
Este domingo los porteños elegirán a los nuevos 30 diputados que ingresarán en la Legislatura de la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, qué candidatos pasarán a ocupar una banca y cómo quedará la relación de fuerza entre los bloques serán datos casi anecdóticos. El verdadero resultado de la elección se medirá en otros términos, con lecturas en clave nacional o con proyecciones para las próximas elecciones a jefe de Gobierno.
La elección de CABA tomó una dimensión inesperada y algunos analistas incluso la calificaron como la nueva “madre de todas las batallas”, una expresión históricamente reservada para los comicios bonaerenses. Otros señalaron que se convirtió en una suerte de PASO que definirá la relación de fuerzas entre el PRO y La Libertad Avanza.
Ambos enfoques coinciden en que los principales protagonistas de la contienda son los partidos que buscan representar al electorado que va desde el centro a la derecha extrema. Incluso a pesar de que el peronismo tiene chances reales de quedar en primer lugar gracias a la fragmentación de sus rivales.
La cruda disputa de poder entre LLA y el PRO
El jefe de Gobierno Jorge Macri decidió en tándem con su primo, el ex presidente Mauricio Macri, adelantar la elección para cortar el efecto arrastre de las boletas nacionales (temían a figuras taquilleras como Karina Milei o Patricia Bullrich) y capitalizar la marca PRO en el distrito que controlan hace 17 años. Al mismo tiempo, nunca renunciaron a la idea de llegar a un acuerdo electoral con los libertarios.
El Gobierno, en cambio, hizo otra lectura. Jugó a fondo con la candidatura del vocero presidencial Manuel Adorni y apuntaló la campaña con un rol protagónico de Javier Milei y la Secretaria General, Karina Milei. Nacionalizó el discurso al máximo con promesas de aplicar las mismas políticas (motosierra) a nivel local y convirtió los comicios en un plebiscito de la gestión de Milei.

Si derrotan al PRO -que encabeza su boleta con Silvia Lospennato- en su propio bastión la negociación de un acuerdo en la provincia de Buenos Aires será muy diferente. Mucho más parecida a una absorción o a una rendición incondicional. Al mismo tiempo, dejará el terreno preparado de cara al 2027, con Manuel Adorni como candidato claro para la Jefatura de Gobierno.
La virulencia de Milei en el acto de cierre de campaña, donde aseguró que los “fracasado amarillos” terminarían en cuarto puesto, dejó en evidencia en deseo sepultar al PRO y terminar de acaparar los votos macristas que todavía son reticentes a dar el salto a las “Fuerzas del Cielo”.
Macri se juega la conducción del espacio que fundó hace más de 20 años. El PRO ya tuvo fugas por derecha con Patricia Bullrich y por el centro con Horacio Rodríguez Larreta. Un mal resultado además desencadenará un efecto dominó con la fractura del bloque de diputados nacionales -que ya entró en proceso de descomposición- y el salto de otros dirigentes de peso e intendentes a las filas libertarias en la provincia de Buenos Aires.
Solo un resultado contundente que demuestre que la marca PRO tiene algo diferente que ofrecer a la sociedad le permitirá seguir con su plan original de negociar -de igual a igual- con los libertarios una integración ordenada.
La vuelta a las bases de Rodríguez Larreta
El PRO quedó en una encrucijada, en parte, por no haber previsto la candidatura de Horacio Rodríguez Larreta, que posiblemente le robará un porcentaje clave de votos que le habrían permitido tener más holgura en su disputa con LLA.
El ex jefe de Gobierno sueña con llegar a los dos dígitos para empezar a andar desde la Legislatura el camino de vuelta a la sede de Gobierno. No solo volvió al distrito que lo catapultó a la escena nacional sino al perfil que mejor le sienta, el de gestor. Con un discurso exclusivamente enfocado en la gestión local, lo más lejos posible de otros políticos, las internas y de las peleas nacionales, apuntó al vecino disconforme que añora volver a la edad de oro del macrismo, cuando las obras de infraestructura eran las joyas de la administración.
La apuesta de Larreta también es altísima. Se juega todo porque tras la debacle de su campaña presidencial, donde perdió por paliza con Patricia Bullrich a pesar de contar con una clara ventaja en cuanto a recursos, no puede darse el lujo de otra catástrofe electoral. Ya bajó de candidato favorito para la Presidencia a candidato a legislador porteño. No hay más escalones por descender.
La oportunidad histórica del peronismo
Por su parte, el peronismo observa cómo los planetas se alinean en su favor y dejan a Leandro Santoro con un triunfo al alcance de las manos en un distrito que se ha mostrado históricamente refractario. Sería una victoria hasta hace meses impensada. Por obra de la fragmentación de las opciones de derecha y centro derecha, Es Ahora Buenos Aires podría cantar victoria hasta sin necesidad de ampliar su electorado. Con sacar entre 25 y 30 puntos, como ya hizo en 2023 y 2021, puede dar el batacazo y quedar primero.
Santoro ya fue legislador porteño y es diputado nacional por ese distrito. Es la figura mejor instalada y, más importante aún, sobrevuela la cruda interna peronista. Impulsado por Juan Manuel Olmos como candidato de consenso, recibió el visto bueno del kirchnerismo (representado por Mariano Recalde) y de Victor Santa María, otro de los hombres fuertes del PJ porteño.
El peronismo apostó nuevamente por una figura más bien identificada con el progresismo -la misma estrategia que llevó a Matías Lammens como candidato a jefe de Gobierno en 2019- y una campaña sin ninguna referencia a Cristina Kirchner, Alberto Fernández o Sergio Massa. Hasta cambiaron el tradicional celeste por un verde fluorescente para identificar la lista.
Si gana Santoro será candidato puesto para disputar -otra vez- la jefatura de Gobierno dentro de dos años. Aunque deberá sortear un balotaje casi obligatorio (para ganar en primera vuelta en CABA hay que sacar más del 50% de los votos) que necesariamente aglutinará al electorado del PRO y LLA.
Test para el primer desprendimiento libertario
Ramiro Marra fue uno de los fundadores de La Libertad Avanza y representó a la fuerza de Milei en 2023 como candidato a jefe de Gobierno (quedó tercero con 14% de los votos). Era la figura más instalada de los libertarios en la ciudad de Buenos Aires y presidía el bloque violeta en la Legislatura. Sin embargo, su suerte cambió cuando se enfrentó con Karina Milei.

