Marta Fort es modelo e influencer, hija del empresario y mediático Ricardo Fort y hermana melliza de Felipe Fort. En los últimos años ha comenzado a forjar su propio camino en el mundo de la moda, colaborando con marcas de lujo y participando en eventos internacionales.
Con una fuerte presencia en redes sociales, especialmente en Instagram, donde tiene una comunidad que supera los 900 mil seguidores, se ha consolidado como una figura influyente en el ámbito digital gracias a sus contenidos sobre estilo de vida fitness y hábitos saludables. Su sueño es desarrollarse también en el canto y la actuación.

Rulo: — Hace poco estuvo tu hermano aquí en Desencriptados y contó cómo se maneja con sus amigos y los viajes que hacen. ¿Lo viste?
Marta: — Sí, vi algunos cortes. Es un poco sugar daddy (risas).
Rulo: — ¿Y vos cómo sos? ¿Invitas a tus amigos?
Marta: — Yo en realidad siempre que hago viajes por mi cumpleaños los invito. No es que los llamo y les digo: “Che, vamos a Tulum”. Pero soy un poco más consciente, por así decirlo y también soy muy desconfiada.
Rulo: — ¿En qué sentido?
Marta: — Con el tema de lo social y lo económico. Yo los invito a un viaje más que nada por mi cumpleaños a alguna amistad de años, que me deja segura a mí que no es porque me estén usando y demás. Después si vamos a comer o hacemos otro tipo de viaje en alguna fecha que no sea mi cumpleaños, cada uno se paga lo suyo.
Rulo: — Es como debe ser en realidad...
Marta: — A mí no me gusta malacostumbrar a la gente. Esa es la cuestión. Claro que cuando invito a alguien, primero lo mido y veo que no vaya por ese lado. Porque hoy en día hay mucha gente que tiene este sueño de tener su sugar daddy o sugar mami, de no trabajar y que le paguen todo de arriba...
Rulo: — ¿Cómo le sacas la ficha a alguien? ¿En la conversación?
Marta: — Claro.
Rulo: — ¿Qué es lo que te hizo tan desconfiada?
Marta: — Y un poco el contexto. Yo crecí en un ámbito, en una familia, con un padre muy mediático. Conviví con lo que era lo bueno y lo malo de tener fama, de tener plata. Hay un montón de cosas que vi en ese momento que no quiero para mí, por eso soy fría, desconfiada y todo eso. Son cosas que me quedaron de aquel momento.
Rulo: — ¿Sentís que te estás manejando bien con la plata?
Marta: — Sí, lo vengo llevando bien. No es una posición fácil para tener a corta edad y que no haya hoy por hoy un referente que me dé consejos, me enseñe de plata y demás. Por eso está bueno ser desconfiada justamente para eso. A mí también me gusta ser así, un poco como retraída, fría y no confiar en cualquiera.

Rulo: — Este año desfilaste por primera vez en Punta del Este. ¿Cómo fue esa experiencia?
Marta: — Tenía mucha, no sé si vergüenza o qué, por un tema médico que tengo de nacimiento. Yo sé que la gente no se fija en eso y me ve a mí desfilando y chau. Pero yo mentalmente estaba súper nerviosa con el tema de cómo iba a caminar.
Rulo: — Vos tuviste una parálisis del cuerpo cuando eras chica.
Marta: — Claro. En realidad tuve una hemiparesia del lado derecho cuando nací. No estoy inmóvil, pero sí tengo menos fuerza del lado derecho que del izquierdo. Por toda la kinesiología que tengo arriba, el gimnasio y demás no se nota tanto, pero yo que sé que lo tengo y es en ese trabajo en específico estaba muy preocupada por cómo lo iba a hacer.
Rulo: — Para que no se note…
Marta: — Sí. Para caminar como el resto de las modelos que no tienen nada. Yo sé que cada uno tiene lo suyo y todos están en la misma. Después la pasé bien, pero en el making, en el proceso, fue difícil.
Rulo: — ¿En qué te gustaría destacarse ya que tenés la posibilidad de elegir sin estar condicionada por lo económico?
Marta: — Siempre lo que más me gustó fue el canto.
Rulo: — ¿Cantas bien?
Marta: — Canto bien porque hace años que lo hago, desde muy chica. Eso sería un proyecto que en algún momento me gustaría hacer y también la actuación me gusta mucho. La pasé bien cuando hice la serie (El Comandante Fort) y dije: “Bueno, podría actuar también”.
Rulo: — ¿Ser la hija de Ricardo Fort te incomoda o te gusta ser reconocida de esa manera?
Marta: — Me incomoda cero. Mi papá fue famoso, hizo las cosas que hizo y por suerte le salió bien y tan bien que hasta el día de hoy lo siguen recordando. Si me da gracia la gente que se sigue refiriendo a mí como Martita, porque claro, toda la gente me conoce como Martita desde chiquita para diferenciarme del nombre de mi abuela. Pero ya a los 21 años que me digan Martita…
Rulo: — ¡Ya sos Marta!
Marta: — No me molesta, me da risa. Pero como que no sé, siento que me dice Martita como una nenita.

