No fue mi culpa es la nueva producción de Star Plus que, más allá de ser una serie, es un llamado de alerta respecto a los feminicidios y los casos de maltrato a la mujer que no se detienen en el mundo. La producción tiene diez episodios en su primera temporada, y cada uno de ellos cuenta la historia de una mujer diferente. Sus crudos relatos están inspirados en casos reales de violencia de género.
“Es una serie que habla del maltrato a la mujer, de los abusos en sus diversas maneras hasta llegar al feminicidio. Es una problemática que nos aqueja cada día más y que pareciera se está volviendo paisaje. Pareciera que estamos normalizando estos hechos. Es una producción en tono de denuncia social para que nos veamos reflejados como sociedad, para que nos pensemos, para que la veamos en familia, y para que nos enteremos de que 1 de cada 3 mujeres es abusada de alguna manera”, le contó Marcela Mar a Infobae.

Aunque son casos distintos, todos están unidos por un hilo conductor, exactamente por un personaje: Ángela. Precisamente, este es el rol de Marcela Mar dentro de la historia. Ángela Iregui es una abogada que lleva mucho tiempo sin litigar. Sin embargo, un brutal caso de feminicidio, que ocurre en el primer episodio, la hace cambiar de opinión. A partir de ese momento se convierte en una luchadora incansable de las mujeres, buscando justicia y condenas razonables para los victimarios.
“Ángela es una mujer que está en un duelo que no ha resuelto, ella perdió a su esposo, no hace mucho, y está tratando de superarlo, pero digamos que no ha podido continuar con su vida. Es una madre de dos hijos que están en la preadolescencia y adolescencia, entonces, nos asoma a algunas situaciones que vive una mamá soltera, y paralelo a eso ella decide apoyar a las víctimas. Entonces, vemos también este carácter de una mujer que se abandona a sí misma por ayudar a las otras, y en el último episodio vamos a ver cómo esto que ella ha querido esconder debajo del tapete se le va a poner de frente”.

Pero Ángela no estará sola en esta lucha. La acompañan otros grandes abogados, que investigarán a fondo cada uno de los casos y buscarán la tan anhelada justicia. Uno de ellos es Roberto, interpretado por Rashed Estefenn. El actor también habló con Infobae sobre esta serie y su personaje:
“Roberto vive frustrado y es una frustración muy contradictoria porque es un tipo que lo tiene todo en la vida: ha hecho todo, tienes las mejores posibilidades, las mejores universidades, los mejores bienes, una familia muy adinerada, pero está vacío. Entonces, llega este llamado que le hace Ángela y el tipo queda completamente encontrado y dice: ‘No me importa nada, me pongo a disposición, al servicio’. Tanto para Rashed, como para Roberto, la misión era ser el soporte de Marcela y de Ángela. Era entender muy bien el rol, es decir, cuándo estar presente para devolver el balón en el momento indicado”.

El artista también se refirió al duro trabajo que hubo detrás de cámaras. Y no se trató de algo físico, sino emocional.
“En cuanto a las grabaciones, técnicamente fue simple porque la labor que hizo la producción lo hizo sencillo para nosotros, pero desde lo emocional fue difícil, porque no había caso suave. Tanto así, que a Marcela le recomendaron tener sesiones de terapia por lo crudo que iba a ser esto. Y es que uno llegaba al set, veía las imágenes de nuestras compañeras y era espeluznante”.
No fue mi culpa busca que los espectadores, más allá de conmoverse con cada una de las historias, reflexionen acerca de lo que está pasando actualmente en la sociedad y se conviertan en piezas claves para disminuir, y por qué no, acabar con este tipo de violencia.
“Es un llamado a que seamos mucho más radicales y que cuando veamos una situación de abuso, de maltrato, no nos quedemos callados, ni calladas. Ahí es donde entramos todos a jugar. No podemos seguir siendo pasivos ante estos hechos, hasta llegar a lo más macabro que es una muerte. Esta producción también es un llamado a la justicia, a que no dejen vencer los términos y a que apresen a los agresores”, sumó Marcela Mar.

Por su parte, Rashed concluyó que: “No fue mi culpa es un doloroso y bello homenaje a todas estas mujeres y sus familias. No fue mi culpa también es una reiteración a la alerta. Ahora, después de haber participado en esta espectacular aventura, lo que más me llevo es el llamado de atención a profundizar sobre la manera cómo los hombres nos angulamos, nos colocamos respecto a este tipo de conductas. El cuento de Caperucita roja es claro, todos sabemos el cuento, y, aun así, a Caperucita se la comen. No podemos esperar a que ocurra esto. En el noventa y tanto por ciento de los casos el victimario es conocido, es del círculo cercano de la víctima, familiar. Muchísimos de esos casos tienen antecedentes”.
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