La Secretaria General primero intentó correrlo como jefe de bloque para poner en su lugar a Pilar Ramirez y la bancada terminó fracturada. Karina Milei nunca dejó trascender exactamente a qué se debió la ruptura pero la excusa formal para expulsarlo del partido fue que Marra votó el proyecto de Presupuesto 2025 de Jorge Macri que subía impuestos.
Marra eligió el silencio. Nunca confrontó directamente con Karina y siguió defendiendo públicamente la gestión nacional de Javier Milei. Tampoco le tiró a su contrincante Manuel Adorni durante la campaña. Pero decidió medirse en la arena electoral y su performance, al igual que la de Larreta, podría ser determinante: los votos que le roben a sus viejos partidos, LLA y el PRO, respectivamente, pueden cambiar el orden del podio.
Máxima fragmentación de la oferta electoral
La pantalla para votar mostrará 17 candidatos. Entre los que se destacan el peronista de ascendencia coreana Alejandro Kim, en representación del espacio de Guillermo Moreno, y el ex jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina. Ambos aseguran representar el “verdadero peronismo” y remarcan con malicia el origen radical de Leandro Santoro.

El Frente de Izquierda lleva a Vanina Biasi, actual diputada nacional, y apuesta por retener las dos bancas que pone en juego. La acompañan Celeste Fierro y Pablo Almeida.
La curiosidad más destacable fue la decisión del técnico de fútbol Ricardo Caruso Lombardi de encabezar la boleta del MID, el partido del diputado nacional oficialista Oscar Zago. Sin ninguna experiencia política, apostó por su carisma y manejo mediático para instalarse entre la multitud de opciones. “Por lo menos votemos caras nuevas”, repitió en cada entrevista que dio durante las últimas semanas.

Otra novedad fue la incursión de Lula Levy, una joven de 29 años que ganó notoriedad como presidente de la FUBA durante las protestas del año pasado contra el recorte presupuestario de Milei del año pasado. El radicalismo que conduce Martín Lousteau va en coalición con el Partido Socialista de Roy Cortina y el GEN de Margarita Stolbizer.
La lilita Paula Oliveto, el sindicalista Marcelo Peretta, los nacionalistas Mila Zurbriggen y Alejandro Biondini, María Eva Koutsovitis, Federico Winokur y Yamil Santoro completan la grilla de candidatos.
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