Por sí o por no
El conductor la invitó a responder el cuestionario utilizando los carteles de Sí o No, según corresponda. Entre los temas abordados estuvieron: la conexión con su padre, los recuerdos de la infancia junto a él y la relación con su hermano.
Rulo: — ¿Es verdad que le rezas a Ricardo Fort en vez de a Dios?
Marta: — No algo que hago todos los días, pero sí cuando siento que necesito algún tipo de guía, de respuesta a alguna pregunta o algo, sí le rezo por así decirlo. Y me ha funcionado, ¿eh?
Rulo: — ¿Sí? Está el Comandante ahí viendo todo…
Marta: — Yo siempre digo que por más que físicamente no esté conmigo nunca sentí su ausencia a nivel energético. Siempre que lo necesité por A o por B, su mensaje me ha llegado.
Rulo: — ¿Ricardo fue un buen papá?
Marta: — ¿No hay un medio entre sí y no? (risas). Mal papá no fue. Por suerte no tengo nada negativo para decir de él. Sí, quizás esto es algo que él se dio cuenta medio tarde, y era que al estar tan ocupado en “¿qué hago hoy? ¿qué se puede hacer?”, el rating y todo eso, ocupado en la vida farandulera que él tenía, quizás eso le quitaba un poco de tiempo para pasarlo con nosotros o estar más presente.
Rulo: — ¿A veces no estaba tanto en la casa?
Marta: — No, en la casa estaba bastante. Pero a raíz de eso a nosotros nos criaron las niñeras. Estábamos acompañados por él, pero al tener una vida muy activa, con la tele y demás, quizás no era un padre que iba a la escuela y esas cosas. Sí, hacíamos viajes juntos y esas cosas. Pero lo único que podría recriminarle es eso. Igual, entiendo que es difícil de equilibrar y tampoco te digo que nos dio cero pelota. Pero me hubiera gustado que le diera un poco más de equilibrio.
Rulo: — ¿Te daba consejos? ¿Te acordás de alguna enseñanza que te haya dejado?
Marta: — Creo que él era una de las pocas personas con las que yo sí podía ser afectiva físicamente. La verdad que sí la pasábamos bien con él.

Rulo: — ¿Sos posesiva con tu hermano?
Marta: — Sí, re. Yo creo que cualquier chonga, novia, ex, todo, o me odian o me habrán odiado (risas).
Rulo: — ¿Por qué? Porque las limpiabas.
Marta: — Sí, yo las limpiaba…
Rulo: — Con lo desconfiada que sos, le decías: “¡Te viene a comer la billetera!”.
Marta: — Sí (risas). Yo le llenaba la cabeza a mi hermano de cualquier mujer que veía o se le acercaba. Siempre fui muy desconfiada.
Rulo: — ¿Les hacías alguna maldad?
Marta: — La última novia que tuvo...
Rulo: — ¿Con la que se tatuaron un mordisco?
Marta: — Sí, ellos estuvieron como dos años. El primer año le hice la vida imposible, ya después la conocí y después hasta fuimos a comer juntos.
Rulo: — La aceptaste.
Marta: — Sí. Pero es como regla que yo siempre les tengo que hacer la vida imposible a las chongas de mi hermano desde un primer momento para tratar de filtrarlas. Yo antes de pensar bien de la persona, pienso mal y si me demuestra lo contrario, joya.