del entretenimiento. Conduce todos los sábados, a las 19 horas, El Juego por América TV. Se trata de un programa de competencias, grabado en exteriores, a orillas del Río Paraná, en Escobar. El ciclo consta de 13 capítulos y combina competencia física, destreza, estrategia y motricidad fina en diversas pruebas. La dinámica enfrenta a cuatro equipos que compiten a lo largo de toda la temporada, manteniendo la incertidumbre sobre el ganador hasta el final. Cristian Sancho y Celeste Muriega acompañan a Goycochea en la co-conducción y al frente de los equipos. Según explicó el exarquero, la propuesta lo motiva especialmente por el componente competitivo y el esfuerzo físico que implica cada prueba.

Leo: —¿Cómo es el retiro de un deportista de élite? ¿Te pegó a vos emocionalmente?
Goyco: —No, lo atravesé con facilidad. Pero el tránsito fue mucho más tranquilo de lo que imaginaba. Pero nunca sabes cómo va a ser una vez que decís: “Me retiro”. Uno imagina un tránsito y después hay que ver. Tiene que ver con cómo te agarra emocionalmente. Qué es lo te vuelve a despertar interés. Porque lo banal es decir: “Están todos salvados económicamente”. Sí, todo muy lindo. Está bueno no sufrir esas necesidades, pero sos un ser humano construido emocionalmente. Vos podés tener lo que sea, pero si no estás bien con vos mismo, no tenés motivación, te mirás al espejo y decís: “Hice esto 20 años, ¿ahora qué hago?”. ¿Cómo llenás toda esa adrenalina que te da el fútbol?"
Leo: —Y además, nada va a ser igual. Hay una adrenalina del deportista de élite que es inigualable a otra actividad...
Goyco: —Claro. Y te la renuevan todos los fines de semana. Porque jugás contra Boca, River, partido de Selección, Champions... Crecés en la presión y la exposición porque siempre te están contando las costillas y hoy más que nunca porque te equivocas en el partido y te hacen meme ya en el estadio mismo desde el celular.
Leo: —Y te pasó. Fuiste ídolo absoluto en el ’90 y después te dicen: “El Goyco ya no está, mirá el gol que se comió o salió tarde”.
Goyco: — Sí, totalmente. Y convivís con eso. Es una carga y es una parte de tu vida también. Porque cuando te retiras se convierte en: ¿Te acordás de lo que hiciste en...? (risas)
Leo: —¿Cómo hiciste para no regodearte en los logros pasados y meterte en el presente? Porque estudiaste periodismo y te metiste a trabajar en televisión...
Goyco: —Es como vos dijiste: cerrar la etapa. Se terminó. Abrís un cajón, ves la foto, recordás, pero es un capítulo cerrado. Eso fue también lo que me abrió y me permitió instalarme en los medios, con los riesgos, porque también lo que te permite rápidamente instalarte, no te da el tiempo para prepararte y podés hacer un chasco en dos minutos. Pero sepultar esa etapa como deportista es fundamental. El psicólogo me dijo en su momento: “Esto es como un familiar que se te murió”.
Leo: —El Goyco arquero murió...
Goyco: —Murió, no puede jugar más. O sea, puedo jugar con mis amigos. Pero ya no profesionalmente. Y es una cosa que tenés que aceptar. Es aceptar la realidad. Es lindo ser subcampeón del mundo, bicampeón de América, campeón de Inter Internacional contra Dinamarca, lo que hoy es Finalissima, campeón de la Copa Confederaciones... Gracias a Dios, tuve el afecto de la gente. Pero ese es un capítulo. Ponelo ahí en la alacena. Ya está, terminó. Después hubo muchos títulos con River, pero lo que me dio la condición de popular fue la Selección.
Leo: —¿Se puede preparar a un futbolista de élite para el retiro o no hay manera?
Goyco: —Yo creo que te pueden dar herramientas, pero no asegurarte el éxito. Es como mandarte a la selva: no es lo mismo si vas con un escarbadientes que con una ametralladora. Después es un proceso emocional individual. A mí no me interesó hacer el curso de técnico porque tenía claro que mi pasión pasaba por jugar.

Leo: —¿Te gusta más el fútbol de hoy o el de los ’90?
Goyco: —Son totalmente diferentes sobre todo en la velocidad. Creo que las presiones no han cambiado. Pero algo que no le envidio a los jugadores de hoy es la exposición, algunos por decisión propia en las redes, que se exponen, y otros, como te decía antes, porque te mandas una macana y te hacen meme en el mismo estadio. Antes tenía que pedir el gráfico para verlo, que salga el diario. Pero me gusta ver cómo ha cambiado. No me quedo estancado porque también en el análisis táctico y estratégico las cosas han cambiado. No me quedo con las cosas emocionales que sirven o servían hace 30 o 35 años atrás para resolverlo hoy, porque esta sociedad es diferente. Entonces, los pibes que juegan al fútbol hoy vienen de una sociedad que es diferente.
Leo: —¿Cómo te adaptaste en tu rol de analista?
Goyco: —No quedándome estancado porque sino terminamos en la discusión eterna de “antes era mejor o no”. Yo llegué a los 18 años a River sin representante, por ejemplo, de Defensores Unidos de Zárate.
Leo: —Hoy eso es impensado...
Goyco: —Hoy con 18 años si no jugaste en Primera, capaz que ya te dejan libre. O ya te tiene fichado desde los 13 o los 14 años. Inclusive, se escucha decir a veces: “Resolución en el vestuario”. Yo no la podía aplicarla porque llegué a un vestuario donde estaba Fillol, Tarantini, Gallego. Y el pibe hoy, que llega a los 17 o 18 años al vestuario, no sé cómo lo mira a los más grandes. Por eso digo que no es ni mejor ni peor, es diferente. Entonces, no podés analizar una situación con lo que te pasaba a vos cuando estabas construido de otra manera.
Leo: —Pero los pibes jóvenes que llegan a la Selección miran a Messi con respeto. Yo creo que hay un respeto por los grandes.
Goyco: —Pero estás hablando de Messi. Repito: yo creo que no era ni mejor ni peor antes, era diferentes. Pero yo porque mi papá me miraba y me cag*** en las patas porque mi abuelo era mi abuelo y yo llegué con esa construcción. Ni mejor ni peor. Entonces, cuando voy a un vestuario, ¿qué aplico? Lo que consumía todos los días en mi casa, la forma en la que me habían educado. Entonces, miraba donde se sentaba Fillol y si me tocaba sentarme en el suelo, me sentaba en el suelo y por ahí está mal. Pero era lo que se vivía en ese momento. Y no hablábamos porque hablaban los más grandes, como hablaba tu papá en tu casa. No es ni mejor ni peor. Digo, si te quedas en aquello y crees que es la única verdad, estás jodido.
Leo: —¿Cuál es tu Top Five de arqueros argentinos? Podés incluirte.
Goyco: —No, no. Técnicamente no me puedo incluir. Emocionalmente, a nivel de Selección, estoy en el podio y lo digo sin soberbia. Pero emocionalmente.
Leo: —Para mí estás...
Goyco: —Con el puesto número uno no tengo discusión: es el Pato Fillol para mí. Porque cuando vos decís desde lo técnico, también tiene que ver los logros.
Leo: —Para muchos puede ser el Dibu Martínez.
Goyco: —Claro. Para mí hoy, el Dibu Martínez, desde lo emocional, y no es una cuestión generacional, es más que el Pato Fillol porque a los grandes momentos individuales, le agregó logros. Tiene todo el combo. Hoy es el arquero con más incidencia en la selección argentina. Y fue elegido dos años seguidos el mejor el mundo. Fue finalista con protagonismo porque vos por ahí podés ser arquero de un equipo ganador, pero ¿te acordás quién era el arquero del Barcelona de Guardiola?
Leo: —No, ni te acordás…
Goyco: —Lo que hizo el Dibu es que tuvo participación como protagonista con los penales, las salvadas, con los buenos rendimientos, con lo histriónico que es y el carisma que tiene. Entonces, para mí está ubicado ahí. Obviamente, tenés lo generacional... Hoy tenés 47 millones de personas. Y al Pato le quedan diez palos de esas personas del ’78.

Leo: —¿Quiénes integran el podio?
Goyco: — Después al Loco Gatti no lo puedo dejar afuera porque marcó una época. A Amadeo no lo vi, pero también fue alguien que revolucionó el puesto. Hoy los pibitos lo ven normal, pero le ponés un video del Loco, que hace unos días nos ha dejado, y jugaba con los pies en los ’70 y en los ’80, cuando no era necesario y no lo hacía nadie. Esos tres no tienen discusión en cuanto a rendimiento y logros. Después, no es argentino pero a Chilavert lo pongo porque ha jugado en nuestro fútbol.
Leo: —¿Es difícil ser arquero?
Goyco: —Sí, totalmente. Primero, hay que aceptar que en el mejor partido te van a hacer un gol. No podés no aceptar el gol. Como dijo Federer, gané todo, fui el mejor del mundo, pero gané apenas el 52% de los puntos. Tenés que saber que te van a hacer goles. Fueron cambiando muchas cosas en el fútbol, lo único que no cambió es que se sigue decidiendo por goles y el arquero está en el último eslabón.
Leo: —¿Por qué para muchos de los jugadores de la Selección, Diego Maradona fue más un amigo que el mejor jugador?
Goyco: —Porque ahí era un jugador, era compañero. Afuera era Maradona, adentro era el que se quería divertir, que contaba un chiste, que se reía de sí mismo...
Leo: —Y en la Noche del 10. ¿Era igual?
Goyco: — Sí, también. Tenía los caprichos lógicos que tenía cualquiera. Pero lo disfrutó. Se manejó como pudo solo. La mejor definición de Diego es: “Me dieron una patada en el c*** de Fiorito a la cima del mundo”. En el camino ese ¿quién está? ¿Quién se prepara y quien te prepara para eso? Yo siempre digo, el 8 de junio del ’90 estaba sentado en el banquito contra Camerún. El día anterior le dije a mi papá: “Grabá cuando esté en el banco de suplentes”. El 30 de junio, después de Yugoslavia, había gente en el Obelisco con carteles con mi foto y gritando mi nombre. 22 días habían pasado. ¿Qué profesión te pone al palo así?
Leo: —Siempre es entre el fracaso y la gloria...
Goyco: —25 días después de ese 8 de junio era un ídolo popular. ¿Quién te prepara para eso? A él tampoco nadie lo preparó para eso.